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bibliotecaria fallecida en comisaría 10ª

Guillermo Paris: “Queremos respuestas por lo que le pasó a mi hermana”

Guillermo Paris sostuvo que seguirán con los reclamos hasta que se determinen las responsabilidades por lo sucedido con su hermana María de los Ángeles, quien falleció el 3 de mayo pasado dentro de la seccional 10ª, en zona norte.


“El silencio genera impunidad y del otro lado quieren hacerlo. Hay silencio político, policial e institucional pero nosotros vamos a seguir, queremos una respuesta para quienes tuvieron responsabilidad en lo que le pasó a mi hermana”, expresó Guillermo Paris —hermano de la docente María de los Ángeles, quien murió en un confuso episodio el 3 de mayo pasado dentro de la comisaría 10ª– en diálogo con El Ciudadano. Hoy a las 15 y a un mes del fallecimiento de María de los Ángeles, familiares acompañarán a los docentes nucleados en la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) en la marcha por “Ni una Menos”. La concentración será a las 15 en la plaza Montenegro, ubicada en San Martín y San Luis, y partirá hacia las escalinatas del Parque de España –donde habrá un festival–, con carteles que exigen el esclarecimiento del caso y la condena a los responsables.

“En este último tiempo podemos decir que estamos avanzando y algunas cosas se están moviendo. El apoyo del gremio de Amsafé fue fundamental porque logramos un giro, porque nos acercó a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y a los abogados de la Cátedra de Criminología de la UNR”, describió Guillermo, quien reconoció que las declaraciones que realizó el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, (sostuvo que no iba a “apañar a nadie”) hizo que  muchas personas se acercaran a contar lo que habían visto con María de los Ángeles aún en vida en la seccional 10ª, de Darragueira al 1100.

“Fuimos invitados por el gremio para participar en la marcha por Ni una Menos y vamos a estar con carteles con la foto de María de los Ángeles para pedir justicia. Hubo avances y fue gracias al asesoramiento de Amsafé. Algunas cosas se hicieron rápido, pero otras tuvieron una demora brutal por parte de la Justicia. Por ejemplo se demoraron más de 20 días para que nos dieran el expediente y sólo tenían que sacar fotocopia. Además, hay cuestiones que todavía están pendientes, como la audiencia para la constitución de la querella”, describió el hermano de la docente de 45 años que trabajaba en la escuela primaria Gurruchaga, donde llevaba adelante un taller de lectura de cuentos para los alumnos de los primeros grados y en la Técnica 464 (ex Técnica 2).

El hombre contó que en este último tiempo hubo algunas denuncias sobre delitos donde pudieron advertir “un despliegue policial tremendo y una respuesta rápida por parte de la Justicia”.

“El caso del abuso por parte de un docente de una escuela se manejó rapidísimo y en el de mi hermana hubo un silencio hermético de todos lados. Nosotros tuvimos que pedir reuniones con todas las instituciones”, enfatizó Guillermo sobre la pesquisa de María de los Ángeles, quien el miércoles 3 de mayo pasado fue a hacer una denuncia minutos después de las 20 y a las 22.30 terminó muerta en una cuarto de la seccional con las esposas puestas.

En ese sentido, el hermano de la bibliotecaria agregó que el jueves tuvieron una reunión con los responsables de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia. “Allí nos dijeron que no nos contactaron porque no querían molestarnos. Pero nosotros queremos que nos molesten porque el silencio genera impunidad. Hay silencio político, policial e institucional, pero nosotros vamos a seguir, queremos una respuesta para quienes tuvieron responsabilidad. Tienen que ser proactivos. Es una inacción que no se entiende”, señaló.

Responsabilidades totales

“Está instalado o quieren instalar en todos lados que mi hermana estaba desorientada, que desvariaba. Ahora pregunto: ¿Si te quisieran robar y estás angustiada porque te persiguieron en una moto? ¿Y fuiste a hacer una denuncia y andá a saber qué viste porque saliste disparando de la comisaría y te fueron policías a buscar y entraron de esa manera? ¿Cómo estarías? Desesperado y a los gritos como estaba mi hermana. Quieren tapar todo diciendo que mi hermana era una persona que estaba fuera de sí. Pero si hubiese sido así, la Policía está para proteger y no quedar a merced de gente que no está preparada para nada. Con esto quieren lograr que se diga: bueno, se equivocaron (por los policías). Pero no es así, tienen responsabilidades totales en lo que le pasó a mi hermana. Ella entró viva a la comisaría. La Policía está para cuidar a la gente, esto es inentendible”, agregó Guillermo.

