Policiales

Órdenes desde Piñero

Imputaron a Pablo Camino, el CEO de la franquicia de Los Monos en barrio Godoy

El fiscal Pablo Socca le atribuyó regentear con su teléfono desde la cárcel a una organización que desplazó a una facción de Esteban Alvarado en zona oeste. En su teléfono dio cuenta de los problemas con el manejo de los búnkers: “Si no le metés organización y cariño y amor no va a funcionar"


Negocios ilícitos. “Nadie pone un poco de voluntad de sacar mis cosas adelante”, se queja Camino en una charla con otra de las imputadas en octubre.

Pablo Nicolás Camino, un recluso de alto perfil del penal de Piñero que purga condena por dos homicidios, fue imputado este viernes como el jefe de una asociación ilícita que entre marzo de 2020 y octubre de 2021 estuvo detrás de varios hechos violentos y parte de la venta de drogas en los barrios Godoy, Villanueva y un sector de Triángulo conocido como Bajo Cullen, todos de la zona oeste. El grueso de la banda, incluido su hermano Jonatan, ya había sido acusado el 6 de octubre pasado en una audiencia en la que se expuso que este grupo procuró desplazar del territorio a personas que respondían a Esteban Alvarado, acaso el principal rival de la banda Los Monos.  Además el fiscal Pablo Socca imputó a tres mujeres como engranajes de organización.

Pablo Camino, que tiene 28 años y supo vivir en el barrio 7 de Septiembre, está condenado por el crimen de Andrés Farías por el que pagó con 15 años, y por el de Rubén “Tubi” Segovia, cometido en la cárcel de Coronda, caso por el que le impusieron 24 años de prisión.

La causa que se le sigue por asociación ilícita lo muestra como un hombre leal al líder de Los Monos Ariel “Guille” Cantero, de quien se considera familia. Una hermandad que lo llevó a discusiones con Alexis Claudio “Tartita” Schneider, hijo de Ariel Cantero y medio hermano de Guille.

“Nosotros somos su familia por la lealtad a él, salame”, es lo que le respondió Camino a Tartita cuando este le exigió plata y le recriminó que no era nadie sin su hermano.

Esa rivalidad entre Camino y Tartita queda al descubierto cuando el primero intentó ponerle los puntos y convencer a un joven de 18 años llamado Jeremías Tomás Kuperman –asesinado el 24 de agosto de 2020– de que Tartita, que ya estaba preso, ya no pisaba fuerte en la zona. Camino le dio un ultimátum. “Si seguís con el juego de este gil vas a terminar mal. Yo si quieres te paso negocios. Tarti no manda más ahí, está la gente del Guille, salame. Tarti está preso por matar a una chica inocente”, dijo Camino. La referencia es al crimen de Débora Natalí Fernández, por el que Tartita purga 18 años de cárcel.

Discusión. El diálogo entre Camino y Tartita.

 

Socca destacó estas conversaciones como evidencia de que Camino responde a Guille y a Leandro “Pollo” Vinardi, los tres están procesados por la Justicia federal desde noviembre pasado por narcotráfico en Rosario, San Lorenzo y Villa Gobernador Gálvez.

Más allá de eso, el fiscal provincial se concentró en probar el liderazgo de Camino con casi una veintena de soldaditos. Como si fuera el CEO de una empresa, Camino impartía órdenes de todo tipo en relación a la venta de drogas y a la logística de atentados. Hubo ocasiones en que su gente mostró insubordinación. Como la vez en que su hermano Valentín, imputado en la asociación ilícita, procuró vender más cara las dosis de cocaína (a la que llaman “la tía”) a sus espaldas.

“A ver qué pasa con ustedes–recriminó Camino a Valentín y a su novia Florencia–. Ustedes van a hacer las cosas. Hacele escuchar el audio a Valentín, vos, guacho, pedazo de gil tomátela del pasillo, y vos Florencia cuando levantes berretines también te voy a ir y hacer pegar a vos también. Ahí la picardia no la van a usar. Si yo les estoy diciendo que son 150 son 150. Vos Valentín no haces más nada. Pedazo de gil, vos no sos nadie ahí. Qué vas a vender dos palos ahí. Si yo te estoy diciendo que se venden 150 lo vas a vender a 150. No se hagan los locos porque le voy a mandar a zumbar la cabeza a los dos”.

