Política

Entrevista

Gabriel Solano: “Las fuerzas políticas tradicionales han llevado al país a una crisis civilizatoria”

El Frente de Izquierda de los Trabajadores arrancó la campaña, pensando en las elecciones legislativas y presidenciales del año que viene. El dirigente del Partido Obrero se acercó a El Ciudadano y mantuvo una conversación a agenda abierta: opinó sobre la coyuntura laboral, económica y política


Foto: gentileza del equipo de prensa del Partido Obrero

Gabriel Solano, presidente del Partido Obrero (PO) y legislador de la ciudad de Buenos Aires, comenzó la campaña nacional del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), y pasó por la redacción de El Ciudadano para analizar la coyuntura nacional, en la previa de una charla realizada en la facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, donde conversó con los estudiantes y el público presente sobre los ejes propositivos y el análisis de su espacio político de cara a los comicios presidenciales del año que viene.

Solano comprende que el “desarrollo en Rosario (del FIT) está siendo bastante dinámico, en los sectores más explotados, plebeyos, los barrios más populares”. “Eso nosotros le damos mucho valor, es fundamental”, dice el legislador porteño.

Al ser consultado sobre su análisis de la coyuntura nacional actual, su respuesta es categórica: “Lo que estamos viendo ahora es un gobierno que se llama nacional y popular, peronista, que está aplicando el acuerdo con el Fondo Monetario. Es un dato político insoslayable y eso tiene consecuencias muy fuertes sobre la vida de la población”.

El militante troskista entiende que la inflación “galopante que estamos viviendo” es consecuencia directa del acuerdo con el FMI como medida de gobierno: “Cuando le preguntás a (Martín) Guzmán cuál es la política inflacionaria, él responde: «el acuerdo con el Fondo». La inflación es un mecanismo claro de confiscación del pueblo trabajador”.

Solano argumenta sobre las razones políticas de la crisis económica, que se refleja entre otras cosas en la inflación: “Cuando un gobierno peronista aplica el acuerdo con el FMI, descarga las crisis sobre los trabajadores y como consecuencias de esas políticas se divide… no es que hay una crisis porque (Alberto Fernández y Cristina Kirchner) están peleados, sino que se pelean porque hay una crisis. Su división es la consecuencia de su fracaso, no es al revés”.

-¿Porque han fracasado o porque, en una búsqueda de síntesis de un programa político común, esa síntesis no se logró y entonces se genera la crisis?

-Uno puede tener muchas hipótesis, pero hay que ver lo que ocurrió: los dos primeros años de gobierno, el kirchnerismo le votó todo en el Congreso a Alberto Fernández. La primera medida que ellos aprobaron en su momento fue la reforma previsional del año 2019 y le quitó la movilidad por inflación a los jubilados. El acuerdo con la reestructuración de deuda con los bonistas lo bancaron. Todos los índices sociales y económicos han empeorado. En materia de pobreza, de precarización laboral, de salarios. Argentina es un país terriblemente empobrecido. Argentina tiene un retroceso civilizatorio en todos los sentidos.

– Definí retroceso civilizatorio.

-Es un país empobrecido. Tener el 60% de los pibes pobres es terrible. El salario mínimo de la Argentina es un salario de indigencia. No alcanzan dos salarios mínimos. La canasta básica alimentaria, que es la de indigencia, no cubre el salario mínimo. Eso es un golpe enorme. Acá en Rosario, la precarización laboral es la norma, es generalizado. Hay crisis habitacional, abarca tres millones de familias. Entonces, uno a veces puede naturalizarlo la pero Argentina tiene una crisis civilizatoria que se ve en todo el empeoramiento de todas las condiciones de vida del pueblo. Y los responsables son los que gobiernan. Los actuales y los anteriores.

Gabriel Solano, legislador porteño y presidente del Partido Obrero

 

-Desde la perspectiva del Partido Obrero, ¿cómo se sale de este atolladero?

