Miles de personas manifestaron ayer en Washington en demanda de justicia para los cinco afroestadounidenses muertos por policías blancos, sumándose a otras marchas de protesta similares realizadas en las últimas semanas a lo largo de todo el país.
Las familias de Michael Brown y Eric Garner participaron de la marcha que se llevó a cabo en el corazón de la capital federal bajo el lema de “Marcha por Justicia para Todos”, organizada por Al Sharpton, figura de los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos.
Fue una de las marchas que más público congregó desde las primeras acciones de protesta, iniciadas tras la muerte de Brown en agosto pasado en la localidad de Ferguson, Missouri.
La decisión de un gran jurado de no emprender acciones penales contra Darren Wilson, el policía blanco que baleó a Brown, quien estaba desarmado, fue seguida por otra similar en Nueva York, que dejó sin castigo al agente que mató a Garner, un vendedor ilegal de cigarrillos y padre de seis niños.
Las muertes de Brown y Garner, y la de Tamir Rice, un niño de 12 años que estaba manipulando una pistola de juguete cuando fue baleado por otro policía blanco en Cleveland, desataron una ola de protestas en todo el país contra los métodos de las fuerzas del orden y el racismo imperante en sus filas, según los manifestantes.
También las familias de Rice y de Trevor Martin, un adolescente negro muerto por un vigilante en 2012 en el estado de Florida, participaron en la marcha.
Encabezando la manifestación, en la Freedom Plaza (Plaza de la Libertad), a escasa distancia de la Casa Blanca, miles de personas gritaron: “Si no hay justicia no hay paz”, la principal consigna de estas movilizaciones.
“Estoy aquí para marchar no sólo por Eric Garner sino por vuestras hijas, hijos, sobrinas, sobrinos, todas las familias”, dijo Esaw, la viuda de Garner dirigiéndose a la multitud, compuesta por blancos y negros, en buena parte jóvenes.
Muchos coreaban consignas contra la “policía racista” y sostenían pancartas con leyendas como “La vida de los negros cuenta” o “No puedo respirar”, las últimas palabras pronunciadas por Garner, que murió asfixiado por un policía.
“Detengan a policías asesinos”
La marcha, seguida de cerca por fuertes contingentes policiales, se dirigió hacia el Capitolio, la sede del Congreso.
“Pedimos al Congreso que dicte una ley” contra el racismo en los cuerpos policiales, reclamó desde el podio improvisado en la Freedom Plaza Laura Murphy, de la Asociación de Defensa de las Libertades individuales (Aclu).
Decenas de personas llegaron desde Ferguson, en solidaridad con los Brown. “Somos una familia. Estamos unidos y caeremos unidos”, dijo una joven, mientras sus compañeros en la marcha levantaban el puño.
“El racismo es una enfermedad, la revolución es la solución”, “Detengan a los policías asesinos”, se leía en otros carteles.
“En este país a uno lo juzgan por su apariencia, pero nosotros no somos delincuentes, yihadistas o extremistas, somos gente normal”, dijo un manifestante originario de Somalia, Amer Abubakar, de 32 años, que tenía en las manos un cartel con la inscripción “¿Yo soy el próximo?”.
Otra manifestación se realizó en Nueva York, escenario de numerosas y populosas protestas en las últimas semanas.