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Memoria, Verdad, Justicia

Hija del “Chango” Traverso: “Se trata de elaborar el duelo a partir de certezas”

María Sol tenía dos años cuando su papá, un militante, fue secuestrado, en 1977. Cuatro décadas después, el Equipo Argentino de Antropología Forense lo halló enterrado como NN en el cementerio La Piedad. Ahora ella cuenta sensaciones sobre el círculo que pudo cerrar


En 1977, cuando María Sol Traverso tenía dos años, el terrorismo de Estado desapareció a su papá. Cuatro décadas después, su mamá la llamó para contarle que los restos de Ernesto “Chango” Traverso habían sido identificados en el Cementerio La Piedad. Fue hace poco más de un mes y, a partir de allí, la conmoción se hizo protagonista en la escena familiar.

El secuestro de Ernesto Traverso fue en 1977, en la zona de Montevideo y Oroño. Después de la desaparición, María Sol se mudó con su abuela materna a Bella Vista, en la provincia de Corrientes. Con el objetivo de seguir una carrera universitaria y vivir en Rosario, volvió a los 16 años para comenzar una nueva vida. Ahora trabaja en la Justicia provincial, y la noticia referida a Ernesto atravesó su cotidianidad estas últimas semanas.

Chango Traverso, como lo llamaban sus compañeros, militaba en el peronismo y había estudiado medicina, pero se dedicaba al comercio. Tenía 27 años y estaba en pareja con Amelia González, con quien concibió a María Sol Victoria y a su hermano, Ernesto Víctor Manuel. Amelia recordó que se conocieron en una movilización por el cumpleaños de Evita, que se hizo en el Parque de la Independencia.

María Sol tenía dos años cuando desaparecieron a su papá y, por eso, tiene pocos recuerdos de él. De grande, fue construyendo una imagen con las cosas que le contaron su mamá y los amigos de Ernesto. Este 24 de marzo, dice, la encontrará con más certezas que dudas sobre la muerte de Ernesto Traverso.

No tan cercana a la militancia política, reconoció identificarse “con los ideales que él tenía”, transmitidos por su madre durante estos años.

—¿Qué sensaciones te invadieron estos días a partir de que identificaron a Ernesto en el cementerio La Piedad?
—Es un proceso que está sucediendo, esto se trata de elaborar el duelo a partir de certezas. Son cuestiones que tienen que ver con lazos sanguíneos. Nosotros somos parte de lo que nos transmitió nuestra familia. Yo creo que esto tiene que ver con toda una cuestión colectiva que hay que sanar para hacer las cosas de otra manera. Estamos conmocionados pero queremos verle el lado positivo.

—¿Podés describir la emoción que te generó el día que te enteraste?
—Cuando mi mamá me llamó me largué a llorar. Después tuve la sensación de que alguien había muerto. Después de su desaparición tuve que hacerme a la idea de que nunca lo íbamos a encontrar. Querés cerrar algo y no podés. Para mí esto no fue una alegría. Cuando me enteré me sentí conmocionada, sentí congoja y angustia. El fiscal (Adolfo Villatte) se lo comunicó a mi mamá luego de que desde el Equipo Argentino de Antropología Forense se comunicaran con él. Lo que nos explicó el fiscal es que tiene que llegar formalmente el informe para luego emitir una resolución. Mientras tanto van dando la certeza a familiares y después de la resolución se hace la entrega de los restos. Recién ahí podemos decidir qué hacer con los restos, es como un velorio largo.

—¿Genera algo de alivio acercarse a cómo fueron los hechos o al menos saber que pudieron identificar a Ernesto?
—Alivio todavía no; yo sentí que necesitaba tener alguna prueba y cada vez que lo cuento hay gente que no me entiende, siempre que lo cuento me largo a llorar, es una situación rara. Yo considero que es todo un proceso, y que va a ser muy fuerte el tema de la entrega y de la resolución, va a ser otra manera de hacer el duelo. Estamos esperando por el tema de la entrega, pero todavía falta, no queremos adelantarnos; estamos esperando para acercarnos a cómo fue su muerte.

—¿Cómo fue el proceso en el que llegaron a identificar que era él?
—Se habían abierto, paralelamente a todas las causas de juicios de la verdad, investigaciones donde por ejemplo en el cementerio La Piedad se elevan todos los cuerpos NN que habían ingresado con muerte violenta. Ahí empezó el cruzamiento de información; así surgió bajo qué circunstancias había sido ingresado su cuerpo como NN. Enterraron su cuerpo junto con otros que ingresaron en las mismas condiciones en distintos lugares del cementerio y uno de ellos terminó siendo Ernesto. Cuando se termine la investigación y nos entreguen los restos se hará entrega de toda investigación y lo que sucedió con él en 1977. Por lo menos acercarnos a lo que sucedió.

—Va a ser el primer 24 de marzo con la certeza de que Ernesto está ahí. ¿Qué cambia para este 24 haberlo identificado?
—Va a ser distinto, porque tengo una certeza; igual con el 24 de marzo no hago tanta referencia a nivel personal, me parece que es importante a nivel sociedad para ir sanando heridas. A mi entender es importante el esclarecimiento de cómo fueron las cosas en la historia, que se conozcan verdades y circunstancias que son necesarias para poder construir desde otro lugar. Para mí particularmente va a ser un 24 distinto, creo que es importante congregarse y tratar de que las cosas sean mejor a futuro. Yo veo que después de la crisis de 2001 hubo un montón de gente que se sumó porque es un espacio para hacer las cosas de otra manera.

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