En otro diálogo, Camino le recrimina a su hermano el hecho de que haya consumido del producto a vender y que ni siquiera estaba en condiciones de atender el búnker: “Estas re papeado, no podés ni hablar, pedazo de salame. Tomate el buque drogado, ni pa’ soldado servís”.

“Nadie pone un poco de voluntad de sacar mis cosas adelante”, se queja Camino en una charla con otra de las imputadas en octubre, su pareja Silvana Jaquelina “Jakie” Oviedo, donde acusa la falta de compromiso con el negocio por parte de sus soldaditos recriminándoles vagancia y poca promoción del producto. “Si no le metés organización y cariño y amor no va a funcionar”, le dice a Camino su prima La Gorda Joana.

Tampoco podía faltar un apartado que puso al descubierto posible connivencia policial con la banda. Como la vez que el identificado Leo le comunica a Camino que tuvo que sobornar a agentes de la Policía Motorizada, el 29 de febrero de 2020: “Amigo escucha, me paró la yuta cumpa. Pude arreglar y tuve que dar una luca y media para que no me la lleven la moto. Así que 1.500, descontámelo a mí si querés. Tu plata zafó, amigo”, fue el mensaje que mandó por Whatsapp.

Si bien esta es una causa provincial, la mayoría de los delitos expuestos tienen como finalidad la venta de drogas al menudeo, que es de jurisdicción federal. El fiscal Socca incluso dijo que la organización cometió delitos contra la salud pública con la venta de estupefacientes, además de delitos contra las personas, la vida, la propiedad, la administración pública y la seguridad pública.

“Las investigaciones últimamente son todas iguales: todo digitado desde la cárcel, ya sea usando celulares o los fijos del Servicio Penitenciario. Si no se impide eso de alguna manera, el círculo delictivo no se detiene, no tiene final. Y la detención de personas lo único que genera es una rotación en la que salen jugadores de la cancha y entran otros nuevos que siguen afuera, haciendo lo mismo”, dijo a El Ciudadano el fiscal Socca al referirse a esta nueva imputación contra Camino, Génesis Agustina C.; Brisa Ayelén M. y Florencia Elsa S.

“Lo que hay que hacer es tratar de que no se cometan más delitos desde el interior de la cárcel”

A Florencia y Agostina, el fiscal las acusó de tener a cargo la venta en los búnker de la banda, preparar dosis, controlar la recaudación y rendir cuentas. A Brisa, de brindar apoyo logístico durante los atentados producidos por la organización. A las dos primeras  el juez Florentino Malaponte les impuso prisión domiciliaria. Brisa, en tanto, quedó en prisión por el plazo de ley.

En octubre pasado el fiscal había imputado a otras 16 personas de la misma organización, entre ellos Jonatan Camino, hermano de Pablo.

En ocasión Socca dejó en claro su fastidio por la repetición de un patrón criminal que ya se ha visto en investigaciones similares. “Ésta asociación ilícita no es muy diferente a otras asociaciones que responden a otros líderes renombrados del hampa. La mayoría de los ilícitos imputados fueron ordenados desde la cárcel y se pudo probabilizar que esta banda respondería o tributaría a Guille Cantero. Podría ser una subestructura de las varias que hay, que no necesariamente se conocen entre sí, pero que todas le reportan a Cantero, cuya carrera en el mundo delictivo es tan exitosa que se ganó el derecho de cobrar a quienes quieren ejercer violencia. Para ser ladrón, barrabrava o narco, hay que pagarle a él”, dijo.

En tanto un apartado de la investigación señala el contexto de las operaciones atribuidas a Camino y banda. “La imagen con la empezamos fue aportada a partir de los datos colectados en investigaciones que se encontraban en curso en ambos fueros. Ello daba cuenta de que era un grupo vinculado a Esteban Alvarado el que comercializaba estupefacientes con cierta prevalencia en la zona oeste. Este grupo, presuntamente actuaba bajo las órdenes de su hombre de confianza, Nicolás Marcelo «Fino» Ocampo”, señalaron los investigadores.

Al asesinato de Fino, cometido en abril de 2021, le sucedió una serie de balaceras, homicidios y extorsiones que dio por terminada la hegemonía de Alvarado en ese territorio. Ahí entró en escena Pablo Camino, quien –dice el informe– logró el control del territorio e impuso una franquicia del clan Cantero que aún se encuentra en ejecución, “razón que explica por qué el barrio Godoy continúa siendo uno de los lugares con mayor índice de hechos violentos de Rosario”.

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