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De acá

Ignacio Arigós, uno de los herederos de la canción rosarina

El músico, radicado en Buenos Aires, pasa la cuarentena en la ciudad. Con una decena de discos y un estilo singularísimo, acaba de presentar el tercer corte de su EP “Ignasio”, titulado “Corazón de luz”, del que participa Litto Nebbia y que también integra “A la luz del sol”, que grabó con Fito Páez


Ignacio Arigós pasa su cuarentena en Rosario mientras pone en condiciones una casa familiar, un lugar que les es propio y al que siempre vuelve más allá de estar radicado en Buenos Aires hace muchos años y de ser allí donde desarrolló su carrera artística con la que lleva diez discos editados.

Cantante y compositor singularísimo, con un registro de tenor y unas inflexiones al cantar que lo acercan a un estilo spinetteano, de manera orgánica y natural, Arigós se fue acercando en los últimos años, tanto arriba como abajo de los escenarios, a los grandes referentes de la música local a los que admira desde siempre. Compartir momentos con Fito Páez o el gran maestro Litto Nebbia es algo habitual para él y así lo demuestra a través de su nuevo EP, Ignasio, con “s”, como si se tratara “de un error, de una falla”, según dice, y que contiene tres temas.

En uno canta “A la luz del sol” junto a Fito Páez de invitado y cuenta una historia de amor y desamor que en parte transcurre en Barrio Echesortu y evoca lugares emblemáticos de la ciudad. La segunda canción, “Nueva va”, la comparte con el productor porteño Guli. Y en la última, publicada este viernes en las redes sociales, titulada “Corazón de luz”, aparece Litto Nebbia, y Rosario es la gran protagonista, a partir de un corte que coprodujo con Juan José Bordenave.

La contemplación del mundo que lo rodea, la sutileza de una poesía de impronta relajada y localista, y unas melodías que encantan a la primera escucha atraviesan estos tres nuevos temas de Arigós, que juntos caminan por la vereda de un pop fresco y renovado que, sin embargo, sostiene un diálogo con el pasado y la tradición y lo posicionan como uno de los claros herederos de la canción rosarina.

“Se llama Ignasio, así, con «s», como si se tratara de una falla; es un EP de tres canciones que grabé en el segundo semestre del año pasado; tenía pensado tocarlo en este tiempo que en el que estamos atravesando la cuarentena pero no podemos presentarnos con público, así que será de forma virtual”, expresó Arigós, nacido en Buenos Aires pero radicado en Rosario desde muy chico y parte integrante de una familia de músicos, artistas plásticos y escritores.

“Rosario siempre está presente en mi trabajo. Por ejemplo: la canción con Litto habla de mis recuerdos de Rosario, de las cosas de chico. Yo me volví a vivir a Buenos Aires hace bastante tiempo y esa canción, en el estribillo, habla un poco acerca de por qué tenemos que irnos de Rosario para poder volar, como una especie de utopía a la que nos empuja esta ciudad que es tan linda y tanto queremos, pero que muchas veces terminamos conociendo mejor una vez que nos vamos”, expresó el músico que dio sus primeros pasos con la guitarra a los 6 años, a través de su padre, que le enseñó los primeros acordes y las canciones del primer disco de Almendra, algo que lo acerca a Luis Alberto Spinetta desde siempre.

Como pasó con Páez y Nebbia, Arigós emigró a Buenos Aires donde terminó su formación y desde donde debutó discográficamente en 2010 con Eterno fragor , al que siguieron Entre tu perla (2011), De tu luz animal (2012), Si no encuentro amor en vos, voy a imaginármelo (2013), Flotando en neutro (2014), Carnevale (2015), Por naturaleza humana (2016), Es ahora (2017) y Estuve mucho tiempo sin comunicarme (2018), hasta llega al presente con Ignasio.

“Por suerte existen las redes y la tecnología que nos acercan y eso es muy distinto ahora que antes; yo me fui a Buenos Aires para estudiar música, hice toda una carrera, me interesaban algunos maestros de allá para la formación clásica. Pero Rosario será siempre mi ciudad, y con este disco junto Fito y a Litto me acerco mucho más”, contó el músico acerca de un recorrido que lo trajo de regreso a Rosario donde continúa ofreciendo clases de música a sus alumnos de manera virtual.

