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Históricas estaciones ferroviarias

Por: Ernesto Del Gesso

En la nota anterior se hizo referencia a las mensajerías tanto como evolución del sistema de transporte con relación a la tropa de carretas, como por la significación para Rosario de ser el nudo principal de la red de este servicio a todo el país. De aquel hito en la historia de las comunicaciones, sólo nos quedan textos que lo recuerdan y una placa de mármol en la pared del moderno edificio de una empresa en la actual calle Juan M. de Rosas al 900, la ex 25 de Diciembre, que en los tiempos de las diligencias se llamaba Mensajerías, porque en esa calle y en ese lugar estaba instalada la central de “Mensajerías  Nacionales”.

Aquel nudo con su abanico de destinos se fue corriendo hacia el interior para instalarse en las cabeceras mediterráneas a medida que se extendían las vías del ferrocarril, el nuevo medio de transporte, que revolucionó las comunicaciones terrestres.

Rosario –acorde con la marcha del progreso– pronto volvió a ser nudo de las comunicaciones del nuevo fenómeno, término válido para los tiempos que hizo su ruidosa y monstruosa aparición ante un pueblo nacido en un ámbito de caballos, mulas y bueyes. Las vías comunicaron a Rosario con el interior, pero esta vez con proyección al exterior, porque las terminales de los rieles tenían por objetivo alcanzar el puerto.

El material de los ferrocarriles está incluido en la denominación del sistema de circulación que es por carriles de hierro, pero el hierro no sólo está presente en las vías sino en todo lo relacionado con los trenes, cuya máxima expresión estuvo dada por las imponentes locomotoras a vapor. Esta fortaleza del material es lo que ha permitido que aún circulen trenes sobre vías centenarias. Si en Rosario contamos desde el inicio de la obras del primer ferrocarril, serían sesquicentenarias. Esta nobleza del material exime de placas para recordarlo. La comparación es exagerada y propia de literatura de protesta, pero la reducción de la función económica y social ferroviaria que tuvo para la ciudad da cabida a lamentos de esta especie. El abandono paulatino de mantenimiento desde hace muchas décadas hizo explosión en la anterior. Con las privatizaciones se recuperó en parte el transporte de carga; en cambio, el servicio de pasajeros, que en Rosario Norte tiene vigencia con trenes de Buenos Aires a Córdoba y Tucumán y viceversa, no cumple con la función de acortar tiempos, porque las vías aguantan, pero el desgaste y falta de afirmación en los suelos sólo permiten mínimas velocidades que suman largas horas de viaje.

Los ferrocarriles nos han dejado mucha historia en la ciudad, de la que han sido factor determinante. Esta historia tiene sus símbolos en aquellas estaciones terminales de pasajeros de empresas competitivas de capitales foráneos y argentinos cuyos edificios aún se mantienen en pie.

De ellas sólo haremos referencia a la iniciación de los servicios, la ubicación y destino actual, porque proyectarse a mayor información y al despliegue de las vías por los barrios sería motivo de un libro. En la Biblioteca Argentina los hay sobre el tema. A los interesados recomiendo el de los Amigos del Riel de Ferrer y Fernández Priotti.

Vayamos a los edificios de aquellas estaciones.

El primer ferrocarril instalado en la ciudad fue el Ferro-Carril Central Argentino, que tuvo una larga historia a partir del proyecto que surge en 1854 para construir una línea de Rosario a Córdoba. Los trabajos comenzaron en abril de 1863 en Rosario y finalizaron en mayo de 1870 cuando los rieles llegaron a Córdoba. Los festejos de inicio y terminación fueron presididos por los presidentes Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento respectivamente. Los primeros trenes partieron de un andén provisorio para carga y pasajeros, que fue luego galpón Nº 10 y actualmente parte del mismo es un restaurante que en su interior deja ver las antiguas vías ubicado a la altura de la actual calle España y el río. Pronto se realizarán las construcciones para la administración, en la que se destaca una torre con reloj y la terminal de pasajeros que fue la estación Rosario Central, históricamente la primera estación ferroviaria de Rosario. Los edificios de la estación y de la administración hoy están ocupados por dependencias municipales.

Cronológicamente la segunda estación terminal ferroviaria de pasajeros fue la del Ferro-Carril Oeste Santafesino, ubicado sobre calle Chacabuco en el parque Urquiza, terrenos que fueron playa de maniobras y patio de carga. El edificio, después de años de abandono ha sido recuperado y aprovechado para oficinas de gestión municipal. Este ferrocarril unía inicialmente Rosario con Casilda, centro de la colonia Candelaria, que fundara en 1870 Carlos Casado de Alisal, quien fue gestor y principal accionista de este emprendimiento ferroviario que comenzó sus servicios en noviembre de 1883. La actual escultura de Lucio Fontana, “El sembrador”, que se observa por la avenida costanera, cubre el arco de la terminal de una trinchera por la que se bajaba la carga al nivel del embarcadero propio. El artístico relieve recuerda una de las primeras grandes exportaciones de cereales con destino a Europa, pero no la primera como indica la placa recordatoria.

El edificio más representativo de estaciones ferroviarias es el de Rosario Norte, en Ovidio Lagos y avenida Wheelwreight, que también se encuentra restaurado y ocupado en parte por organismos municipales. Como se ha señalado, aún funciona como estación terminal.

Perteneció al Ferrocarril de Buenos Aires a Campana que obtuvo la prolongación a Rosario y se inauguró en 1886 empalmando con las vías del Central Argentino. Esta unión de Rosario con Buenos Aires a través de rieles, a la postre significó la pérdida de la independencia de la economía ferroviaria de Rosario por el proceso de absorción centralista que en todos los aspectos ha venido sufriendo el interior del país que mantiene plena vigencia. La red de esta empresa terminó en Tucumán en 1890, pero como la primera extensión de vías fue hasta Sunchales, durante mucho tiempo esta estación fue conocida con ese nombre. Posteriormente fusionada esta empresa con el Central Argentino y tras el proceso de nacionalización, Rosario Norte se convirtió en la receptora del tránsito ferroviario de Buenos Aires al interior, por lo tanto en “la” estación de Rosario.

En la segunda parte de esta nota conoceremos más estaciones con interesantes historias. Serán las de los ferrocarriles franceses, uno de trocha angosta y otro que optó por la ancha. Habrá también de capitales ingleses, cuyos rieles no salieron originariamente de aquí, sino que arribaron. Estaciones paralelas y un ferrocarril que no tuvo estación terminal.

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