En una audiencia imputativa presidida por el juez penal Luis María Caterina, el fiscal Florentino Malaponte acusó a Ramón G. de integrar la banda de Los Picudos y de haber formado parte del “plan homicida” que puso fin a la vida de Carlos Cabrera. El magistrado dictó prisión preventiva sin plazo.
Carlos Cabrera fue asesinado la tarde del 7 de octubre del año pasado en Arroyo Seco. Festejaba el cumpleaños de un familiar en Independencia al 1500 cuando la banda de Los Picudos fue a buscarlo. Según la teoría del fiscal, existió una “plan homicida” que consistió en el reparto de tareas de quienes participaron de la agresión, siendo cada aporte fundamental para lograr el resultado mortal.
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Además de Ramón G., otras cinco personas ya fueron imputadas por este hecho y permanecen en prisión preventiva. Para Malaponte, todos ellos ejercieron violencia para reducir a la víctima y crear la oportunidad de efectuar el disparo. Incluso después de haber matado a Cabrera siguieron golpeándolo e impidieron que sus familiares pudieran auxiliarlo. Según el fiscal, esto evidencia la intención homicida de quienes participaron, pese a que solo uno efectuó los disparos.
Cuando fue el turno de la defensa, Ramón G dijo que no tenía nada que ver y que sabía quién fue el que disparó el arma. En un principio no quiso identificarlo con nombre y apellido por temor a sufrir represalias, pero luego lo hizo. Apuntó a uno de los hombres que Malaponte ya imputó y está preso preventivamente. Ramón G. contó que él intervino en el hecho sólo para quitarle el arma a uno de Los Picudos para que no hiriera a nadie más, pero que luego se la quitaron. No supo precisar qué pasó con el revolver, que todavía no pudo ser encontrado.
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El juez Caterina resolvió dictar prisión preventiva para el acusado por considerar la teoría del fiscal mejor fundamentada, quien se basó en el testimonio de tres personas que ubican al imputado en el lugar del hecho con el arma de fuego y según quienes habría llegado a la escena del crimen con el revolver.
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