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No fue a propósito

Investigación afirma que el coronavirus “no fue construido en un laboratorio”

Tras realizar un análisis de los datos genómicos del virus, un estudio de científicos del Scripps Research Institute de Estados Unidos concluyó que el SARS-CoV-2, "no fue construido en un laboratorio ni manipulado a propósito"


El coronavirus que causa la actual pandemia mundial, el SARS-CoV-2, “no fue construido en un laboratorio ni manipulado a propósito”, concluyó un estudio de científicos del Scripps Research Institute de Estados Unidos tras realizar un análisis de los datos genómicos del virus.

“Nuestros análisis muestran claramente que el SARS-CoV-2 no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito”, dice concluyente el artículo publicado recientemente en la revista Nature Medicine.

Sobre la base de los estudios estructurales y experimentos bioquímicos, los investigadores encontraron que el SARS-CoV-2 “parece” tener un dominio de unión al receptor (RBD) (la parte que se adhiere a las células que infecta) que se une con alta afinidad a una enzima denominada ACE 2 que está presente en humanos, hurones, gatos y otras especies.

Sin embargo, “los análisis computacionales predicen que la interacción no es ideal y que la secuencia RBD es diferente de las que se muestran en el SARS-CoV (el coronavirus anterior que apareció en China en 2002) para ser óptimas para la unión del receptor”, indicó el trabajo.

Esto significaría que el SARS-CoV-2 puede haber generado otra interacción diferente a los comportamientos de los anteriores coronavirus que habían afectado a humanos, lo que para los científicos “es una fuerte evidencia que no es producto de una manipulación intencionada”.

Otro argumento de los investigadores para refutar la teoría de la creación en el laboratorio es que “los datos genéticos muestran irrefutablemente que el SARS-CoV-2 no se deriva de ningún esqueleto de virus usado previamente”.

El artículo propone dos posibles caminos del nacimiento del virus: “selección natural en un huésped animal antes de la transferencia zoonótica”, esto es que se haya formado en un animal y luego haya pasado a los humanos; o “selección natural en humanos después de la transferencia zoonótica”, es decir que haya “saltado” a un cuerpo humano y se haya adaptado allí.

En referencia al primer escenario, los investigadores plantearon que “como muchos de los primeros casos de Covid-19 estaban vinculados al mercado de Huanan en Wuhan es posible que haya una fuente animal presente en este lugar”.

Y explicó que “dada la similitud del SARS-CoV-2 con los coronavirus similares a los del SARS-CoV es probable que los murciélagos hayan servido como reservorios, aunque el coronavirus que ellos tienen no se comporta igual; también es similar el coronavirus que tienen los pangolines, unos mamíferos comunes en zonas tropicales de Asia y África.

“La comprensión detallada de cómo un virus animal saltó los límites de las especies para infectar a los humanos de manera productiva ayudará a prevenir futuros eventos zoonóticos. Por ejemplo, si el SARS-CoV-2 se preadapta en otra especie animal, existe el riesgo de futuros eventos de reaparición”, aseguraron los científicos.

En ese sentido, agregaron que “por el contrario, si el proceso de adaptación se produjo en humanos (…) es poco probable que despeguen sin la misma serie de mutaciones”.

La semana pasada, altos funcionarios de China deslizaron en declaraciones públicas y en sus redes que el virus podría haber sido llevado a este país por Estados Unidos.

En ese sentido, el propio vocero de la Cancillería china, Zhao Lijian, escribió el 12 de marzo por la noche en Twitter que “podría haber sido el Ejército de Estados Unidos el que trajo la epidemia a Wuhan”, aunque no mostró ninguna prueba.

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