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Hay vértigo a pocos días de teórica asunción de Chávez

La salud del presidente venezolano bien vale misas, procesiones y vigilias sentidas de parte de sus compatriotas.


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La salud de Hugo Chávez –los deseos de que se recupere cuanto antes– bien vale misas, procesiones y vigilias sentidas de parte de los venezolanos, además del optimismo del colombiano Juan Manuel Santos prometiendo asistir a la toma de posesión en Caracas, el próximo 10 de enero, y hasta la visita fugaz y silenciosa del boliviano Evo Morales a la clínica en La Habana.

Mientras tanto, los movimientos tectónicos dentro de un chavismo que hoy por hoy no logra mostrarse sino agrietado dejan lo de la santidad y las oraciones para otro capítulo, seguramente futuro. Es que el mensaje de Navidad que dio el gobierno provisional de Hugo Chávez, difundido por Nicolás Maduro, su vice (y sucesor, “ungido” por el mismo “Comandante” en su discurso televisivo de despedida del 9 de diciembre) mostró diferencias internas al menos en dos campos.

Por un lado, en el contenido del mensaje. El ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, había afirmado al final de la tarde del 24 por cadena nacional de radio y televisión que Chávez experimentaba una “ligera mejoría” y que deseaba una “feliz Navidad” a los venezolanos. Pero un rato después, el mismo vicepresidente en ejercicio de la Presidencia, Maduro, daba un giro a la información, y relataba que había mantenido una conversación telefónica de 20 minutos con Chávez, quien desde La Habana le había informado “que estaba caminando, haciendo ejercicio”. Esa fue la primera vez que Maduro o cualquier otro chavista del círculo íntimo del Comandante habló directamente con él desde que fue sometido a la cuarta cirugía contra el cáncer, realizada el 11 de diciembre en La Habana.

Pero, sin duda, la diferencia mayor reside en qué hacer con el traspaso del mando (¿concretarlo en fecha?, ¿posponer la asunción del nuevo período presidencial prevista para el próximo 10 de enero?, ¿o llamar a nuevas elecciones?). Están clarísimas, a la vista, las dos posiciones –léase, las dos facciones– imperantes. Por un lado, la “línea Cabello”, en la que el actual presidente de la Asamblea Legislativa, Diosdado Cabello, busca retrasar lo más posible la convocatoria a nuevas elecciones. En el ínterin –así acusan los anti- Diosdado, ex teniente con fuerte injerencia en las Fuerzas Armadas–, el actual presidente del Legislativo podría “armar” su candidatura.

Por el otro, la línea del chavismo más puro, hoy encabezada por el ungido Maduro. Es la que se ancla en el artículo 231 de la Constitución bolivariana, que permite que el presidente electo jure ante la Asamblea Nacional o, de no poder “juramentar ante el Legislativo por fuerza mayor, podría hacerlo ante el Supremo Tribunal de Justicia”, dijo Maduro el sábado pasado. De implementarse esta interpretación, los jueces de la Corte Suprema se trasladarían hasta La Habana para tomarle juramento presidencial al convaleciente Chávez.

En cuanto a plazos, fechas, para esa asunción postergada o trasladada, no las hay. Y el propio Maduro ya lo dejó bien sentado. “El electo seguirá siendo presidente; el mandato obtenido el 7 de octubre vale hasta 2019”, dijo.

Hay una tercera posición. Es la explicitada por Heinz Dietrich, el ideólogo del Socialismo del Siglo XXI, quien hace un mes “retomó” el padrinazgo intelectual del bolivarianismo (se había alejado del movimiento, por diferencias con Chávez en el último año). Dietrich, desde México donde reside, viene defendiendo el “Testamento Político” de Chávez. Se refiere al último discurso que pronunció el bolivariano antes de operarse por cuarta vez en Cuba.

“El nombramiento de Nicolás Maduro como legítimo candidato a la presidencia de Venezuela, por parte de Hugo Chávez, constituye, sin dudas, el testamento político del gran prócer de la Patria Grande”, escribió Dietrich. Y agregó que “Diosdado Cabello, hoy presidente de la Asamblea Nacional, desconoce la voluntad del presidente en funciones, para dar mano libre a sus ambiciones de ocupar la máxima investidura de la República”, pretendiendo “postergar la fecha de las elecciones el mayor tiempo posible, a fin de relegar el testamento político del presidente Chávez al olvido”.

Los fundamentos de esta “tercera posición” están en lo que el mismo Dietrich escribió para Ambito.com: “Toda persona realista sabe que el amigo, camarada y revolucionario Hugo Chávez ha llegado al fin de su heroica odisea de liberación”. Así, la facción más ideológica del chavismo, fiel a las últimas palabras pronunciadas por el líder bolivariano, ya está barajando y dando de nuevo.

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