Compartir canciones

Respecto de estos encuentros con Fito y con Litto, el músico evocó: “El encuentro con Fito se da a partir de un tema suyo que yo grabé hace unos años y que él nunca grabó. En una zamba titulada «Viajes», que aparece en mi disco Flotando en neutro y que iba a estar en Del 63, su primer disco. Yo la grabé con Iván Tarabelli, gran músico rosarino; Fito la escuchó, le gustó mucho y ahí empezó el vínculo que continuó en los escenarios, porque me invitó a cantar con él en el Astengo y lo sigue haciendo siempre que se puede. Y el año pasado lo invité yo a cantar a él y me dijo que sí enseguida. Y con Litto tenemos muchos músicos amigos en común. Para grabar este tema de Rosario le mandé un mail y me respondió diciendo que si le gustaba la melodía lo grababa; por suerte le gustó y así pudimos concretarlo. Pero creo que estas uniones se dan por la música misma es lo que realmente nos encuentra”.

“«Y caminando por Rosario y viendo a la gente que ríe frente al Paraná, yo me pregunto todo el tiempo porqué nos tenemos que ir de aquí para volar». Ese estribillo le gusto a Litto, quizás porque él se fue a la gran ciudad a la misma edad que yo. Sabemos que las grandes ciudades en cada país, generalmente las capitales, son donde aparecen las mayores oportunidades para desarrollar una actividad artística. Igual, es un poco un juego eso de tener que irnos para volar”, expresó el músico. Y fantaseó: “A veces pienso lo increíble que sería si hubiera un tren que tardara una hora y media o dos horas entre Rosario y Buenos Aires, algo más barato que un avión, a lo mejor la gente no se mudaría”.

Siempre Rosario

“Me vine a Rosario el día antes de que se oficializara la cuarentena sabiendo que tenía todo el tiempo para reciclar una casona que es de la familia y en la que estoy viviendo. Es una propiedad familiar para un futuro hostel o simplemente para que venga a vivir alguien de nosotros; el futuro o el destino lo dirán. Y fue un acierto porque hubiera estado todo este tiempo en mi departamento porteño, y aunque es muy lindo, iba a sentir mucho el encierro. Extrañamente, en este tiempo de pandemia me siento mucho más activo y útil para cosas que me van a servir o disfrutaré más adelante”, expresó Arigós resignificando el presente. Y profundizó: “Rosario es una hermosa ciudad donde yo creo que la inspiración en las artes viene del factor energético que parte del inmenso río Paraná que lo tenemos bien cerca nuestro. Y musicalmente, la ciudad se ha caracterizado por las bellas melodías de sus canciones. Quizás tenga que ver con que es una ciudad con muchos inmigrantes italianos; la ópera ha influenciado bastante en la búsqueda de esas bellas melodías tan particulares y originales de los músicos y músicas de la ciudad. Y en la forma de cantar, pasa más o menos lo mismo”.

El río Paraná es para Arigós esa fuente de energía e inspiración para todas las artes y el disparador para hacer esas “canciones lindas” a las que alude cuando piensa en la rosarinidad desde lo musical: “Se trata de encontrar una bella melodía y una buena letra y estar siempre atentos a nuestros grandes maestros de la música rosarina que nos dejaron la vara muy alta y que nos empujan a hacer siempre la mejor canción que podamos hacer”.

Finalmente, imbuido por el aire fresco de ese Paraná que le resulta tan inspirador, y desde la terraza de su casa, concluyó: “Si bien hace 18 años que vivo en Buenos Aires, esta pandemia la vine a pasar a Rosario, lo elegí. Y me encontró no tan específicamente abocado en el aspecto musical, sino trabajando de pintor y albañil. De algún modo la ciudad sigue tirando, traccionando.  ¿Una futura vuelta? Quién sabe. En estos momentos, la albañilería y la música van de la mano, mientras pinto una pared, la guitarra está ahí para seguir cantando y ver si sale algo nuevo, una armonía, una melodía”.

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