Ciudad

Goleada a la marginación

Giuliano Baruzzo: el deporte es también una herramienta para la inclusión social

En 2016, de la mano de dos sacerdotes, comenzó a trabajar en el club Madre María de La Lata. Los chicos juegan, se divierten, aprenden y tienen un espacio de contención social. Este año se les cumplió el sueño de la cancha propia y ganaron un premio de un millón de pesos de Fundación River


Facebook: club María Madre

Giuliano Baruzzo tiene 29 años y un compromiso social fuerte. En 2016, cuando era seminarista, fue invitado por los sacerdotes Fabián Belay y Gonzalo Carbone para trabajar junto a chicos con adicciones en un centro de vida en la zona sur. “En ese momento vimos también la necesidad de darle una institucionalidad a esas actividades, y que los chicos dejen de jugar a la pelota sólo por gusto para empezar a practicar un deporte”, explicó Baruzzo. Un año después, el club María Madre se incorporó a la Asociación Rosarina de Fútbol de Salón (Arofusa) y Giuliano se convirtió en su coordinador deportivo. En 2018 se inscribieron en La Asociación Rosarina de Fútbol. El ex seminarista trabajar ahora en la Fundación River, en Buenos Aires, pero mantiene el mismo vínculo con el club de La Lata.

La historia de Giuliano y del club María Madre de Villa La Lata son, en un tramo, la misma. Giuliano se formó durante cinco años como seminarista, porque quería ser sacerdote. Fue dentro de ese lapso que los padres Fabián Belay y Gonzalo Carbone lo invitaron, en 2016, a visitar un centro de vida en la Parroquia María Madre de Dios, en el corazón del barrio La Lata. Allí funcionan los talleres y la sede del club de fútbol. Giuliano se entusiasmó con las actividades alrededor de la redonda.

“En el centro de vida se trabaja con chicos con adicciones y en el club se trabaja con los más pequeños para generar espacios de prevención, inclusión y contención social”, explicó Baruzzo.

“Además, hay un Eempa (establecimiento de educación para adultos)”, añadió para resaltar una tarea integral que abarca todas las edades.

El entonces seminarista se convirtió, un año después de su primera visita, en coordinador deportivo del club. Potenció las actividades y el club se inscribió en la Asociación Rosarina de Fútbol de Salón (Arofusa). Empezaron a participar de los torneos, y no fue sólo el fútbol lo que se agrandó: María Madre incorporó el hockey femenino y el taekwondo.

Con el fútbol ya tomado como disciplina, unos 150 chicos vistieron la camiseta, jugaron, se divirtieron, conocieron otros clubes y generaron normas y hábitos propios de los deportistas. El mismo año de ingreso a Arofusa salieron campeones en la categoría menores. La fiesta de fin de año, con las familias de los chicos, tuvo gracias a eso un condimento: la conciencia de lo que podía construirse mediante el deporte, en el club de La Lata.

No fue fácil. Sin cancha para entrenar, jugaban siempre de visitante. De local, cuando el Colegio Claret les ofrecía su predio para recibir a los rivales. Así hasta 2018, cuando consiguieron el predio de La Rural para entrenar, todos los días. Hubo otro salto: los chicos se sumaron a jugar en todas las categorías. Y el fútbol femenino fue parte de la movida.

Más chicos hacía necesario más dinero para solventar las actividades, entre ellas los viajes. Buscaron y encontraron. Varias empresas comenzaron a donar dinero o camisetas, por ejemplo, a apadrinar a jugadores, y a ello se sumaron las ferias y sorteos para recaudar fondos. “Es que el club traccionaba todos los dispositivos de La Lata, fue muy fuerte lo que pasó desde que se institucionalizó”, recordó Baruzzo. El club “empezaba a hacerse un nombre” y conseguía títulos en todas las categorías.

Esas luces produjeron, también, sombras. Un hecho de violencia durante un partido fue la “excusa” para avanzar contra el club, que no tuvo vinculación con el hecho pero sí fue blanco de prejuicios o recelos por su tarea inclusiva y también por los logros deportivos. Arofusa promovió entonces, en septiembre de 2018, el alejamiento de María Madre de la Asociación.

“Fue un momento de quiebre y decidimos dar un salto más grande”, recordó. Hubo reuniones y charlas al cabo de las cuales la decisión fue inscribirse en la Asociación Rosarina de Fútbol. “Además, en ese momento, en un rapto de locura, se me ocurrió construir una cancha propia. Y el 1° de mayo (de 2019) la inauguramos. Es todo un orgullo”, enfatizó.

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La nueva cancha está ubicada en Presidente Quintana entre Paraguay y Presidente Roca, a pocas cuadras de la parroquia María Madre de La Lata.

El club cuenta hoy con unos 350 chicos que practican varias disciplinas en un espacio de contención e inclusión. “Soy un convencido de que la igualdad de oportunidad es una realidad que nos compete a todos, yo tengo la convicción de que todos podemos hacer algo”, sostuvo Giuliano. “Me moviliza que todos los chicos puedan tener acceso a vínculos sanos, el deporte es un canal privilegiado para hacerlo porque dentro de la cancha somos todos iguales, borra todos los límites de desigualdad y es una responsabilidad de todos trabajar para que eso se dé”, se entusiasma.

 

Giuliano: De Rosario a Buenos Aires

La vida de Baruzzo cambió este año. Se fue a vivir y a trabajar a Buenos Aires. De pasar su tiempo en La Lata (en la actualidad es manager del club a distancia) a formar parte de la Fundación River.

“Siempre Fundación River estuvo en contacto con el club de la zona sur de Rosario. Nos habían donado materiales, me habían invitado a un congreso de formación de entrenadores en 2017 y hemos jugado amistosos con los clubes que Fundación River trabaja en los mismos programas de inclusión social”, explicó Baruzzo.

Hoy es coordinador deportivo en Buenos Aires y está en dos programas. Uno es Valores a la Cancha, que apunta a levantar canchas de fútbol en zonas marginadas. Ya hay siete en el Gran Buenos Aires, una en Misiones y en breve estrenarán otra en Santiago del Estero. Allí los chicos entrenan y, una vez al mes, asisten a un “taller de valores”.

Escuela de formadores es el nombre del otro programa: River elige un club de la ciudad donde su primera división juega como visitante y dona materiales. Dentro del programa Sin Fronteras, invitan al entrenador de la institución escogida para una capacitación de tres días. “Escuela de formadores nuclea a más de 100 profes de más de 40 clubes”, señaló Baruzzo.

EL rosarino, por si fuera poco, se incorporó al equipo técnico de la línea AFA de River, en la quinta y sexta categoría de fútbol de salón.

Premio del millón

El club María Madre de La Lata ganó el premio de un millón de pesos de la Fundación River. La entidad participó junto a 95 clubes de barrio de todo el país, y la eligieron. De lo que recibieron, repartirán 150 mil pesos entre el segundo y tercer finalista.

Para Giuliano, ese premio es un orgullo, que el jurado y el público hayan elegido al club de La Lata. Los 850 mil pesos con los que se quedarán serán para la construcción de baños y vestuarios en las instalaciones de la calle Presidente Quintana.

El club funciona con la ayuda solidaria y colectiva. Giuiliano explica que sin ella no podrían seguir. Y lanza el mangazo, para aquellos que puedan aportar algo a la construcción de una sociedad más equitativa: “Se puede hacer una donación por Mercado Libre o en las páginas de Instagram, de Facebook y de Twitter del club”, explicitó.

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