Ya no sorprende. Otra vez la venta de entradas trajo consecuencias negativas. Es que en cuatro horas se agotaron las entradas para la final de la Copa Argentina del miércoles y hubo incidentes entre hinchas canallas y la policía. La jornada arrancó con problemas y terminó de la peor manera: reprimenda policial e hinchas heridos con balas de goma.
Como cada vez que se juegan esta clase de partidos, los simpatizantes debieron pasar por un verdadero calvario y lo peor de todos fue que muy pocos lograron el objetivo: adquirir el ticket para presenciar el duelo frente a Boca en el Mario Alberto Kempes.
De acuerdo a lo que pudo averiguar este diario, la espera por sacar la entrada se desarrollaba con normalidad. Incluso desde el viernes cuando llegaron los primeros socios auriazules. Sin embargo, el sábado a la noche se dio el primer incidente. Algunos hinchas que se bajaron de un colectivo forcejearon con los que estaban primeros en la fila y le “ganaron el lugar”. Allí hubo algunas escaramuzas pero no pasó a mayores porque se reforzó el operativo por parte de la policía y de agentes privados de seguridad.
Ayer por la mañana los incidentes se volvieron a hacer presente, pero nada volvió a la normalidad.
Desde que antes que se abrieran las puertas hubo empujones y el ambiente rápidamente se caldeó. Una vez habilitadas las boleterías fue un caos conseguir una entrada. Pero fue más aún cuando informaron, alrededor de las 15.30, que no había más localidades. Fue ahí cuando hinchas indignados que habían estado más de 12 horas formando fila no podían creer lo que se anunciaba. Hubo irracionalidad de los que se quedaron a pedir explicaciones, y comenzó la represión de la policía; ya que según contaron testigos la cosa se había vuelto incontrolable. Los hechos violentos duraron más de media hora…
Lo cierto es que ya no quedan entradas. Lo que también es verdad es que en el futuro inmediato los clubes y las empresas encargadas de los expendios tendrán que cambiar la modalidad.
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