Policiales

CASO QUE CONMUEVE

Internaron en Oliveros al autor del doble femicidio y no lo imputaron

“Soy un hijo de puta”. Fue lo único que dijo en la audiencia Ivan F., que el martes a la mañana mató a su mujer de 33 años y a su hija de dos. Los informes médicos se contraponen y esperan el análisis de una junta médica.


Con una chomba celeste a rayas blanca y bermudas de baño llegó Iván F. a la sala de audiencias. Estaba esposado, con dos custodios a sus espaldas. Uno de ellos llevaba guantes de látex. El acusado se tapaba la cara con las manos, lagrimeaba. Esperó la llegada del juez junto a su defensor, al que prácticamente no miró. La imputación en su contra por el doble femicidio de su esposa e hija de 2 años se suspendió. El fiscal solicitó su internación y la realización de una junta médica para determinar su capacidad al momento del hecho, lo que fue admitido por el juez. Sólo se escuchó su voz cuando el magistrado le preguntó el nombre, atinó a decir, en forma entrecortada: Iván. Hizo un silencio y agregó: “soy un hijo de puta”. Su defensor intervino y evitó que siguiera hablando. La mayor parte de la audiencia se tapó la cara, incluso puso sus brazos sobre el escritorio y apoyó su cabeza sobre ellos. Atinó a pararse una vez, cuando el fiscal hizo una escueta referencia a las víctimas: “Los cuerpos tenían múltiples heridas al punto de no poder contarlas, en el rostro, ojos, oídos y tórax”. En ese momento los custodios lo sentaron y el hombre lloró.

El crimen

Iván Lucas F. estaba en el living, completamente ensangrentado y en calzoncillos. A su lado fueron halladas las víctimas, madre e hija apuñaladas en una cantidad incansable de veces. Las heridas se centralizaron en el rostro, oídos y el tórax. En todas las habitaciones había manchas de sangre. Suponen que Iván caminó por todos los ambientes de la casa luego del crimen. Unos pantalones ensangrentados estaban sobre la cama, presumen que los tenía puestos al momento del hecho. En la bacha de la pileta de la cocina encontraron un cuchillo, tipo tramontina, con manchas de sangre.

Un amigo de Iván F. fue hasta la casa el martes a la mañana. Sin asomarse le gritó que no iba a abrir la puerta. La pesquisa estima que avisó a la familia del hombre y el padre de Iván F. fue hasta la propiedad alquilada, ubicada en Villarino al 3700 (barrio Acindar), con la Policía. Entraron por los fondos y se encontraron con una escena estremecedora que conmovió incluso a los propios investigadores. Las víctimas, Fernanda Laconca y su hija de 2 años, Camila, estaban juntas, apuñaladas hasta el cansancio. Era el mediodía; el fiscal estima que los crímenes se produjeron en horas de la mañana.

Lúcido y orientado

Iván F. tenía heridas múltiples en las palmas de las manos; en una de ellas un corte que necesitaba atención médica pero se negó. Dijo no recordar el doble crimen, pero tiene períodos de lucidez. Le dijo a la profesional que la atendió que había hecho un tratamiento psiquiátrico que suspendió, afirmó ser el anticristo y agregó que se iba a suicidar. La médica lo atendió en la comisaría y sugirió una evaluación por un gabinete psiquiátrico y su traslado a un centro donde se resguarde su integridad física. A raíz de ello el fiscal Florentino Malaponte pidió su remisión al Hospital Psiquiátrico Agudo Ávila para su revisión: está lúcido, vigil y orientado. Con discurso escaso e inducido, con actitud suspicaz, mirada esquiva. No despliega fenómenos productivos o signos de agresividad o impulsividad. Dijo no estar en condiciones de hablar y no pudo especificar si estaba en tratamiento médico. Fue medicado. La profesional propuso supervisión las 24 horas y reevaluación por un equipo interdisciplinario.

En la casa además se encontraron dos certificados. Uno hace referencia al alta médica de una internación psiquiátrica en una clínica privada de calle Oroño al 1400. Está fechada el 22 de febrero. El documento aclara la necesidad de continuar con tratamiento psiquiátrico y psicológico ambulatorio. El segundo data del 23 de marzo y consta el acta laboral, aunque recalca la necesidad de seguir con un tratamiento farmacológico. El fiscal agregó atenciones médicas a domicilio con fines psiquiátricos.

Malaponte pidió la internación para la realización de una junta médica. Dijo que hay elementos que indican que “estamos ante una persona capaz y otros que indican lo contrario”, refirió. El defensor oficial Diego Villar no se opuso y el juez hizo lugar al pedido, suspendió la imputación hasta el resultado de los exámenes psiquiátricos a los fines de determinar si comprende la criminalidad del doble femicidio. Dispuso la internación en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros sin plazo y ordenó la constitución de una junta médica.