Policiales

Carrera frenética

Fuga de reclusos: lo condenaron por aguantar y ayudar a dos de los evadidos

Wilfredo Josué Risso Patrón, de 27 años, aceptó su responsabilidad en un procedimiento abreviado por facilitar la fuga de Andrés D'Angelo y Alfredo Rojas, dos de los reclusos que fugaron del camión penitenciario el pasado 8 de mayo en la autopista Santa Fe


Seis de los nueve presos fugados de un camión penitenciario el 8 de mayo pasado en la autopista a Santa Fe fueron recapturados. A dos de ellos, Andrés D’Angelo y Alfredo Rojas, se los halló en un asentamiento de la provincia de Buenos Aires. Estaban junto a un joven de 27 años, Wilfredo Josué Risso Patrón, quien según la Justicia los ayudó a escapar y los aguantó con comida y logística. La semana pasada, este muchacho fue condenado a dos años de prisión condicional en el marco de un procedimiento abreviado que le impuso reglas de conducta y una multa de mil pesos. La calificación fue por encubrimiento doloso doblemente agravado por delito precedente especialmente grave y por ánimo de lucro, y tenencia ilegítima de arma de fuego.

El 8 de mayo los reclusos Andrés D’Angelo y Alfredo Rojas –que cumplen condenas por homicidio– fugaron juntos del camión penitenciario tras reducir a los guardias. En las horas posteriores era imperiosa una ayuda externa para ocultarse del celoso operativo dispuesto para su recaptura y la de otros siete prófugos. Según la Justicia, allí entró en escena Wilfredo Risso Patrón y su madre, Nancy V., de 49 años, quienes de acuerdo con las fiscales Georgina Pairola y Karina Bartocci a cambio de dinero aguantaron a los evadidos junto a una tercera persona en una vivienda de Piazza al 200 de Villa Gobernador Gálvez entre el 13 y el 21 de mayo. Allí, en el marco de los allanamientos para dar con los reos, se secuestró una carabina calibre 22, una escopeta 12/70, una granada de mano y teléfonos celulares.

Con la Policía abocada a su recaptura, D’Angelo y Rojas, por medio de Risso Patrón, emprendieron un riesgoso viaje a Villa Tranquila, partido bonaerense de Avellaneda, donde alquilaron una casa, se abastecieron de ropa y comida y delinearon un plan para cruzar la frontera a Uruguay. Pero en esos preparativos la Policía Federal captó una llamada de Wilfredo con su madre en la cual nombraba a uno de los prófugos. Fue el puntapié para la caída del dúo y el secuaz Wilfredo el 29 de mayo, que puso fin a una frenética carrera de 20 días al margen de la ley. En su poder tenían dinero, una placa policial, dos pistolas calibre 9 milímetros y las esposas robadas a los carceleros el día de la fuga en la autopista.

La semana pasada, a un mes de ser imputado, Wilfredo aceptó su responsabilidad por haber colaborado con la fuga de los reclusos y evitó someterse a un juicio oral. Ese consentimiento, que incluyó un acuerdo entre Fiscalía y defensa, se tradujo en una condena abreviada a 2 años de prisión condicional más una multa de 1000 pesos y el decomiso de las armas sustraías por el delito de encubrimiento doloso simple doblemente agravado por delito precedente especialmente grave y por ánimo de lucro y tenencia ilegítima de arma de fuego de uso civil.

En tanto, su madre, Nancy, cumple en forma domiciliaria una medida cautelar de 90 días por encubrimiento agravado por delito precedente y ánimo de lucro.

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