Espectáculos

Grandinetti: “Cada vez que voy a Rosario me siento de estreno”

El actor rosarino habla de "Una pornográfica”, donde actúa junto con Cecilia Roth, bajo la dirección de Javier Daulte. Viernes y mañana a las 21, y el domingo a las 20, en el Auditorio Fundación Astengo.


La intensidad, el compromiso y la pasión con la que asume cada uno de sus personajes lo posicionan en un lugar singular en la escena nacional. El actor Darío Grandinetti está de regreso en la ciudad que lo vio nacer artísticamente y viene acompañado nada menos que por Cecilia Roth, para poner en escena Una relación pornográfica, la elogiada pieza teatral basada en la película homónima francesa (Une Liaison Pornographique) de Philippe Blasband, en versión de Pablo Kompel, que en la pantalla grande inmortalizaron los inolvidables Sergi López y Nathalie Baye.
En Una relación pornográfica, que hoy y mañana a las 21 y el domingo a las 20, se presentará en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754), una mujer y un hombre se conocen a través de un anuncio de “contactos” para cumplir una fantasía sexual de la que jamás el público tendrá dato alguno.
Sin embargo, lo que empieza siendo una relación esporádica y meramente sexual, en donde sus familias, sus trabajos y hasta sus propios nombres debían quedar en el anonimato, comienza a contaminarse cuando, inevitablemente, uno de los dos se enamora del otro.
—¿Supiste desde un comienzo que la obra tendría semejante recorrido que incluyó temporada en Mar del Plata y gira internacional?
—La verdad es que es un espectáculo que nos gusta mucho hacer, que disfrutamos mucho desde el comienzo, que nos trajo grandes satisfacciones. Ni bien la leí, supe que la iba a pasar tan bien como la estoy pasando, compartiendo el escenario con Cecilia (Roth), volviendo a trabajar con Javier (Daulte), con la misma producción de Pablo Kompel con quien vengo trabajando desde hace mucho tiempo. Es decir: no había nada que me hiciera poner en duda mi participación, y es una propuesta que disfruto desde el primer ensayo.
—Más allá de aquello a lo que pueda remitir el título, “Una relación pornográfica” es una historia de amor.
—Claramente es una historia de amor que me resulta muy atractiva porque, al mismo tiempo, es muy tierna y muy divertida, y también, muy delicada y muy original. El inicio de la relación entre estas dos personas hace que la obra tenga el título que tiene; ellos se juntan para cumplir una fantasía sexual y después la cosa va para otro lado. Tampoco es que quiera hacerme el misterioso, sólo que la particularidad de la obra es que el espectador no sabe menos que los personajes, porque estos dos seres tampoco saben nada el uno del otro. Y ese es el gran juego teatral de este espectáculo, que se produce junto con el espectador.
—Es un texto que juega con la tan mentada complicidad…
—Seguramente esa sea una de las claves por la que la obra funciona tan bien en todos lados, porque también la hicimos en Colombia, en Uruguay, y la semana próxima, luego de esta funciones en Rosario, estaremos en Chile. Creo que trabaja sobre un tema que es universal, el de los vínculos y el amor, sólo que parte desde otro lugar.
—De algún modo, pone en jaque hasta qué punto se puede escindir el amor del sexo o la intimidad en una pareja…
—Esa es la gran pregunta: hasta cuándo se puede sostener una relación entre dos personas poniendo nada más que el cuerpo. Llega un momento en el cual, indefectiblemente, empiezan a estar en juego otras cosas: los afectos, los deseos, los sueños; y ahí se ve qué se hace con eso, si se lo afronta, o bien uno se asusta y se borra. Por eso, la obra se vuelve tan rica y tan disfrutable para los que la hacemos.
—¿Qué le aporta a tu trabajo, como director, Javier Daulte con quien te une un largo recorrido que arrancó con “Baraka”, siguió con “Mineros” y ahora ensayan el monólogo “Novecento”, de Alessandro Baricco?
