Ciudad

Integración y tecnología, los ejes de los próximos pasos

A horas de dejar su cargo, el secretario de Salud Lelio Mangiaterra trazó un balance de la gestión.

Por Agustín Aranda.- En unas horas más, Lelio Mangiaterra dejará formalmente de ser el secretario de Salud de la Municipalidad de Rosario, aunque continuará ligado a la función pública desde otro ámbito. En diálogo con El Ciudadano, el funcionario saliente realizó el balance de gestión en un área que es prioritaria para el proyecto político de los gobiernos socialistas, en la que le tocó lidiar con problemáticas como faltante de camas, crecimiento de hechos de violencia en efectores públicos y temas polémicos, como la ley de Protección al Paciente.

De especialidad laboratorista, Mangiaterra, que será reemplazado por Adela Armando, trabaja en la salud local desde 1969. De vocación de gestión, porque “esto es lo que permite un contexto para que los profesionales puedan brindar el mejor servicio médico”, pasó los últimos 20 años en la primera línea de fuego de políticas sanitarias a nivel provincial y municipal.

Uno de los problemas más atendidos por su gestión fue la inseguridad en las guardias y agresiones a empleados de la salud local. Según Mangiaterra, los nosocomios más castigados por familiares, heridos trasnochados o bajo la influencia narcóticos, son el Roque Sanz Peña, Alberdi y el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. La tarea no es sencilla, ya que en promedio son atendidos unos 150 pacientes por día en cada uno de estos centros de salud.

“Con un trabajo de equipo entre administrativos, empresas de seguridad, médicos, enfermeros y apoyo de la Policía se logró mejorar la comunicación para una mayor operatividad y prevención”, resumió Mangiaterra sobre los equipos de seguridad que se desempeñan en los centros de salud de la ciudad.

Para que esto ocurriese, también participó la Asociación Médica de Rosario, que a fines de junio realizó un taller con los profesionales de la salud rosarina para confeccionar un manual de atención al paciente. “Gran parte de los problemas en las guardias tiene que ver con la falta de comunicación. El paciente que ingresa debe ser recibido y, si hay demora por que hay mucho trabajo, se le debe avisar cuándo lo atenderán”, opinó. De acuerdo con Mangiaterra, muchas veces los familiares, que cargan con un nerviosismo propio de quien quiere asegurar el bienestar de la persona pierden dimensión del tiempo, lo que deviene en reclamos por falta de atención.

“Hay momentos en que los médicos tanto del sector público como del privado repiensan continuar en las guardias debido a los hechos de violencia. Por eso, el trabajo de estos grupos es vital”, reforzó el funcionario.

Mujeres y niños, primeros

Para Mangiaterra, uno de fenómenos más preocupantes de la ciudad es el incremento de las agresiones a mujeres y menores de edad en el ámbito del hogar. “Las estadísticas del Gami (Grupo de Apoyo de Violencia Infantil que trabaja en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela) es muestra de esto. Estos índices son producto de una mezcla de un incremento generalizado en la sociedad toda y la toma de conciencia de la posibilidad de denunciar estos hechos”, afirmó. Cabe recordar que al Hospital de Niños ingresan, tal como informó Velia Peralta, integrante del Gami, entre 16 y 20 consultas por maltrato infantil. Esta cuota diaria hizo que en 5 años se duplicaran las consultas en este efector.

En 2011, Rosario recuperó el tercer puesto en procuración de órganos y transplantes múltiples de la nación. Según Mangiaterra, la ciudad tenía un promedio de 10 ablaciones por año, durante el corriente se hicieron 13. Los procedimientos tuvieron como epicentro el Clemente Álvarez a partir de gestiones con el Ministerio de Salud de Santa Fe, al que se sumaron profesionales y equipamiento específico. “Ha sido a partir del trabajo del grupo de procuradores –psicólogos, terapistas, trabajadores sociales, entre otros– que lidiaron con la difícil tarea de hablar con los familiares. Se tiene que superar el miedo a pensar que van a apurar los diagnósticos y desconectarte para obtener el órgano”, aportó Mangiaterra.

