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sorprendente historia

Hace 249 años nacía en Rosario Vicente Echevarría


Nuestro prócer de Mayo Vicente Echevarría nació en la Capilla del Rosario, como se le conocía al pequeño paraje que comienza a formarse desde 1731 al instalarse la capilla con la Virgen del Rosario que le dio el nombre. Hijo de Fermín Echevarría, vasco de Guipúzcoa, y la criolla María Tomasa Acevedo, hija del segundo matrimonio del maestre de campo Pedro Pascual de Acevedo, estanciero del Pago de los Arroyos con tierras al sur del arroyo del Medio y con casa en la Capilla del Rosario. La catedral y esta casa, frente a la capilla en la esquina sudeste de Buenos Aires y Córdoba, eran en esa época las dos únicas casas formales (de material), según un informe sobre la capilla que hizo un comisionado, Pedro M. Arismendi, enviado desde Santa Fe para resolución de un conflicto en el lugar.

Los historiadores consideran y se comparte que allí nació Vicente Anastasio Echevarría un 22 de enero de 1768. Vivió su infancia en el lugar y se educó en la capilla, primera escuela, y entre los 12 o 13 años fue llevado a Buenos Aires. Debe adelantarse que la nota que se presenta es una etapa previa a toda su gestión por la revolución, como su participación en el Cabildo del 22 de mayo de 1810 votando por la destitución del virrey, a la que siguieron muchas.

Esta historia ocurrió cuando Buenos Aires era todavía capital colonial del virreinato que, de no haber sido real, sería una novela de amor. El entonces niño, ya al borde de la adolescencia, quedó instalado en la casa de un tío paterno, don José, de buena solvencia económica, aspecto que fue muy importante para bien del adoptado, luego joven abogado y, después, lo que se desarrolla a continuación.

 

A estudiar al Alto Perú

El primero de los beneficios recibido del hogar adoptivo fue realizar, en términos actuales, el nivel secundario en el Real Colegio de San Carlos. Luego de egresar en el colegio carolingio, el tío le costeó la carrera universitaria en el Alto Perú, en la Universidad de Charcas, para doctorarse y terminar ordenado sacerdote. Pero el joven desvió la carrera hacia la laica de abogado, siendo esto motivo del primer choque entre sobrino y tío que luego, según se verá, quedó salvado.

Además, el joven abogado quedó radicado en aquellos altos lares, donde ejerció la profesión y se dedicó al comercio con sus hermanos varones, uno radicado en Buenos Aires y otro estanciero en Pergamino, con los que tuvo mucha relación económica. Regresó a Buenos Aires 15 años después de su partida.

 

La vuelta y el amor

El hecho de volver doctorado de Charcas, junto a los buenos contactos locales logrados por su actividad profesional y económica a través de sus hermanos, hizo que don José se sintiese orgulloso de su sobrino en la colectividad vasca y el alto ambiente social porteño. Cuando partió al Alto Perú, la familia que lo había adoptado estaba integrada por su tío José y su tía María Francisca, padres de María Antonina, niña de 2 años a la que, al regreso, encontró con 17 mientras que él tenía 34. Y sucedió que se produjo una relación de noviazgo. Debe aclararse que el aspecto de las edades para contraer matrimonio en las sociedades cristianas ha cambiado con el correr del tiempo, y en aquella época, la diferencia señalada encuadraba en las costumbres de la sociedad colonial.

 

 

Siempre difícil

La nueva situación abrirá otra etapa en las relaciones entre tío y sobrino tras un período de secreto que mantuvieron los novios esperando un momento oportuno para dar a conocer el romance a padre y tío. Pero al poco tiempo, no fue secreto para allegados, vecinos y, seguro, la madre y tía de los novios, por lo cual el único que lo ignoraba era el padre y tío. Al serle confesada la relación amorosa, si bien no se esperaba beneplácito, tampoco el nivel de reacción: expulsión del sobrino y reclusión de la hija en casa de amigos para que con el tiempo pase la pasión del enamoramiento. Cosas que no cambian con el tiempo fue el escándalo que significó en la vecindad la salida intempestiva del sobrino y su hija de la casa por más recato que se hubiese intentado.

 

Inesperado pronunciamiento

El aislamiento duró tres años, mismo tiempo del juicio en los órdenes judicial, civil y eclesiástico, por los derechos de disenso del padre en base a la patria potestad y dispensa solicitada por los novios a los derechos exigidos por el padre. Imposible detallarlo aquí, pero sí el final, que sorprenderá a muchos. Un breve (bula breve) del Papa Pio VII del 20 de diciembre de 1804 manifiesta entre otros términos “… los absolvemos… queremos que los recurrentes puedan contraer matrimonio público y solemnemente… y luego permanecer unidos y libres…”. Verdadero alegato a favor del amor y la libre elección, siendo muy significativa la fecha de esta declaración papal.

 

Habilitados y prolíficos

A Buenos Aires, la información oficial llegó en marzo de 1805. Don José había fallecido en febrero, asistido por María Antonina, no sabemos si enterado o no de la bula. María Antonina y Vicente Anastasio se casaron el 4 de junio de 1805 y tuvieron 12 hijos.

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