Ciudad

Hallan a dos niños bolivianos explotados en un vivero

Los chicos, de 14 años, trabajaban en una finca de la localidad de Pérez y tenían documentación falsa.

El cónsul de Bolivia en Rosario, William Eloy Medrano, informó ayer que después de una intensa búsqueda junto a la Policía se halló a dos niños bolivianos de 14 años explotados en un vivero de Pérez. La denuncia la había realizado el padre de uno de los chicos y, según el cónsul, ambos tenían documentación falsa, con autorizaciones fraudulentas “selladas desde las oficinas de Migraciones tanto argentinas como bolivianas”. En el operativo fueron detenidos uno de los encargados de la finca y otra persona sospechosa de facilitar el ingreso ilegal de los menores al país, pero luego fueron liberados. “Uno de los chicos quedó bajo guarda del padre y el otro volvió al mismo lugar”, señaló el cónsul, muy preocupado ante la situación, por lo que pidió “celeridad” a la Justicia y apuntó que “falta investigación y profundización en las causas de trata de personas que tienen como eje a menores bolivianos, para desarmar la red de trata articulada desde ambas fronteras”.

En un operativo policial el viernes pasado se dio con dos pibes bolivianos que trabajaban “a destajo” en una quinta de Pérez, y que además tenían documentación y autorización fraudulentas por parte de sus padres para cruzar la frontera. La denuncia la recibió el propio cónsul Medrano y provenía de un hombre de nacionalidad boliviana que vive desde hace años en Buenos Aires. Su hijo estaba bajo la crianza de su abuela en una pequeña población campesina del Departamento de Chuquisaca desde donde, luego de pasar por Tarija, recayó en la zona de Rosario. “Ese era el dato que tenía el padre y entonces comenzó una intensa búsqueda por las fincas de los alrededores hasta que el viernes lo encontramos junto a otro menor de la misma edad que también trabajaba en la quinta”, comentó el cónsul de Bolivia en Rosario.

“Tuvimos que sacar del banco de datos de la corte electoral el acta de nacimiento para contrastar su verdadera identidad con la falsa con la que los cruzan en la frontera. Allí siempre se encuentran las personas encargadas de reclutar a los pibes, a quienes les pintan fantasías de trabajo y dinero que nunca se cumplen, como les sucede a tantos inmigrantes, y les facilitan de forma increíble las documentaciones adulteradas a pesar de que tienen innumerables controles desde Migraciones de ambos países”, graficó el diplomático.

“La operatoria de esta trata de personas tiene muchos cómplices que van desde funcionarios de Migraciones que hacen la vista gorda, los «medieros» que son bolivianos a cargo de quintas en la región de Rosario y también en la provincia de Entre Ríos, que son los compatriotas que en general pagan el pasaje, y además está la complicidad de los patrones locales”, detalló Medrano.

“En el caso del dueño de este vivero, hizo todo lo posible por evitar el procedimiento, su nombre es Daniel Pelizón del Vivero Jardín Pelizón, y aún no fue citado a declarar”, se quejó el cónsul. “Tenemos que frenar esta trata de personas que algunos toman como un hecho común y ya ni se sorprenden que haya menores hacinados y explotados en las quintas. Llevamos hechas unas 16 repatriaciones de menores en los últimos años y no se detiene esta práctica. En este caso, los hacían trabajar de sol a sol en las tareas del vivero, en donde también hay plantaciones de lechuga, y ni siquiera les pagaban”, describió.

“Hemos denunciado otros casos, por ejemplo en ladrillerías de Rosario en donde a los chicos los tienen como esclavos, les quitan la documentación, los amenazan y ni siquiera les pagan: les dan fichas para cambiar por alimentos en almacenes. Sin embargo, no vemos que las causas avancen”, disparó el diplomático.  Sobre este último hallazgo contó: “No teníamos muchas esperanzas, fue como un milagro. La misma Policía nos decía que era como buscar una aguja en un pajar. Recorrimos quintas de Alvear, Villa Gobernador Gálvez, Pueblo Esther y Soldini”.  “Fuimos obteniendo datos de los compatriotas que trabajan en esos lugares pero no fue fácil, porque cuando llegamos a la finca de Pérez el dueño no salía y el encargado aducía que era una propiedad privada y nos negaba lo que al final descubrimos cuando con un patrullero de la comisaría de Pérez y la sección de Seguridad Personal ingresamos al lugar: en una pequeña habitación con cuchetas había dos menores bolivianos, y uno de ellos era a quien buscábamos. El encuentro con su padre fue emocionante”, contó.

Comentarios