Un orgullo para la familia

Consultado sobre algún recuerdo cercano de María de los Ángeles, Guillermo describió: “Cuando fui con mi sobrina a la escuela Gurruchaga para retirar unas pertenencias, las autoridades de la escuela me dijeron que tenían un regalo. Y nos dieron una hoja donde estaba el último informe de desempeño de mi hermana. Esa evaluación la hacen las autoridades con todo el personal de la escuela. Y nos encantó tener ese recuerdo porque hablaba de forma extraordinaria de su desempeño como docente, de cómo se comportaba, de los valores que transmitía a los chicos, de la clase de persona que era y es así como la recuerda todo el mundo. Y eso a nosotros nos llenó de mucho orgullo”.

Una sentida carta para describir y recordar a María de los Ángeles

A un mes de su muerte, una amiga y colega la describió a través del trabajo que realizaban en el taller “La hora del cuento”.

Por Betty Jouve*

Debo romper el nudo que oprime mi garganta. Debo poner palabras. Debo contar esta historia. Debo, aunque me pese, escribirla en tiempo pasado.

María de los Ángeles era bibliotecaria. Trabajaba en dos escuelas porque con una sola el salario no le alcanzaba para vivir dignamente. Tenía una hija, a quien tanto amaba.

La bibliotecaria murió el 3 de mayo.

La conocí en la escuela. Siempre fue muy responsable y comprometida con sus tareas. Más de una vez planificamos juntas la hora del cuento: ¿Qué autor les gustaría más a los chicos y las chicas de los primeros grados? ¿Laura Devetach, Elsa Borneman, Gustavo Roldán? ¿Se disfrazaría o haría títeres? ¿Cómo construiría el contador más atractivo para la maratón de la lectura? ¿Cómo acondicionaría cada espacio? Muchas de estas ideas motivaban sus charlas.

Cuando consiguió la casita propia sintió que mejoraría su situación. Lo único que quedaba tan lejos, allá en la Zona Cero. Cuando regresaba sola a la noche, después del doble turno, más de una vez sentía miedo, por eso mucha plata del sueldo se le iba en taxis. Aunque el dinero no le sobraba, prefería estar segura, porque tenía por quién velar.

Por esas cosas de la negación esa mañana salteé la noticia del portal, por eso me enteré en la escuela. No lo podía creer. Una pesadilla siniestra nos conmovía: María de los Ángeles había muerto la noche anterior en la comisaría. Encontrarse con compañeros en medio de tanta pena siempre es bueno. En el velorio conocí a su familia, a su queridísima hija. A sus compañeros y compañeras de otras escuelas, a las madres de la cooperadora, a otras bibliotecarias que contaron de sus actividades en la asociación. Pero también me enteré que la habían esposado, que murió sola en una celda. Primero fueron dudas, preguntas que buscan insistentes una respuesta desesperada. Pero poco a poco el dolor se nos fue haciendo urgencia y reclamo para esclarecer las circunstancias de su muerte. Así surgieron las reuniones en el gremio ante la necesidad de juntarnos para exigir respuestas.

Cuando la violencia se vuelve institucional. Cuando las respuestas no nos satisfacen porque buscan culpabilizar a las víctimas. Cuando desde el poder se justifica lo injustificable. Necesitamos dejar de tragar saliva y rabia, y pasar la voz de alerta. Sacar nuestros trapitos al sol y ventilarlos. Sembrar las calles y hacer ruido. Mucho ruido. Cantar bien alto y fuerte. Agarrarnos de las manos para que no nos intimiden los viejos fantasmas.

Escribir en pasado para hablar de María de los Ángeles me resulta demasiado injusto, porque se fue de la escuela con el guardapolvo puesto, planificando la jornada del día siguiente y pensando en el futuro.

El estado debe darles una respuesta a los chicos y las chicas de primero porque su bibliotecaria ya no se sentará en la ronda a contarles el cuento que tanto esperaban.

Necesitamos ser muchos para unir nuestras voces pidiendo el esclarecimiento de su muerte.

¡Justicia por María de los Ángeles!

* Autora de la carta publicada el 17 de mayo pasado en la página oficial de la Asociación de Magisterio de Santa Fe (Amsafé) delegación Rosario un día antes de la marcha a la sede de Gobernación pidiendo justicia  

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