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Es más baja, pero...

Gran Rosario: el 33% de las personas son pobres

Con una leve mejoría en los índices respecto del semestre pasado, el INDEC registró una retracción de los números de la pobreza en la ciudad y alrededores, pero aún así el despojo alcanza a una de cada tres personas censadas. La respuesta puede hallarse en cómo está conformada la economía rosarina


El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos difundió  los números de la pobreza, de donde se desprende que uno de cada tres personas en el Gran Rosario son pobres. Esto comprende a un universo de 439.300 personas que no llegan a cubrir el costo de la canasta básica total, la cual actualmente está medida en $83.807 para una familia tipo de cuatro integrantes. 

Para Fabián Monte, sacerdote vicepresidente de Cáritas Rosario, “éste índice ya está desactualizado, porque es sobre fin del año pasado”. “La dinámica de nuestro país es tan acelerada que las cosas en tres meses quedan antiguas”.

“Está más o menos estabilizado. Hay, en algunas zonas, que se reactiva la economía y algunas parroquias no necesitan de la asistencia alimentaria. Más el interior, que es otro tipo de situación, la gente se conoce, es más fácil conseguir trabajo para las changas”, agregó.

En cuanto a la cantidad de personas que acuden en busca de asistencia, el cura entiende que “está más o menos estable, faltan (ser tomados en en cuenta en el registro) estos tres meses con la inflación” en referencia a enero, febrero y marzo, “lo que lleva a que la ayuda que recibimos es lo mismo. Está estable, porque lo que se baja de algún lado se compensa en otro. No hace falta ser adivino, con esta inflación los índices del próximo semestre no creo que mejoren mucho, y la ayuda es menor. Como es el mismo monto, la ayuda que hacemos nosotros es muchísimo menor” debido a la pérdida de impacto monetario. “Cuando aumenta la inflación, eso impacta enseguida en la economía de la gente, y más aún en los más necesitados, que tienen que gastar para la alimentación, que es lo fundamental y que no para de aumentar”.

Monte entiende que “bajó un poco la fiebre pero la enfermedad todavía está, que es la pobreza. Todavía falta muchísimo para salir de terapia intensiva. Hay instrumentos, algunas cosas del Estado, al margen de lo que hacemos nosotros, de algunos planes de trabajo temporarios, del retorno al servicio por una remuneración, que son muy útiles, pero hasta que no se genere trabajo real, esto no va a arrancar”. 

Al referirse a los testimonios de las personas que se acercan a Cáritas a buscar ayuda o alimento, Monte afirma que “la gente quiere buscar situaciones de vida más dignas, y desafortunadamente en la estructura de la ciudad no hemos crecido en ese aspecto” y profundiza, enfocándose en las personas que han migrado desde diferentes puntos del país a la ciudad: “Obviamente que una ciudad más grande tiene mayores facilidades para acceder a la salud, al agua, que el que viene de una provincia del norte. Pero hay otra problemática acá: hay hacinamiento, falta de trabajo, sos un NN no conocido. ¿Qué hemos hecho para fomentar el trabajo o para darle condiciones dignas? Muy poco se ha avanzado en eso”.

“Tenemos un país federal pero cada vez más concentrado, las ciudades son cada vez más grandes, el interior se va despoblando más y la gente tiene más acceso urbano” expresa el sacerdote, y agrega que “eso trae los problemas del aglomeramiento de personas y la falta de trabajo. Si la economía creciera a un buen ritmo no sería nada, pero acá estamos cambiando miseria por pobreza”. “Es una cosa a pensar a largo plazo y hasta que nos pongamos de acuerdo y dejemos de lado las discusiones, que son legítimas, pero nos tenemos que poner de acuerdo en algunas líneas mínimas” reflexiona Monte.

Según el INDEC, el 51,4% de los niños de hasta 14 años son pobres, mientras que de las personas de entre 15 a 29 años, la pobreza alcanza al 44,2% de esa población

 

¿Qué diferencia a Rosario del promedio nacional de la pobreza medida por el INDEC?

Para Lavih Abraham, economista integrante del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), la respuesta está en la estructura económica y laboral del Gran Rosario: “De los 31 aglomerados medidos, Rosario es una de las pocas que no es ciudad capital de provincia, entonces en principio hay menos proporción de empleo público y mayor proporción de empleo industrial y de servicios que lo que hay en el resto del país. Como los sueldos del sector privado le ganaron y la recuperación de ingresos fue mejor en la industria y en el sector privado en general con respecto del sector público y no registrado en el sector privado, ahí me parece que está la explicación” dijo a este diario el economista. Por otra parte, la baja del desempleo también tensionó a la baja el índice de la pobreza en la ciudad y al rededores.

“Lo que pasó el año pasado, si bien fue un año de alta inflación, durante la segunda mitad es que hubo una recomposición general de ingresos: se reajustaron las jubilaciones y las asignaciones, hubo reapertura de paritarias, un montón de cosas que mejoraron los ingresos de la población”. “Si, como sucedía en la segunda mitad del año pasado, los ingresos le ganan a los precios, la pobreza va a bajar” conceptualiza Abraham. “Si los salarios van creciendo, hay más hogares que van a poder comprar esa canasta, y van a salir de esa pobreza” recordando que la pobreza no es otra cosa que la capacidad de compra de la canasta determinada por el INDEC.

La mejora en el empleo y “una cierta mejora en los ingresos” durante el segundo semestre del año pasado, según Abraham, son los factores que explican el retroceso de los índices de pobreza e indigencia, que aún así continúan siendo preocupantes.

Respecto a la situación actual y las futuras mediciones, el economista y docente se muestra no muy optimista: “Todavía hay margen para bajar, estamos por encima de los niveles que dejó Macri en 2019, eso ya te da la pauta de que hay margen para bajar” los números de la pobreza, pero “por cómo arrancó el año, con este nivel de inflación tan alto, en principio va a ser falta un nivel de paritarias muy jugada, para que empardarle a la pérdida de poder adquisitivo”. Aún así, “la tendencia de desempleo y creación de nuevos puestos de trabajo sigue andando. Hay mucho margen para crecer. Argentina todavía tiene un margen ocioso enorme. Recién ahora estamos llegando al nivel de los trabajadores del sector privado registrado del 2019, y muchos de esos son monotributistas que en algún momento van a pasar al sector privado. Pero va a depender sobre todo de la dinámica de la inflación”. “En principio la parte productiva y macroeconómica anda bien, pero falta una política de sostenibilidad de ingresos y que haga que se recuperen los ingresos de los sectores populares”.

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