Ciudad

Contra el odio

Hubo lágrimas y emoción en recuerdo a los rosarinos muertos en Nueva York

Este jueves se conmemoró el segundo aniversario del ataque terrorista. "El amor y la memoria es la mejor manera de prevenir el terrorismo", coincidieron los presentes. En el acto hablaron las viudas de Hernán Mendoza, Hernán Ferruchi, Alejandro Pagnuco y Diego Angelini


Un reencuentro. 30 años después. Un atentado terrorista. Hernán, Diego, Alejandro, Hernán y Ariel. Cinco Amigos. Este jueves se cumplió el segundo año del atentado terrorista en el que perdieron la vida los cinco rosarinos en Nueva York. Por eso, familiares, amigos y sobrevivientes de las víctimas le rindieron un homenaje en el Espacio Cultural Universitario (ECU) bajo el lema “que el amor venza al odio”.

“¿Qué podemos hacer para mantener viva su memoria? Sentir y pensar. La memoria es la mejor manera de prevenir el terrorismo”. Con esas palabras se abrió el acto en conmemoración a los cinco amigos que habían viajado para celebrar el 30° aniversario de su graduación en el Instituto Politécnico.

El 31 de octubre de 2017, mientras paseaban en bicicletas que habían alquilado en Manhattan, murieron al ser atropellados por Sayfullo Saipov, un ciudadano de Uzbekistán (un país situado en Asia Central). En ese hecho también hubo otras tres personas que perdieron la vida.

Todas las voces

Ana Evans es la viuda de Hernán Mendoza y fue la primera que tuvo la palabra. “Jamás imagine tener que hablar con mis hijos de un tema que no entiendo, de terrorismo. Cuando uno se va de viaje todo va a estar bien. ¿Cómo les digo a mis hijos que todo va a estar bien cuando sucede algo así? Hoy no puedo irme a ningún lado y decirle a mis hijos que todo va a estar bien”, dijo, entre lágrimas.

La mujer aseguró que “construir y reconstruir” siempre fue su pensamiento. “Mis hijos son mi prioridad, mi motor, mi guía y todos los que me sostienen. Desde el amor es la única forma de salir adelante y de darles un futuro a ellos también. Gracias a todos por este momento, por acompañarnos y por estar siempre. No sería lo mismo mi vida sin todos ustedes”, cerró emocionada.

Vera Dargoltz, viuda de Hernán Ferruchi, dijo que es una fecha muy difícil para todos. “Es el día a día aunque ya hayan pasado dos años. Todos los días me levanto, me pongo una careta y arranco. Por nuestros hijos, que son nuestro motor. Por la familia de Hernán, por sus padres”, señaló.

Y siguió: “Es muy doloroso. Hay que seguir, seguir, dar un paso más y que no se olviden. Ellos viven en nosotros mientras estemos vivos. Ellos dejaron huellas”.

Alejandra Sosa, viuda de Alejandro Pagnuco, dijo que lo recuerda todos los días a su compañero. “Era un hombre feliz, un padre feliz. Me levanto a las seis de la mañana y abrazo a las nenas, como lo hacia él. Nunca voy a bajar los brazos. Eso les enseño a mis hijas, que la vida continua y que su papá nos guía desde algún lugar”, mencionó.

Alejandra siente miedo. Cuenta que le quedaron muchas cosas por decirle a su esposo. “El mensaje que dejo a todos es que abracen a sus hijos, a sus esposas, parejas, madres, padres, a su familia. Este homenaje es un hilo de luz y nos da mucha fuerza. Estoy muy agradecida”, manifestó.

Luciana Martínez es la viuda de Diego Angelini. Lo que siente prefirió preservarlo. “Hoy hay mucha intolerancia y desamparo en el mundo. No sólo del que muere sino también del que queda. El terrorismo es inexplicable”, dijo.

La mujer aseguró que la fuerza la saca del amor de su familia, de sus hijos y, sobre todo, de su mamá, que es su mano derecha. También de sus hermanos.

“No hay palabras para definir lo que uno siente. Nadie está preparado para enfrentar un hecho de terrorismo como el que nos tocó. Le puede pasar a cualquiera ¿Cómo ayudamos a todos los que por desgracia estamos afectados por un hecho como el desprecio de matar a otra persona?”, se preguntó para cerrar.

Al momento del cierre del acto también se dio uno de los momentos más emotivos. Allí Juan Carlos Baglietto cantó “Las cosas tienen movimiento” y “El témpano”. A todos se les puso la piel de gallina. A casi todos le brotaron nuevamente las lágrimas.

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