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Dos versiones

Hubo balas después de un robo en barrio Acindar

Un muchacho de 20 años asaltó a un policía y recibió un balazo. Tirado en el piso, recibió golpes de varios uniformados, por lo que reaccionaron vecinos, dijieron en el barrio. Un cartonero recibió un plomo en la espalda y está muy grave.


Un cartonero de 48 años peleaba ayer por su vida luego de que una bala policial le atravesara el torso cuando salió en defensa de su familia que estaba siendo golpeada por varios uniformados en barrio Acindar. Todo comenzó minutos antes, cuando un pibe asaltó a un sargento que esperaba el colectivo vestido de civil y con su hija. Si bien el ladrón logró hacerse de la billetera del uniformado, recibió un balazo en una pierna. Rápidamente aparecieron varios móviles a auxiliar a su compañero y comenzaron a golpear al herido, lo que provocó un levantamiento en el barrio. El cartonero, alertado por los tiros, quiso saber qué pasaba pero no duró mucho en el lugar ya que un plomo reglamentario lo dejó al borde la muerte. Hasta aquí la versión de los testigos. La Policía sostiene que se trató de un robo a mano armada del que también participó el cartonero.

La versión oficial señala que a Sergio Hernán R, de 20 años, y a Francisco R., de 48, los baleó el sargento ayudante Marcelo S.–que cumple funciones en Comando Radioeléctrico–. De acuerdo a los dichos del uniformado, minutos antes de las 22 del martes estaba junto a su hija esperando el colectivo en la plaza Estévez Boero, en la esquina de Ferraza y Francia, frente al distrito municipal, cuando se le aparecieron los dos hombres en una moto y, a punta de pistola, le sacaron la billetera. Mientras los supuestos ladrones huían, el policía les dio la voz de alto y se tiroteó con ellos. En el fuego cruzado él salió ileso y Sergio quedó tirado en el piso con un tiro en la pantorrilla izquierda, que le fracturó la tibia y peroné. Un rato después llegó al Heca Francisco, con una herida de arma de fuego en el torso, por la que tuvo que ser operado y quedó internado en terapia intensiva, incomunicado.

Pero diferentes vecinos de barrio Acindar dan una versión muy diferente de los hechos. Todos coincidieron que el martes a la noche hubo un robo. “El pibito le fue a chorear y el tipo le metió un tiro. Al toque llegaron los milicos y lo empezaron a verduguear”, señalaron, en referencia a Sergio Hernán R. Con el joven de 20 años en el piso, la escena se llenó de colegas de Marcelo S., que en conjunto, dijieron en el barrio, golpearon al herido. “Le pisaban la pierna baleada, le daban patadas en la panza y piñas en la cara”, explicó un comerciante.

Ante esta situación, la gente de la zona se congregó ante los cuatro patrulleros de Comando Radioeléctrico que habían llegado al lugar y le exigieron a los policías que dejen de torturar al joven. “Le pegaron en la calle y arriba de la ambulancia, al lado de los médicos. Nosotros le dijimos que paren, que ya lo tenían detenido, que no había necesidad de que lo sigan maltratando y ahí fue cuando se pudrió”, explicó María, la hermana de Francisco R., quien señaló que hasta ese momento el cartonero ni siquiera había llegado lugar.

El reclamo de los vecinos hizo reaccionar a los empleados del Comando, quienes comenzaron a reprimir. A María la persiguieron, la agarraron de los pelos y le dieron piñas y patadas, mientras el resto de los policías disparaban balas de goma a mansalva. Al ver cómo golpeaban a su mamá, las tres hijas de María –de 16, 18 y 26 años– intentaron intervenir y fueron maltratadas y detenidas. “Nos golpearon en la calle, en el patrullero y en la comisaría 18ª”, explicó una de ellas ayer a la mañana, luego de pasar toda la noche esposada en la seccional de barrio San Francisquito.

De acuerdo a lo que contaron testigos del hecho, recién en ese momento entró en escena el cartonero Francisco R. Él estaba durmiendo en su casa y salió al escuchar los tiros y los gritos de la gente de la zona. Ni bien puso un pie en la calle, vio cómo maltrataban a su hermana y sus sobrinas e intentó ayudarlas; pero ni siquiera se pudo acercar por las balas de goma que disparaban los uniformados, y tuvo que salir corriendo. Mientras buscaba un lugar para cubrirse sintió un dolor, vio cómo le sangraba el sector derecho de la panza, por debajo de la última costilla y cayó al piso. Un plomo se le había incrustado en la espalda y lo había atravesado de lado a lado, dijieron sus familiares.

En contraposición a la versión de los policías, María señaló que su hermano no se escapó del lugar de los hechos, sino que ella lo socorrió con la ayuda de un taxista y juntos lo llevaron al Heca. “Es imposible que mi hermano haya salido corriendo. Él tuvo varias hernias de disco y se mueve con mucha dificultad”, explicó la mujer.

En el hospital de Pellegrini al 4200 los médicos determinaron que Francisco estaba muy grave y decidieron operarlo. El cartonero quedó internado en terapia intensiva. Según el parte médico que recibieron sus familiares ayer al mediodía, la situación del hombre era muy delicada. “La bala le atravesó el hígado y el estómago. Si bien lo operaron, no lo pudieron estabilizar y el estómago no le deja de sangrar. Los médicos nos dijeron que está muy delicado” aseguraron sus familiares.

Hasta ayer a la noche el Ministerio Público de la Acusación investigaba un robo con Sergio Hernán R. y Francisco R. señalados como autores, y no un hecho de violencia institucional.

En la comisaría

Según contaron las sobrinas del cartonero, los policías de la seccional de San Francisquito le hicieron pasar un verdadero calvario durante la madrugada del martes, donde fueron sometidas a maltratos físicos y verbales. “Nos pegaron muchísimo, nos agarraban del cuello y no pegaban piñas. Incluso una policía petisa y rubia nos invitaba a pelear. Nosotros veníamos de jugar al fútbol, por lo que estábamos en remera y pantalón corto. Pero nos tuvieron esposadas sin un abrigo, ni nada”, explicó una de ellas.

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