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Ciberdelitos

Inseguridad en internet y redes: suman la “pornovenganza”

El abogado Gonzalo Jeangeorges describe la modalidad de atropello que escracha a una persona con fotos o videos sexuales.


En el año 2000 las computadoras no cedieron ante un virus mundial y ello permitió a Gonzalo Jeangeorges, abogado y curioso en la tecnología, colgar una página web más a la red. Allí subió periódicamente noticias sobre leyes y fallos. Algunas incluían lo que empezaba a pasar por internet: robos bancarios, estafas con tarjetas de crédito, cadenas de correos electrónicos falsos, entre otros. Una mañana de 2010 prendió la computadora para chequear la página. Encontró un cartel con letras grandes: “Jajaja. Te bloqueamos”. Un hacker se había metido y borrado el contenido. Jeangeorges lo persiguió, sin mucha suerte. Aprendió dos lecciones del siglo XXI. Una: siempre hacer un backup, es decir, copiar y resguardar la información. Dos: los usuarios no tienen conciencia de que pueden ser vulnerados. El abogado no encontró amparo judicial. Las leyes y los investigadores no estaban listos para trabajar en causas por delitos informáticos, aun cuando desde 2008 se incorporaron al Código Penal los castigos por distribuir pornografía infantil, por ejemplo. En 2016, cuando hay al menos un celular inteligente por habitante en la Argentina y las redes sociales echaron raíz, los peligros y delitos son otros, pero se mantiene el mismo déficit: cómo recibir e investigar denuncias. En diálogo con El Ciudadano, el especialista describió las nuevas modalidades de dañarse con la tecnología, como la llamada pornovenganza.

—¿Cuáles son los nuevos ciberdelitos?

—En 2010 fue el hackeo, entrar con mala intención a un sistema y hacer daño. En 2013 fue el grooming, cuando un mayor contacta a un menor de edad con fines de abuso sexual, y si se prueba lleva a entre seis meses y cuatro años de prisión. En 2016 es el robo de identidad digital, en donde una persona crea un perfil falso con información (foto y datos) de otro y lo usa para difamar.

—¿Por ejemplo…?

—Hace un tiempo en Twitter una mujer se peleó con una amiga, tomó fotos y datos de ella y empezó a divulgarlos como si la amiga tuviera un servicio de acompañantes. O el caso de una profesora a quien los alumnos le sacaron imágenes sexuales suyas del celular y las usaron con igual fin.

—¿En eso consiste la llamada pornovenganza?

—El agresor comparte en internet (o Whastsapp) fotos o videos que muestran a la víctima en situaciones sexuales. Es un forma de escrache digital que se usa para humillar a ex parejas. Son mayores de edad, no es pornografía infantil, un delito ya tipificado.

—Ahí se juegan delitos contra la privacidad…

—Lo que se pone en juego es el consentimiento de la imagen. La postura de los especialistas es que bien pudo haber consentimiento para grabar o sacar fotos, pero no para distribuirlos. El consentimiento se extingue con la relación.

—¿Qué falta para poder investigar los delitos informáticos?

—Por un lado, legislar nuevos delitos. Por el otro, armar una estructura que reciba denuncias y consiga pruebas. Existen seis proyectos en Nación y Santa Fe para sumar nuevos delitos informáticos al Código Penal y crear unidades fiscales especializadas.

—¿Cómo se puede avanzar?

—Los legisladores deben pedir que la Argentina se incorpore al Convenio de Ciberciminalidad del año 2001 de Budapest. El principal requerimiento es exigir a los servidores y empresas de posting en Argentina algo más que algunas responsabilidades fiscales. Deberían mantener los logs (registros de actividad) por un mínimo de 180 días. Hoy no lo tienen.

—¿Qué permite hacer contar con esa información?

—Investigar los delitos, llegar a las pruebas, hacer una pericia. Por ejemplo, si hay una denuncia por calumnias en Facebook se tiene que hacer un exhorto (a la Justicia de otro país) y eso tarda mucho. Cuando buscan la información, ya no está. Sin esto los fiscales no pueden conseguir las pruebas, y los juicios no llegan nunca.

—¿Qué recomendaciones pueden darse a los usuarios que los usan el servicio puerta a puerta?

—Cuidar los datos que volcamos en las páginas: tarjeta de crédito, documento, teléfono. Los fraudes siguen ocurriendo: seguimos cayendo en el cuento del tío.

Camino a la ley

Anteayer el Senado de la Nación aprobó por unanimidad un proyecto de ley que penaliza con entre seis meses a cuatro años de prisión a quien difunda imágenes de desnudez total o videos de contenido sexual o erótico de una o más persona sin el consentimiento de esas personas. La práctica se conoce popularmente como pornovenganza. La iniciativa que se giró a la Cámara baja nacional fue presentada por la sanjuanina Marina Riofrío del Frente para la Victoria (FPV). La normativa por nacer también prohíbe la difusión del material y exige al condenado arbitrar los mecanismos necesarios para retirar de circulación o bloquear el material, a su costa y en un plazo inminente.

Malos conocidos

Desde 2008 se sumaron al Código Penal nuevos delitos: distribución y publicación de pornografía infantil; violación o apoderamiento o desvío indebido de email o correo electrónico o comunicación electrónica; acceso indebido a un sistema o hackeo; publicación indebida de email o comunicaciones electrónicas; acceso indebido a banco de datos personal, revelación de información de un banco de datos personales; inserción de datos falsos en un archivo de datos personales; fraude informático; y daño o sabotaje informático.

Consejo para indignados

El botón “compartir” en Facebook o “retweet” en Twitter ayuda a difundir información, sumar críticas o elogios. La solidaridad lleva a compartir artículos, fotos y cadenas de denuncias o escraches de cosas que son parcial o totalmente falsas, que es lo que se conoce como “Hoax” en el mundo digital. “Debemos tener cuidado con lo que republicamos o tomamos como cierto. No es aconsejable señalar a alguien de estafador, pedófilo o abusador si la Justicia no lo condenó. Podemos incurrir en calumnia o injuria”, dijo Jeangeorges.

A reforzar fiscalías

Tal como publicó El Ciudadano, a mitad de año la diputada provincial Verónica Benas presentó un proyecto para crear al menos una unidad fiscal especializada en delitos informáticos. Desde el año pasado los casos, más ligados a pornografía infantil y acoso, son investigados por la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual de Fiscalía. Sólo funciona en Rosario y en la capital provincial. La legisladora considera que existen más ciberdelitos y es necesario incorporar ingenieros en sistemas a las Fiscalías.

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