Política

Igualdad de género

Histórico: los medios de Argentina tendrán equidad de género y cupo trans

Argentina pasó a ser el primer país del mundo en sancionar una ley de equidad de géneros en los medios de comunicación públicos, privados y sin fines de lucro. La votación de este viernes estuvo a punto de fracasar por el lobby que hicieron durante todo el día los medios de comunicación hegemónicos


Por Arlen Buchara y Natalia Arenas/ Cosecha Roja

En 2019 el hashtag #Faltamosenlosmedios se volvió tendencia en las redes sociales. La frase había sido impulsada por periodistas feministas de todo el país para poner en agenda la desigual representación de mujeres y disidencias en los medios de comunicación. Es que basta darse una vuelta por los principales diarios, canales de televisión y radios para ver que la mayoría de los lugares son ocupados por varones.

Esa acción fue el puntapié para que tomara forma un debate que desde hace años recorre las redacciones, los estudios de radio y televisión y los medios de comunicación públicos, privados y autogestivos.

Dos años después el debate se convirtió en ley. Este viernes a la madrugada Argentina pasó a ser el primer país del mundo en sancionar una ley de equidad de géneros en los medios de comunicación públicos, privados y sin fines de lucro.

La votación estuvo a punto de fracasar por el lobby que hicieron durante todo el día los medios de comunicación hegemónicos. Con sus principales referentes, quisieron instalar que la ley de equidad iba a ser utilizada para limitar la pauta, que hoy se distribuye de manera desigual beneficiando a los grandes grupos oligopólicos que tienen sede en Capital Federal. Y hasta hablaron de que iba a ser obligatorio el uso de lenguaje inclusivo.

Pero el lobby empresarial no pudo con el activismo de las periodistas feministas. En pocas horas #faltamosenlosmedios y #leydeequidadenlosmedios volvió a ser tendencia. Y los memes también.

“El proyecto de #LeyDeEquidadEnMedios no regula pauta ni contenidos. Busca generar mejores condiciones para el ejercicio de nuestro oficio y mayor pluralidad en los medios de comunicación. Repara una desigualdad histórica en el acceso al trabajo para mujeres y trans. No obliga a ningún medio privado: se premia a aquellos medios que demuestren avances en equidad de género. Busca crear condiciones para un periodismo con todas las identidades de género. Por eso decimos: no al lobby de los grupos mediáticos en contra de la igualdad de género”, compartieron miles de periodistas y activistas en todo el país.

En 2015 las periodistas y escritoras feministas cumplieron un rol fundamental en la gesta del Ni Una Menos. Fueron las que convocaron por primera vez a una maratón de lecturas bajo esa consigna para visibilizar la escalada de femicidios de los primeros meses de ese año. Poco después, su impulso fue fundamental para la concentración del 3 de junio que marcó un antes y un después en la historia de los feminismos en la Argentina. Pero la agenda de las mujeres y disidencias que el periodismo feminista cuenta desde hace años no logró entrar a los propios medios de comunicación: la proporción de trabajadoras no supera el 30 por ciento, el primetime está copado por figuras masculinas, los lugares de decisión son también de ellos al igual que las notas de opinión y la formación con perspectiva de género es una utopía. Ni hablar de la inclusión de diversidades.

La nueva ley aplica para los medios de cualquier soporte: gráficos, digitales y audiovisuales. En el caso de los medios públicos, la equidad será obligatoria en todos los estratos de la planta del personal. Además, se establece un cupo del 1% de personas transgénero, transexuales, travestis e intersex.

Para los medios privados establece un régimen de promoción. La autoridad de aplicación abrirá un registro de servicios de comunicación operados por gestión privada y emitirá un certificado de equidad en la representación de los géneros.

¿Por qué es necesaria esta ley?

A nivel internacional, el Global Media Monitoring Project (GMMP) es el mayor estudio de género en los medios de comunicación. Según el último análisis de 2015 solo el 37% de quienes reportan noticias son mujeres.

En Argentina, una investigación publicada en 2018 por Comunicación para la Igualdad muestra que el 64 por ciento de las personas que estudian comunicación son mujeres. Pero a la hora de llegar a trabajar en los medios los números se invierten: son apenas el 30 por ciento en las empresas periodísticas. En la representación gremial pasa lo mismo: sólo el 24 por ciento de las personas afiliadas a sindicatos de prensa son mujeres.

La mayor brecha de género aparece en los lugares de decisión y en puestos jerárquicos. El 78 ciento de los medios está dirigida por varones cis, al igual que el 70 por ciento de los sindicatos de comunicación.

En 2020 la organización Nos quemaron por brujas publicó un estudio en el cual analizó los programas emitidos en las radios AM y FM de la Ciudad de Buenos Aires que lideraron el rating en la primera mañana. El análisis tomó el mes de junio y la medición de audiencia de Kantar Ibope, con 14 programas seleccionados. Los datos ayudan a pensar cómo se distribuyen los roles en la radio, al menos en Buenos Aires. Es que resulta urgente la elaboración de estudios que den cuenta de un panorama federal en el que se puedan conocer la realidad de las provincias.

