El abogado Dioniso Ayala, querellante en representación de la mamá de Diego Román, el nene de 12 años hallado muerto el pasado 4 de julio en un descampado de la zona rural de la ciudad de Recreo, sostuvo que los peritajes apuntan a que fue asesinado por personas y no atacado por perros.
El letrado aseguró que los resultados de la segunda autopsia, que se concretó el pasado 23 de septiembre en la morgue de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, coinciden en lo esencial con los resultados de la primera, que hizo el equipo del titular del Cuerpo Médico Legal de la Suprema Corte de Santa Fe, Pascual Pimpinella, y que detectó huellas de “elementos punzocortantes” en el cadáver del nene.
“No señala bajo ningún punto de vista que haya habido intervención de animales, depredadores, ni nada por el estilo”, puntualizó el abogado Ayala, negando la hipótesis de que Diego haya padecido el ataque de una jauría que resultó fatal. Por el contrario insistió en que “hubo intervención de personas, no intervención de animales”, y que cualquier traza de mordedura daría cuenta de un hecho “posterior a la muerte” del nene.
“Independientemente del informe de la necropsia realizada en Capital Federal, es evidente que el doctor Pimpinella estuvo en lo cierto en su informe preliminar en relación a las causales de la muerte de Diego Roman”, marcó a LT 10 el letrado.
En ese contexto, Ayala insistió en que la investigación se tiene que profundizar cuanto antes: “El grupo familiar debió haber sido investigado desde el primer momento, a los fines de llegar a un resultado positivo, cierto y concreto. Hoy, a esta altura de los acontecimientos, han pasado muchísimas cosas; se han borrado por el tiempo pruebas tremendamente importantes”, lamentó. “Vamos a continuar solicitando los pedidos de investigación para que de una vez por todas el Ministerio pública de la Acusación comience a despertarse”, concluyó.
El experto en medicina legal Pimpinella, había determinado en base a la primera autopsia que el nene había sido asesinado “con uno o varios objetos”, ya que las heridas mostraban cortes de “bordes con filos”, aunque unas se confundían con otras por la cantidad. “Creo que no había ningún lugar de la superficie del cuerpo que no tenga lesiones”, se horrorizó al recordar que “nunca” había visto algo así.
Con todo desde el jueves 4 de julio hasta este viernes pasaron cuatro meses y aún no está oficialmente determinada cuál es la causa de muerte de Diego, salvo que el pequeño falleció en un contexto de un ataque de extrema violencia.
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