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Guillermo y Máxima cerraron un día histórico con paseo en barco

Los nuevos reyes de Holanda cerraron la jornada de su investidura con un paseo en barco por Ámsterdam, mientras millones de fervorosos holandeses seguían la travesía desde la orilla o en pantallas gigantes. Juró Guillermo y Máxima ya es la reina consorte de Holanda


El nuevo rey de Holanda y su mujer argentina Máxima Zorreguieta, flamante reina consorte, llegaron junto a sus tres hijas a uno de los muelles del río Ij para realizar ese paseo fluvial, que puso el fin a sus actividades oficiales en el día en que la reina Beatriz abdicó en su primogénito tras 33 años en el trono.

A bordo de una barcaza con cubierta, los reyes y las princesas recorrieron el río, mientras artistas locales interpretaban en sus orillas distintas representaciones artísticas, desde danza clásica al “Bolero” de Ravel.

Mientras escuchaba los compases de esa música, se pudo ver a Máxima siguiendo el ritmo y exhibiendo la amplia sonrisa que desde hace más de una década ha conquistado a los holandeses, informó la agencia de noticias EFE.

La reina Máxima reapareció con un vestido de noche de fondo blanco y en tonos burdeos, adornado con pedrería en un escote, y con una pequeña cola, que fue su tercer cambio de vestimenta y peinado del día.

Se tuvo que cubrir los hombros con un chal del mismo tono, ante las bajas temperaturas de este día, y añadirse otro beige en lana poco después.

Para la ceremonia de abdicación de la ya princesa Beatriz eligió un diseño de vestido corto en tonos nude y con un gran lazo en uno de sus hombros, obra del modista belga Edouard Vermeulen, uno de sus preferidos, mientras que para la investidura de su esposo prefirió al holandés Jan Taminiau, que le confeccionó un vestido azul año, con encaje transparente y falda bordada.

La princesa Catalina-Amalia, la heredera al trono de 9 años, y sus hermanas Alexia y Ariane, añadieron una capa beige a sus vestidos azules, obra también de Vermeulen.

Las ceremonias de la tarde, con las que se puso el broche al día en que se produjo el relevo generacional en la dinastía de los Orange, tuvo un tono marcadamente popular y de cercanía al pueblo, después de las celebraciones que la pareja real tuvo con altos dignatarios holandeses e internacionales.

Muchos holandeses siguieron el paseo fluvial de su familia real desde las orillas del río, así como desde algunos barcos antiguos.

En las calles de Amsterdam miles de holandeses continuaron de todas las edades y rincones del país, siguieron festejando a Guillermo-Alejandro, de 46 años, y a Máxima, de 41, la pareja real más joven entre las monarquías europeas.

Los festejos se iban a prolongar hasta la noche y concluir con el llamado “baile del rey”, un evento popular al que se espera que acudan entre 50.000 y 70.000 personas y que cierra dos días dedicados a los Orange y que han costado al contribuyente holandés unos 11,5 millones de euros.

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