Política

Gran desembolso

Hidrógeno verde: las ventajas comparativas de Argentina que propiciaron la inversión de Fortescue

Las gestiones del gobierno nacional para cerrar el acuerdo con el directorio de la empresa australiana estuvieron respaldadas por una diversa oferta de recursos y desarrollo industrial


El acuerdo de inversión por 8.400 millones de dólares para producir Hidrógeno Verde en Argentina no fue casualidad ni obra del destino. Más allá de las gestiones entre el gobierno nacional y el directorio de la empresa Fortescue, la elección de Argentina guarda una estrecha relación con las ventajas comparativas que ofrece el territorio para posicionarse en ese mercado mundial.

Una vasta oferta de recursos naturales y renovables, sumado a una tradición industrial como proveedor de la cadena de gas y petróleo, posicionaron al territorio nacional como un terreno fértil para el desembarco de tamaña apuesta. Según indicaron durante el anuncio en el marco de la cumbre sobre el cambio climático en Glasgow, la inversión permitirá generar más de 55 mil puestos de trabajo (15 mil directos y 40 mil indirectos), para una primera etapa que estará destinada a la exportación.

Se habla del hidrógeno verde como “el combustible del futuro”, y se trata de un recurso generado mediante electrólisis (proceso mediante el cual se separa a los elementos de un compuesto por medio de electricidad) a partir de energías renovables como la eólica y la solar. Es en esta dos últimas donde el país tiene un gran potencial para desarrollarse como proveedor. El hidrógeno verde surge así como una de las soluciones más desarrolladas para descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como el transporte marítimo de larga distancia, la aviación y las industrias pesadas.

Durante el anuncio, el presidente Alberto Fernández anticipó que en poco tiempo el país “podrá convertirse en uno de los proveedores mundiales de este combustible que va a permitir reducir drásticamente las emisiones de carbono en el mundo”. A su vez indicó que el proyecto transformará a Río Negro (más precisamente a los alrededores de la localidad de Sierra Grande) en un polo exportador, con una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas anuales, lo que cubriría una producción energética equivalente al 10% de la electricidad consumida por Alemania en un año.

Las negociaciones que llevaron al acuerdo quedaron materializadas en la foto durante el anuncio, donde participaron el presidente Alberto Fernández, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, el presidente de Fortescue, Andrew Forrest; la CEO de la firma, Julie Shuttleworth, y el titular de la compañía para la Región Latinoamérica, el ex rugbier Agustín Pichot.

Pero lo cierto es que las gestiones que llevó adelante el gobierno nacional, estuvieron respaldadas por las condiciones que ofrece el territorio argentino en materia de recursos y desarrollo industrial. Variables que quizás respondan al interrogante de un periodista durante la conferencia en la que se brindó el anuncio. “¿Qué lleva a la compañía a traer su plan de negocios a la Argentina con los problemas macroeconómicos que existen?”, deslizó el reportero ante la mirada de funcionarios y directivos de la empresa.

Ventajas comparativas de Argentina

Un estudio del Consejo Para el Cambio Estructural (CCE) elaborado por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), detalló las ventajas competitivas que ofrece el país para la producción de hidrógeno y para posicionarse en ese mercado mundial.

“Además de contar con recursos naturales, renovables y reservas de gas natural, Argentina posee una tradición industrial de proveedores de la cadena del gas y el petróleo, algunos de los cuales han logrado una exitosa internacionalización –como el caso de la industria del GNC– fue pionera en establecer un marco normativo para la promoción del hidrógeno y cuenta con un proyecto de producción de hidrógeno verde que opera desde 2008”, señalaron a través de un informe.

Elaborado por CEP XX1

 

Además de sus yacimientos de gas natural convencionales, el territorio argentino cuenta con las segundas mayores reservas mundiales de gas no convencional, con un volumen estimado de 308 trillones de pies cúbicos, concentradas en la región patagónica. También cuenta con una extensa red de gasoductos de más de 16.000 kilómetros de extensión que abastecen las principales zonas urbanas e industriales del país.

Respecto a sus recursos renovables, desde el CEP XXI agregaron que el país presenta condiciones muy favorables para la producción de energía fuente solar, eólica, hidráulica, y cuenta con enorme disponibilidad de biomasa. Sin contar esta última, el potencial de Argentina para la producción de energía eléctrica de fuente renovable podría exceder los 300 GW.

En lo que refiere a la energía solar, que puede ser aprovechada para distintas tecnologías de producción de hidrógeno, la zona andina cuyana y del noroeste argentino comparte con Chile, Bolivia y Perú el área con el mayor potencial de energía fotovoltaica a nivel global (según el Banco Mundial), incluso con niveles de radiación levemente superiores a los registrados en otras áreas con climatología desértica como el norte de África o la Península Arábiga. En dicha zona se encuentra en la provincia de Jujuy el parque solar Caucharí, la segunda instalación fotovoltaica en operaciones más grande de América Latina.

Un panorama similar ofrece la producción de energía eólica en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires y la Región Patagónica. Mientras que a nivel internacional la mejora tecnológica y el aumento de capacidad de las turbinas eólicas ha logrado mejorar los factores de capacidad de hasta 35% en México y Estados Unidos, y levemente por encima del 30% para el norte de Europa (IEA, 2019b), los factores de capacidad de la Patagonia argentina están en el rango del 40-45%, con algunos parques que alcanzan niveles de entre el 50 y el 60%. En este sentido, la potencialidad en la región más austral del país es similar a la alcanzada en las explotaciones offshore del Norte de Europa.

 

El territorio nacional también se configura con una extensa disponibilidad de recursos para la producción de biocombustibles, entre los cuales sobresale la producción de biodiesel a partir de aceite de soja, etanol de maíz y etanol de caña de azúcar, que, de acuerdo al informe del CCE, podrían ser aprovechadas para la obtención de hidrógeno a partir del método de reformado de biocombustible, una tecnología en proceso de desarrollo y aumento de escala.

Por otra parte, la disponibilidad de recursos hídricos garantiza un abastecimiento suficiente para las plantas de hidrógeno verde.

A partir de estas variables, desde el CEP XXI sostuvieron: “Dada la estructura de costos del hidrógeno, el precio de la energía es el factor fundamental que determina su competitividad, a partir de lo cual dada nuestra amplia y diversa oferta de recursos renovables y no renovables, podremos obtener un hidrógeno que sea competitivo en términos internacionales”.

Lo que exponen los datos, es que Argentina cuenta con ventajas naturales y productivas para aprovechar el desarrollo de esta industria y su tecnología, promoviendo el trabajo de calidad y un proyecto de desarrollo a largo plazo protegiendo el medio ambiente local y global.

Comentarios