Peter Falk, el inolvidable «Columbo» de la TV de los 70, cuyo fallecimiento a los 83 años se conoció el fin de semana, hacía años que padecía de demencia senil y Alzheimer, por lo que un tribunal había concedido ya en 2009 la tutela del actor a su segunda esposa, Shera Danese, después de un año de batalla legal con su hija adoptiva Catherine por el control de sus bienes.
La demencia de Falk había empeorado tras someterse a operaciones dentales y de cadera en 2007 y 2008. Sin embargo, la última película en la que intervino fue «American Cowslip», junto a Val Kilmer en 2009.
En sus tiempos de gloria, Falk ganó cuatro premios Emmy por su papel como detective en «Columbo». También estuvo nominado dos veces al Oscar, en 1961 por «Murder, Inc.» (y vivió un episodio bochornoso en la ceremonia, cuando se anunció el ganador, Falk se levantó de golpe al escuchar Peter, pero el ganador resultó ser Peter Ustinov por su papel en «Spartacus»), y en 1962 por «Milagro por un día» de Frank Capra, junto a Bette Davis.
También actuó bajo las órdenes del alemán Wim Wenders en «Las alas del deseo», en 1987, y luego en «Tan lejos y tan cerca» (1993), además de otros reconocidos realizadores como John Cassavetes («Maridos» y «Una mujer bajo influencia») y Blake Edwards («La carrera del siglo»).
Pero donde Falk consiguió popularidad internacional fue dando vida al inspector Columbo en la serie del mismo nombre que protagonizó entre 1971 y 1978, y que volvió a salir al aire en 1989 hasta 2003. La serie se transmitió en 80 países y es repetida hasta la actualidad.
Falk tenía un ojo de vidrio a causa de una operación a la que fue sometido cuando tenía tres años de edad, cuando le detectaron un tumor canceroso. «La prótesis le dio a sus personajes una mirada peculiar, casi socarrona. También tenía un pequeño problema de dicción, que le hacía pronunciar la L emanando un sonido que venía desde el fondo de su garganta y que era especialmente enfático cada vez que pronunciaba el nombre de Columbo en la serie», recordó «The New York Times».
Falk nació el 16 de septiembre de 1927 en Nueva York y se crió en la localidad de Ossining, al norte del estado neoyorquino, donde su padre tenia un tienda de ropa.
Su debut actoral fue 1956 con una producción del «Don Juan» de Moliere en el llamado Off Broadway. En 1972 recibió el premio Tony al mejor actor de Broadway del año por el papel protagónico en la comedia «El prisionero de la Segunda Avenida» de Neil Simons.
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