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Crimen en el centro

Imputaron a Albertengo por la muerte de Mauro Mansilla

El convicto que no había regresado a prisión tras una transitoria fue acusado formalmente por el asesinato del joven policía, ocurrido el 8 de marzo pasado en Corrientes al 300.


A casi dos meses del crimen del policía Mauro Mansilla en Corrientes al 300 el fiscal Ademar Bianchini imputó a Ricardo Albertengo por el hecho. Este hombre ya contaba con una condena unificada a 37 años de cárcel y hacía 8 meses que tenía encima una orden de captura por no regresar de una salida transitoria cuando se produjeron los delitos que ayer le fueron achacados. Un atraco ocurrido 17 días antes de la muerte del funcionario policial fue el desencadenante de la intervención del uniformado en un intento de detención, cuando el sospechoso fue reconocido por la víctima en la vía pública. Según la pesquisa, Mansilla intentó detenerlo en las escaleras de un instituto de calle Corrientes al 300. El uniformado se identificó como policía y le gritó: “Vos no te bajás, te quedás arriba y quieto”, pero el sindicado asaltante sacó un arma y le disparó en tres oportunidades. Luego bajó, le sustrajo la pistola reglamentaria y se fue, hasta que algunos días más tarde eligió entregarse. La audiencia fue presidida por el juez José Luis Suárez, quien a pedido de la defensa dispuso un cuarto intermedio hasta hoy para llevar adelante la audiencia de prisión preventiva, a la que no asistirá el fiscal Bianchini, quien pidió una licencia compensatoria.

La audiencia imputativa contra Ricardo Albertengo, de 49 años, se inició ayer al mediodía. El convicto llegó esposado a la sala y con un chaleco antibalas. Llevaba su cabello rapado y una barba prolijamente recortada. Permaneció atento durante el  desarrollo de la audiencia y siguió en silencio la lectura de la imputación desde una copia que el fiscal le entregó a su defensa. El hombre, que ya cuenta con una condena a 37 años que incluye varios robos y la muerte de otra persona, mantuvo una actitud de tranquilidad que no suele verse en imputados. Dijo que tenía estudios terciarios y que trabajaba como preparador físico, aunque prefirió no hablar sobre los hechos.

El robo

Bianchini explicó que el primer hecho delictivo que le imputa es el robo a una escuela de música ubicada en Buenos Aires al 900. El atraco ocurrió el 22 de febrero, pero una semana antes el ladrón había pasado con la excusa de averiguar por un curso de guitarra para su hijo. La academia se ubica en un primer piso y luego de tocar el timbre el intruso ingresó y llegó hasta la recepción, donde se hallaba una chica que lo atendió. Cuando hizo el acting previo al golpe se topó con la dueña, lo que hizo que develara su intención y la abordó: con un revólver redujo a ambas mujeres, a quienes trasladó a en una sala de ensayos, y sustrajo 7 mil pesos. Preguntó si había alguien más y las mujeres le explicaron que había otro empleado en el piso superior y las encerró.

El intruso volvió al ingreso y en ese momento el empleado bajó a tomar agua y le preguntó si estaba atendido. Le contestó que sí pero unos instantes después le mostró un arma, lo llevó con las  otras víctimas y les dijo que esperaran 15 minutos para salir; los testigos destacaron la tranquilidad con la que se movía el asaltante: “Hablaba bajo y su accionar era premeditado”. El atraco quedó registrado por las cámaras de seguridad del lugar.

El crimen de Mansilla

Mauro Matías Mansilla era un policía respetado. Realizaba adicionales en el sindicato Empleados de Comercio, en Corrientes al 400, y estaba muy bien conceptuado por quienes lo conocían. Tenía una gran vocación de servicio y la tarde del 8 de marzo pasado no hizo más que refrendarlo. Hasta él llegaron dos hermanos que le explicaron que el hombre que caminaba adelante había sido el autor del robo a la escuela de música propiedad de uno de ellos. Mansilla pidió refuerzos y fue tras los pasos del hombre que ingresó en un instituto de Corrientes al 300, ubicado en una planta alta. El policía llegó hasta la puerta, y llamó a uno de los testigos que observó cómo el sospechoso se encontraba en el descanso de la escalera.

Desde la puerta Mansilla le dio la voz de alto: “Vos no te bajás, te quedás arriba y quieto”. Pero lejos de amedrentarse el sospechoso efectuó 3 disparos; uno de ellos impactó en la cabeza y el uniformado cayó gravemente herido. El intruso bajó las escaleras, le sustrajo el arma reglamentaria al policía aprovechando su estado de indefensión, se fue caminando hacia el norte y dobló por calle Catamarca. Mansilla moriría al día siguiente en el Heca.

La investigación

Con las filmaciones del robo de febrero la Policía identificó al tirador como Ricardo Albertengo, aunque el hombre no fue ubicado. Se presentó espontáneamente el 11 de marzo en la cárcel de Riccheri y Zeballos y quedó a disposición de la jueza Mariana Prunotto. A esa altura la investigación del homicidio ya lo tenía como sospechoso, sindicación que se consolidó con otras evidencias como testimonios y reconocimientos fotográficos. Si bien en la audiencia no se escucharon pruebas diferentes de las expuestas en los albores de la investigación, la imputativa tardó 56 días en concretarse. Es decir que Albertengo quedó formalmente vinculado con las investigación fiscal por homicidio agravado por el uso de arma y doblemente calificado – por criminis causa y porque la víctima fue un policía– más tres hechos de portación de arma y un robo calificado.

La defensa

Por su parte, la defensora oficial Maricel Palais tomó conocimiento de que debía asumir la defensa del acusado anteayer por la tarde, cuando se notificó la realización de la audiencia, por lo que solicitó un cuarto intermedio de 24 o 48 horas que le permita el acceso al legajo fiscal para discutir la prisión preventiva. El fiscal se opuso, al sostener que la defensa oficial pregona que la cautelar se debe discutir dentro de las 24 horas y agregó que hoy no podía estar presente porque entraba en licencia compensatoria, a lo que Palais respondió que hace casi dos meses que Albertengo está detenido y que su pedido tiene que ver con el acceso a la evidencia y al derecho de defensa de su cliente.

Ante ello, el juez José Luis Suárez sostuvo que, si bien pedir la escisión o no de la imputativa con la preventiva es una facultad de la Fiscalía, en este caso puntual y a los fines de que la defensa pueda controlar la evidencia se fijó su tratamiento para esta mañana, aunque otro fiscal deberá hacerse cargo de planteo.

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