Camas públicas y privadas

Otra problemática de la salud rosarina durante la gestión de Mangiaterra fue el faltante de camas en las terapias intensivas. Según hizo saber, existen 200 camas entre los hospitales públicos y privados de la ciudad. Sin embargo, se registraron durante los últimos dos años fines de semana en los que no hubo lugar para atender a pacientes críticos, por lo que se derivaron a nosocomios provinciales, algunos fuera de Rosario. “Si estuviera bien coordinado, es un número suficiente. Los convenios con la Asociación de Clínicas y Sanatorios son el comienzo de la integración para una mejor derivación y asegurar la atención”, añadió sobre los acuerdos realizados hace dos meses con el sector privado de la salud rosarina. La realidad, tal cual explicó Mangiaterra, es que mientras los hospitales públicos utilizan estos espacios para pacientes terminales, los privados lo usan hasta para postoperatorios. Para modificar esto, los convenios entre el municipio y los privados –ahora se sumaría el Grupo Gamma– dictan que exista un referente en cada centro de salud que brinde información diaria al Servicio Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies). “Al sumar lo privado, podemos hacer derivaciones, monitorear si hay discriminación de los pacientes por su procedencia, y aprovechar las camas en su totalidad. Es un criterio de ayuda para evitar el desborde”, continuó. También como parte del convenio en los casos de derivación de pacientes sin cobertura médica a privados, se determinaron formas de pago a cuenta del Estado provincial.

Contra el encarnizamiento

En febrero de 2011 se instaló una polémica sobre hasta qué punto se deben respetar las decisiones del paciente por credo. El caso de un hombre de 36 años testigo de Jehová, que sufrió un accidente en moto y se rehusó a una transfusión de sangre, luego de lo cual murió a pesar de que su hermana recurrió a la Justicia santafesina fue el más polémico. “Hace un par de años que existe en la salud local mucho más respeto por las decisiones del paciente. En esto fue fundamental la ley de Protección del Paciente, de octubre de 2009”, aseguró Mangiaterra.

Para el funcionario, se deben respetar las decisiones basadas en credos. “El criterio de respeto es necesario para no caer en el encarnizamiento cuando el paciente no tiene posibilidad de recuperar un estado de vida. Para ello, se han implementado las unidades de cuidados paliativos para evitar el sufrimiento en el tránsito a la muerte”, opinó. Según su información, hace 10 años que la salud local cuenta con unidades de cuidados intensivos en distintos centros de salud.

La deuda y el futuro

“La deuda que tenemos es profundizar la informatización de la salud en la ciudad. Tenemos algunos sectores que ya funcionan así pero hay que avanzar más para hacer los diagnósticos y tratamientos de una manera más veloz y eficaz”, consideró.

El “norte” de la salud del sur provincial, porque así lo consideró Mangiaterra, es ahondar en la integración de los centros de salud municipales y provinciales, en particular los de alta complejidad: el Hospital Centenario, el Provincial y el Baigorria. A éstos se le sumaría el próximo Hospital General Sur. Si bien han avanzado en los convenios en las áreas de laboratorio, hemoterapia, oncología y oftalmología para que trabajadores de ambos Estados puedan tener movilidad dependiendo del requerimiento de las autoridades. “Es una visión estratégica de sumar fuerzas. Para eso, es necesario tener un coordinador”, agregó el funcionario.

El pasado

“La salud en Rosario tuvo una mejora importante desde el gobierno de Héctor Cavallero y la gestión en Salud de Hermes Binner. Transcurrieron 20 años desde que se cambió del paradigma de hospitales autogestivos para trazar políticas estratégicas, que significaban un desligamiento del Estado. Se lo dejaba en manos de cada una de las comunidades. Esto creó un daño muy grave del cual todavía nos estamos recomponiendo”, recordó Mangiaterra.

Luego consideró que la gestión en salud debe ser participativa, democrática y programática, esto es, dar respuesta a todos los problemas. “En la medicina se discute mucho. Debe haber espacio para el debate pero también una línea de trabajo y ejecución”, aseveró. Como ejemplos de superar los debates y priorizar la atención, el ex funcionario señaló: “La creación de un listado unificado entre todos los efectores de la ciudad para operaciones de vesícula –que bajó de 800 a menos de la mitad– y de reconexión de colospia”. “Otro caso fue el transplante de médula ósea, que no se hacía hace 3 años en la ciudad. En la actualidad, ya son 3 los procedimientos realizados en el Clemente Álvarez”, agregó Mangiaterra.

“Binner, Capiello y Fein me advirtieron que no voy a poder retirarme todavía”, bromeó Mangiaterra, quien estará a cargo de los procesos de unificación para el futuro Sistema Único de Salud, unión y coordinación entre efectores provinciales y municipales.

Comentarios