-Hay un componente de sectores muy plebeyos que están militando con nosotros. Y eso en nuestra estrategia política es fundamental, porque si el peronismo hace acuerdos con el FMI y si el radicalismo se ha convertido en una especie de sucursal del macrismo, está claro que Argentina necesita un movimiento popular distinto al que ha tenido hasta el momento, y ese movimiento popular tiene que ser distinto desde el punto de vista de su estrategia. Tiene que tener banderas socialistas, para nosotros. En los barrios populares está presente el FIT y el PO como no lo estaba en el pasado. Eso pasa acá y pasa en todo el país y es muy auspicioso para la Argentina

-Muchos analistas entienden que el crecimiento que tuvo el FIT en las últimas elecciones nacionales se debe a una desilusión con el Frente de Todos; ¿coincidís en esta lectura?

-No tengo la menor duda de que es así. Pero posiblemente la desilusión sea más fuerte de lo que el FIT logró capitalizar, no creo que sea algo acompasado. La desilusión es general. El gobierno que había prometido distribuir la riqueza y la última estadística que vi es brutal. El 42% es la parte de la riqueza que se llevan los trabajadores. (Ese número) en la última década cayó más de 10 puntos. Esto es una confiscación al laburante común. Antes lo hizo el macrismo y hoy lo hace el gobierno actual. Las fuerzas políticas tradicionales han llevado al país a una crisis civilizatoria, de fondo. Eso está presente y la derecha lo quiere explotar.

-Algo que parece alimentar mucho la ultraderecha es la cuestión de la desilusión. Esto mismo que decís, que los partidos políticos ya no responden a las necesidades de la ciudadanía, ¿cómo ves esta capitalización de la desilusión en espacios que son francamente antipolíticos?

-Es una evidencia, no puedo negar lo que está pasando. Además ya pasó en ciudad de Buenos Aires que (Javier) Milei obtuvo un caudal de votos que le dio su banca en el Congreso. Lo tengo que tratar como una figura política. Pero una cosa es que esté capitalizando electoralmente eso y otra cosa es que esté dando una salida. Vas, puteás, atacás a la casta política, y mucha gente descontenta dice «esta persona me representa en mi estado de ánimo». Ahora, quien está buscando tener trabajo con condiciones laborales dignas, quien quiere jubilarse con con el 82% móvil, quien quiere tener un acceso a la vivienda real no va a encontrar en la fuerza de Milei una salida. Milei acaba de proponer cerrar el Ministerio de Educación, cerrar las universidades o en el mejor de los casos privatizarlas, que no haya una Universidad Pública. Una de sus propuestas principales es eliminar los convenios colectivos de trabajo, es decir que el laburante pueda ir a defenderse de su patrón en soledad y en condiciones de completa desigualdad.

-Una de las últimas estadísticas oficiales que tiene que ver con cómo está compuesta la población de trabajadoras y trabajadores refleja que dentro del 93% de personas ocupadas hay una mayoría de monotributistas. No hay una relación de dependencia ni sindicalización. Ya existe de facto esta nueva reforma laboral.

-Rescato en esto que preguntás las experiencias, que son muy interesantes, de los sindicatos de cadetería móvil. Ahora bien, ¿esto es un avance o es un retroceso? Porque uno puede entender que el que no se usen más los convenios colectivos de trabajo es un avance. Yo creo que es un retroceso. La historia no avanza linealmente, tiene avances y retrocesos. El hecho de que las personas no tengan derechos laborales implica que la historia esté yendo en retroceso ¿Por qué pasa esto? Vos tenés una presión del capital por tener una tasa de beneficio que lleva a que los trabajadores pierdan sus convenios colectivos, pierdan su derecho a la sindicalización y ocurre la reforma laboral de hecho. Lo que quiere Milei. Ahora los que están en esa condición, ¿están mejor o peor que los que tienen convenio colectivo de trabajo? Están peor. Los que tienen un convenio colectivo de trabajo han podido empatar o perdieron por menos puntos porcentuales a la inflación que los que no tienen un convenio colectivo o que están informales. Esto lo dicen los números oficiales, no lo digo yo. El que está no registrado tuvo un aumento del 40%, el que está registrado tuvo un aumento del 48%. Perdió más. Si lo echan, no tiene derecho a las vacaciones pagas, a la indemnización, a la obra social.

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