Ciudad

Fuerte movilización

Iglesias y ONGs marcharon en Rosario en silencio, contra la violencia y por la paz

Los organizadores llamaron a la reflexión al decir que "no son normales" las balaceras y crímenes que ocurren en la ciudad


Organizaciones religiosas y sociales hicieron este jueves una Marcha por la Paz, movidas por el aumento de las muertes jóvenes en barrios populares donde proliferan los ambientes de violencia y ausencia del Estado. La idea fue llamar a la reflexión y pedir que “no se naturalicen las balaceras y los crímenes que ocurren en la ciudad”.

De la movida participaron iglesias católicas y evangélicas, Madres Territoriales, Familias y Víctimas de Inseguridad. También vecinos y vecinas de la ciudad, sobre todo del centro. Según calificaron los organizadores, hubo una “aceptable” concurrencia. La movilización se hizo desde la plaza San Martín, en Santa Fe y Moreno, hasta los Tribunales provinciales.

“Desde mediados de este año con los sacerdotes y religiosas de los barrios populares de Rosario comenzamos un camino juntos porque lamentablemente han muerto varios jóvenes que participaban de nuestros centros de recuperación en adicciones de nuestras barriadas”, sostuvo Fabián Belay, párroco en María Madre de Dios, Barrio La Lata, en la zona sur. Fue uno de los organizaciones de la movilización.

“Ante las muertes de los jóvenes que muchas veces se presentan en los medios de comunicación como ‘ajustes de cuentas’ y de algún modo neutralizan y dejan de problematizar el tema de las muertes, surgió la inquietud de sembrar gestos que visibilicen esa realidad por un lado pero por otro lado que sean gestos que pacifiquen”, añadió en contacto con los medios.

El cementerio de La Piedad, donde se sepulta a la gente de los barrios vulnerables, el sector gratuito para las personas sin recursos, fue el lugar elegido para la primera expresión conjunta por la paz hace ya unos meses.

“Nos reunimos, hicimos un momento de oración también junto a otros credos: además de la Iglesia católica participaron el judaísmo y el islam. Allí comenzamos la siembra de ‘la paz la hacemos entre todos’“, detalló el sacerdote que despliega una enorme tarea acompañando a jóvenes que luchan contra sus adicciones en contextos tan adversos para la recuperación.

“El sentido de la marcha es hablarle a toda la política. Lamentablemente la grieta ha hecho que ante las muertes todos se acusen de responsables y cada vez que se le plantea a alguno de los poderes del Estado se acusa a que el otro poder no realiza la tarea que tiene que hacer. Lo mismo pasa cuando uno habla con representantes de los distintos partidos políticos: se acusan mutuamente”, siguió explicando Belay.

La consigna fue llevar un pañuelo negro y caminar en silencio al mismo tiempo que se preguntan en el lema “¿Dónde está tu hermano?”.  La idea fue transmitir un mensaje a imitar dirigido a los políticos: trabajar por la unidad.

“En esto tenemos que avanzar entre todos porque se están llevando la vida de mucha gente joven, de adolescentes. En este último año han muerto 12 adolescentes en balaceras. Otra situación que se repite es que la gente laburante cuando sale de sus casas no sabe si va a volver”, resaltó Belay, quien describió un escenario de mucha contradicción y complejidad.

“Rosario vive una gran disputa de la política entre sí y entre la política y la justicia. Lamentablemente hay investigaciones que están frenadas desde hace tiempo. Los tres fiscales regionales de la provincia fueron acusados por distintos hechos de corrupción. Tenemos un senador que está también investigado y que no se ha presentado. A su vez, los fiscales que investigan a los senadores también fueron amedrentados por la política con intentos de removerlos de sus funciones. Por eso surge todo esto: tenemos que sumarnos y generar gestos de paz que vayan de la mano de la justicia”, señaló.

El texto de la convocatoria había sido muy claro y contundente en todos sus párrafos: “Hoy Marchamos unidos porque tenemos la necesidad de expresar nuestro dolor por la terrible situación de violencia en que está sumida nuestra sociedad. Nos duelen los homicidios, las balaceras, los arrebatos, la violencia contra el prójimo, la desvalorización de la vida. Nos duele que maten a los pibes del centro y a los de los barrios. Nos duele el Narcotráfico y el Lavado de dinero. Nos duele la corrupción”.

Le exigieron a los tres poderes del Estado, tanto nacionales como provinciales y municipales, “una acción más decidida, operativa e integral para combatir la inseguridad provocada por las organizaciones criminales y la injusticia social”. Y en particular le hablaron a la Legislatura Provincial para “no priorizar las vacaciones y agilizar el tratamiento de los proyectos de ley relativos a la renovación de la fuerza policial y su control”.

Los sacerdotes de los barrios populares que desarrollan su trabajo tanto religioso como social están en la zona sur y oeste de la ciudad de Rosario. Allí en los centros barriales se dedican especialmente al deporte, la educación, y también a tratamientos para las adicciones, en prevención e inclusión.

En tanto, Oscar Espinoza, integrante de la Pastoral de la Drogadependencia, llamó a la reflexión al pedir que no se naturalicen las balaceras y los crímenes.

“Estamos en un proceso de unirnos para visibilizar la situación y pacificar la ciudad”, aseguró Espinoza. El pastor señaló que “duelen las balaceras, los homicidios; los pibes muertos del centro y de los barrios. Esto parece que se está normalizando. Lo tomamos como habitual y no es normal que suceda esto”.

“En segundo lugar queremos hacer un reclamo a las fuerzas políticas. Al Ejecutivo, al legislativo, judicial. Lo que se hace no alcanza. Que se pongan a la altura de las circunstancias”, subrayó. El pastor también opinó que los procesos judiciales a veces “demoran tanto que terminan siendo injusticia”.

“No decimos esto desde la tribuna. No nos quedamos en la queja. Nos sentimos protagonistas. La cultura de la violencia tiene que ir hacia la tolerancia, el laburo. Todos nos tenemos que involucrar. Sobre todo las iglesias. Tenemos que redoblar nuestro trabajo social y de contención”, concluyó.

 

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