Policiales

Violencia urbana

Un joven fue ejecutado en la zona sudoeste

La víctima de 24 años recibió los impactos desde atrás cuando caminaba junto a un amigo por Constitución al 3200.


Elías salió de su casa y le dijo a un amigo: «Vamos a tomar una coca». Caminaron media cuadra por Dean Funes, doblaron por el sendero de la placita por Constitución hasta quedar en diagonal al último juego de la plaza. Un joven los siguió, y sin que lo vieran, levantó una nueve milímetros a la altura de la cabeza de Elías. Disparó cinco veces. Eran las 16 de este martes cuando tres tiros hicieron blanco en el cráneo del muchacho y uno le pegó en la mano. Elías Galeano se desplomó y murió ante la mirada de su amigo, que quedó paralizado, pero ileso. Para la tía de Elías, el crimen tuvo que ver con intenciones de robo, porque hacía unas horas que había cambiado dólares. Para los pesquisas, el crimen a modo de ejecución estuvo vinculado a un problema anterior. Los investigadores buscaban al atacante, a la muchacha muy joven que lo acompañaba y no descartaron que haya un cómplice más.

Elías vivía en la casa de sus abuelos, en Dean Funes al 3600. Trabajaba en una rotisería y desde julio pasado, cuando falleció su abuelo, se hacía cargo de todos los trámites de Irma, su abuela. “Ahora no sé qué va a hacer mi mamá. Él la ayudaba en todos los papeles y era una compañía. Tenía una nena de 2 años, ya cumple los tres. La nena venía siempre a visitarlo y ya se quedaba solita con él”, contó su tía ayer.

Para la mujer, “lo estaban esperando”, y el brutal asesinato frente al edificio de la escuela primaria 1202 Gendarmería Nacional tuvo que ver con un robo. “No le sacaron nada porque ya había entregado la plata que fue a cambiar por dólares. Eran de un familiar que tenía que viajar. Seguro lo siguieron y lo mataron porque se dieron cuenta que no llevaba nada ya”, arriesgaba la mujer mientras miraba la gran mancha de sangre espesa que había quedado en medio del sendero de la placita. Pasó un rato así hasta que los vecinos la borraron a baldazos de agua.

“¡Me indigna! ¡Me da una bronca bárbara, destrozaron a una familia! Somos una familia que nunca tuvimos problemas con nadie”, agregó la mujer antes de reunirse con el papá de Elías.

La fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Georgina Pairola, estuvo en el lugar, habló con los hermanos de Elías, con sus amigos y con los testigos ocasionales. La fiscal indicó que el atacante lo estaba esperando, lo siguió caminando y, sin decirle nada, le disparó de atrás sin mediar palabras. Los testigos aportaron que después de tirarle, se reunió con una joven por Dean Funes al 3700 y se fueron hacia el oeste. Algunos dijeron que se fueron en moto y también creían que la víctima se había dado cuenta de que había movimientos extraños.

El personal de la Policía de Investigaciones (PDI) recolectó cinco vainas servidas calibre 9 milímetros.

Pairola explicó que no hay cámaras en el lugar del crimen, pero no descartó que alguna de las que hay en el barrio de San Francisquito hubiera podido captar alguna imagen del atacante y la joven.

“No puedo dar una hipótesis debido a que faltan recolectar declaraciones. Según las primeras informaciones no parece que el crimen sea un ajuste por temas de drogas o relacionado a la barra brava. Esperamos determinar si la víctima había sido amenazada con anterioridad”, describió la fiscal para agregar que el cuerpo de Elías había sido enviado al Instituto Médico Legal (IML).

Algunos vecinos y amigos de la víctima deslizaron que el problema era por una ex. También los habitantes del barrio hablaban de que, tras asesinar a Elías, la pareja de homicidas corrió por Dean Funes. Doblaron por Castellanos y al llegar a Garay se subieron a un Peugeot 504 blanco que era conducido por un tercer cómplice y huyeron a toda velocidad del lugar, en jurisdicción de la seccional 18ª.

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