—Lo primero que me moviliza de Javier es su talento y su capacidad, que primero disfruté como espectador; yo veía sus obras, aquellas escritas y dirigidas por él, las de su primera etapa, y realmente las disfrutaba mucho. Pero en realidad nos conocimos hace unos cuantos años, siendo él autor de un programa de televisión del que yo participé, que se llamó Fiscales, que hacíamos con Jorge Marrale y Selva Alemán, en Telefé, y que Javier escribió junto con Alejandro Tantanian. Y de allí en más, siempre quise trabajar con él, pero se dio recién con Baraka (de María Goos), la primera obra que dirigió que no era de su autoría, y en realidad siempre pensé que no iba a aceptar cuando se le ocurrió convocarlo a Juan Leyrado (también integrante de ese recordado elenco junto con Hugo Arana y Jorge Marrale). A partir de ese momento, se entabló entre ambos un vínculo que implica una gran confianza mutua: conocemos muy bien los tiempos de cada uno, porque no siempre son los mismos en los procesos creativos, y los respetamos. Él sabe cuando yo entiendo lo que me pide y también sabe si me estoy tomando o no un tiempo de más. A esta altura, siento que “tiramos paredes de espalda”, para hacer una alusión al mundo del fútbol que me gusta y que se entiende más fácil lo que quiero decir. Y, además, también somos amigos.
—Y el maestro de tu hijo Juan…
—Sí, el maestro de mi hijo, que debutó con una obra dirigida por él (Proyecto vestuarios). Y además de Novecento, estoy ensayando otra obra, Personitas, que la haremos los lunes y donde actúa mi hija, una vez más dirigidos por Javier. La verdad es que, si lo pienso, me cuesta imaginarme haciendo una obra bajo las órdenes de otro director. Es más, Novecento, de Baricco, obra que tengo en la cabeza desde el año 2000 que fue cuando la leí por primera vez, un texto de mucha belleza y que me tiene muy entusiasmado por el placer que yo puedo llegar a sentir haciéndolo, se lo di a Javier el año pasado para que la lea, así o le dábamos para adelante o me la sacaba de la cabeza, porque si Javier me decía que no, no tenía pensado buscar otro director. Por suerte, ya la estamos ensayando y la estrenaremos este año.
—Más allá de la trascendencia de tu carrera a nivel internacional y de los elogios de la crítica, ¿es una presión o sentís que jugás de local cuando venís a Rosario?
—No sé si de local, porque cuando jugás de local tenés más presión. Pero me entusiasma mucho, hace semanas que estoy pensando en estas funciones en Rosario, porque me gusta estar en mi lugar, trabajar en mi ciudad; siento una gran responsabilidad y al mismo tiempo lo disfruto mucho. Soy de los pocos actores que la pasa bien en los estrenos; me encanta esa ansiedad, ese momento en el que decís “qué coño irá a pasar con esto…”. Y algo parecido me ocurre cada vez que voy a Rosario, porque siento que es un estreno, más allá de que uno, por lo general, sale de gira con una obra con la que ya hizo más de cien funciones, y en este caso llevamos más de trescientas. Es decir: vamos con la obra bien sabida y recorrida, pero… voy a Rosario, van los amigos, la familia, va a estar esa gente querida para la que, en definitiva, uno siempre labura.

Compromiso político

Acerca del momento político y cultural que atraviesa el país, Grandinetti expresó: “Lo vivo con mucha alegría y expectativa, con esperanza por lo que falta, pero con la certeza de que éste es el camino, el que inició Néstor Kirchner y continúa Cristina, para que lleguemos a donde nos merecemos llegar. La noticia de la negociación con el Club de París me parece brillante, como muchas otras, y en relación con todo lo que se ha hecho a nivel cultural y que la Cultura tenga rango de Ministerio, y que esté Teresa (Parodi) al frente, que además de ser una artista popular es una mujer con conocimiento de gestión, es maravilloso”. Y completó: “Por suerte, yo tengo mucha memoria, y me acuerdo de 2001 como si hubiera pasado anteayer; y que en estos años haya habido un cambio tan grande es algo que no se podría creer si no fuera algo que uno puede comprobar, porque sin duda, hoy estamos mucho mejor; claramente, es otro país”.

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