De acuerdo con el estudio, el 78 por ciento de las personas que conducen son varones y hay solo tres programas con co-conducción, ocupados por mujeres en un 100 por ciento. En locución el 90 por ciento son mujeres, un dato que muestra que durante décadas el único lugar para ellas era en el rol de dar el clima, las líneas de contacto y las publicidades. Las columnas de humor, por ejemplo, son hechas en un 80 por ciento por hombres y hay un 10 por ciento de mujeres y un 10 por ciento de trans. Los operadores y periodistas deportivos son 100 por ciento varones, mientras que también ocupan el 67 por ciento de la coordinación de aire y el 68 por ciento de producción. Solo en los móviles en la calle hay un 50 y 50.

En 2019 periodistas feministas hicieron un rastrillaje durante el mes de junio de los contenidos de género en las radios públicas universitarias. Identificaron que apenas el 16 por ciento de las radios emiten al menos un programa con perspectiva de género. La producción de carácter federal surgió después del 32° Encuentro Plurinacional de Mujeres realizado en 2018 en Trelew, Chubut.

Otro relevamiento interesante es el que hizo durante años la cuenta de Twitter columnistOs. Midió todos los días las columnas de opinión firmadas por mujeres publicadas en la página principal de tres de los medios nacionales más leídos, Clarín, La Nación y Página12. Nunca superaron el 15 o 20 por ciento.

Representación justa en debate

El debate sobre paridad y cupo laboral trans en medios de comunicación tomó forma en el Congreso nacional en el invierno de 2020 con dos proyectos de ley impulsados por periodistas feministas, uno en Diputados y otro en el Senado.

En la cámara alta el proyecto de Ley de Paridad y Participación Equitativa de Géneros en Medios de Comunicación fue presentado por Norma Durango, del Frente de Todos, con el aporte de Periodistas Argentinas.

En la cámara baja fue la diputada Mónica Macha, presidenta de la comisión de Mujeres y Diversidad, con el acompañamiento del medio feminista LatFem, quien presentó su propio proyecto. Además organizó desde esa comisión foros virtuales de debate, de los que participaron 700 personas de todas partes del país.

“No estamos discutiendo sólo la participación. Sino también qué temáticas se trabajan y cómo se construye la noticia cuando la perspectiva de quien comunica es diferente a la perspectiva habitual, que es tal vez la del varón hetero, de sector medio profesional”, dijo Macha a Cosecha Roja. “Porque nuestra posición política también se construye desde el lugar que vemos la realidad”.

Las discusiones en esos encuentros fueron más allá de la materialización del proyecto. “Son instancias de discutir todo lo establecido y los medios de comunicación no pueden quedar al margen”. Por eso también, para Macha era importante que los varones cis sean parte de la discusión. “Que puedan plantear entre sus colegas que claramente hay que poder abrir el juego. Un juego que hasta ahora no es justo para nosotras”.

La diputada Gisela Marziotta también presentó un proyecto.

En octubre, finalmente el Senado aprobó por unanimidad el proyecto de Durango, que tomó los aportes de aquellos foros virtuales y de los otros proyectos presentados. Este viernes a la madrugada Diputados lo convirtió en ley.

Capacitación y Ley Micaela

Además de las iniciativas nacionales, tomaron forma proyectos de ley en provincias como Santa Fe, aunque aún no fue tratado. También creció entre los colectivos de periodistas feministas el pedido de implementación de la Ley Micaela en medios y de las capacitaciones obligatorias con perspectiva de género y diversidad. En 2020 hubo avances en Télam y otros medios públicos. La Universidad Nacional de Rosario (UNR) creó un programa de capacitación para implementar la Ley Micaela en medios, que fue dictado en el diario La Capital y en las áreas de comunicación de la UNR.

¿Y la pauta?

La distribución de la pauta no era un punto de discusión en el proyecto de ley. Pero el lobby en contra mostró una vez más que se trata de uno de los temas más difíciles de debatir y cambiar en la Argentina. Actualmente la pauta oficial publicitaria se distribuye de manera desigual y beneficia a medios hegemónicos con sede en Buenos Aires por sobre los más chicos, comunitarios o autogestivos. En las provincias pasa lo mismo: los grandes oligopolios son los principales beneficiarios.

En la semana del Día del Periodista los datos difundidos muestran que muchos de esos medios no hegemónicos tuvieron que cerrar o achicarse en pandemia por la caída de ingresos.

Entre ellos, muchos medios feministas autogestivos pelean por sobrevivir. Es que la comunicación con perspectiva de género creció en los últimos años pero no así las condiciones laborales para ejercerla. Las mujeres y disidencias son las más precarizadas y, mientras garantizan una comunicación con perspectiva de género y derechos humanos, tienen que hacer malabares para sostener esos espacios de comunicación.

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