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Historia de mujeres con coraje y espíritu libertario

Por Carlos Solero.- Juana Rouco Buela y Herminia Brumana despertaron conciencia de dignidad en situaciones adversas y persecuciones políticas.


La evocación de Juana Rouco Buela y de Herminia Brumana es el reconocimiento a dos mujeres que no sólo fueron pioneras del feminismo libertario en la región Argentina.

Es preciso por sobre todas las cosas la visibilización de estos seres humanos que con su accionar despertaron conciencia de dignidad aun en situaciones adversas por las persecuciones políticas y la vigencia del patriarcalismo.

En efecto, ninguna de ellas buscó ser endiosada por las masas ni ocupar espacios de poder sino propender a la emancipación de todas las personas más allá del género, porque entendían que la situación de injusticia y opresión contra cualquiera es una afrenta a la especie en su conjunto.

Juana Rouco Buela

Juana Rouco  Buela nació en España en 1889, y siendo adolescente llegó a la Argentina. A poco de su arribo comenzó a trabajar en Buenos Aires y se vinculó con agrupaciones anarquistas, era ya una joven inquieta con firmes convicciones y una gran sensibilidad social.

En el Congreso de la Fora (Federación Obrera Regional Argentina) de 1905 fue delegada por los trabajadores de la Refinería de Azúcar de Rosario tuvo en esa oportunidad una destacada actuación como oradora.

En 1907, Juana Rouco fue una de las impulsoras de la huelga de inquilinos. En esas heroicas jornadas proletarias, la de la Huelga de las escobas, participó con templanza frente a la represión policial. En 1908 junto a otras militantes anarcofeministas, como Teresa Caporaletti y Marta Leberstein, fundó un Centro Femenino.

Padeció la nefasta ley de Residencia, la 4144, perpetrada por Miguel Cané durante la presidencia de Julio A. Roca y acusada de participar en un atentado, fue deportada a España, como tantos otros militantes ácratas.

A su regreso a Montevideo Juana Rouco creó en esa ciudad el periódico Nueva senda.

Por sus actividades de militante socialista libertaria y su lucha a favor de los desposeídos, sufrió persecuciones y la cárcel en numerosas ocasiones, pero esto no impidió que continuara en su abnegada labor de difusión de ideales y prácticas de transformación social.

Fue protagonista en la huelga de 1919, en solidaridad con los obreros de los Talleres Vasena. Integrante de la Federación Obrera Regional Argentina del 5º Congreso, organizó tareas de asistencia sanitaria junto a Salvadora Medina Onrubia, durante las cruentas jornadas de La Semana de Enero.

Tuvo un protagonismo fundamental en las luchas del movimiento obrero en la década del ‘20, participando activamente en las campañas por Sacco y Vanzetti y por la libertad de Simón Radowitzky.

Activa colaboradora con artículos en la prensa libertaria y en Mundo Argentino.

Inició en 1922 en Necochea la edición del quincenario feminista Nuestra Tribuna.

Dos libros reúnen parte de sus postulados revolucionarios Mis proclamas, recopilado y publicado en Chile  e Historia de un ideal vivido por una mujer, editado en la Argentina.

Juana Rouco Buela, mantuvo hasta el fin de sus días la convicción de que es necesario impulsar la pedagogía antiautoritaria y a la organización autogestionaria de la sociedad,

para reemplazar las decadentes y perversas estructuras del capitalismo que oprimen a mujeres y hombres por igual.

Herminia Brumana

Herminia Brumana fue una mujer singular en casi todas sus facetas, pedagoga libertaria, periodista y autora de cuentos y poemas, adscribió a las ideas y principios anarquistas sin pertenecer formalmente a ninguna agrupación.

Herminia Brumana nació en Pigué (provincia de Buenos Aires) el 12 de septiembre 1897, era descendiente de una familia de inmigrantes italianos, estudió magisterio en Olavarría retornando a su ciudad natal a ejercer su noble oficio.

Ahora bien, como maestra, no se limitó a enseñar letras y números sino que siguiendo los lineamientos de la pedagogía libertaria de Francisco Ferrer I Guardia predicó entre los niños y las niñas los principios de la solidaridad social y la necesaria comprensión del mundo, el respeto a la naturaleza y los anhelos de libertad para todos y cada uno.

En 1917 fundó y un periódico y en 1918 publicó el libro Palabritas dedicado especialmente a las niñas y niños.

Practicó la pedagogía en diversas escuelas de la provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal.

En 1923 apareció su libro Cabezas de mujeres, definido por Herminia Solari como un conjunto de relatos de reafirmación y autoconciencia, un libro sobre la mujer dirigido a las mujeres.

En la década que va de 1929 a 1939, Herminia Brumana publicó los libros: Mosaico (1929), La grúa (1931), Tizas de colores (1932), Carta a las mujeres argentinas (1936), Nuestro hombre (1939).

Todos estos volúmenes expresan su inquietud por la indispensable ruptura con absurdos atavismos que someten a las mujeres en la sociedad y por el desigual acceso a los conocimientos para los integrantes de las clases desposeídas y subalternas.

La poeta y también escritora entrerriana Ema Barrandeguy evoca a esta mujer pionera en su libro No creo que mi país sea poderoso. En 1958, luego de su partida de este mundo, se publicó un volumen con sus obras completas que compila relatos, poemas y conferencias, y una década después el libro Ideario y presencia de Herminia Brumana.

El desafío

Es preciso eliminar la dominación de género, cimentada en la ignorancia y los prejuicios como toda dominación, más allá de los bombardeos mediáticos con capciosos mensajes tendientes a la cosificación.

Esta es una lucha impostergable, es un compromiso que debemos asumir cada día y en cada ámbito.

Las nuevas generaciones tenemos en Juana Rouco Buela y Herminia Brumana, a dos referentes señeras en las luchas por la emancipación integral de la especie humana.

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