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Francisco condenó el tráfico de drogas y la trata de personas

En su primer mensaje pascual, el Papa habló ante una multitud de fieles que se convocaron en la plaza San Pedro. Llamó a la paz en el mundo y al fin de los conflictos. Francisco pidió “paz en todo el mundo” Francisco: “No perdamos la confianza”


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En su primer mensaje de Pascua, el Papa Francisco condenó el tráfico de drogas y la trata de personas, a la que consideró la “mayor esclavitud del siglo XXI, y llamó a la paz en un mundo “dividido por la codicia”.

El sumo pontífice se dirigió a una multitud de fieles, entre ellos muchos argentinos, que se abarrotó en plaza San Pedro. Además, reclamó “una solución política” para la “amada” Siria, donde numerosos “refugiados están esperando ayuda y consuelo”, pidió el fin de los conflictos armados en África y Medio Oriente, además de negociaciones entre israelíes y palestinos e instó a que se “superen las divergencias” en la península coreana.

“Pidamos a Jesús resucitado que transforma la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Sí, Cristo es nuestra paz, e imploremos por medio de él la paz para el mundo entero”, exhortó.

El Papa presidió la misa de Resurrección del Señor sin pronunciar homilía y a su término recorrió a bordo del papamóvil la plaza San Pedro, colmada de fieles con banderas argentinas, vaticanas y de otros países.

Como en otras oportunidades desde el comienzo de su pontificado el 13 de marzo, Francisco hizo detener el vehículo para besar a bebés y personas enfermas o con discapacidad, mientras los fieles gritaban “viva el Papa”. En esa recorrida, saludó a un grupo de argentinos que le entregaron una camiseta de San Lorenzo, club de fútbol de sus afectos, y agradeció el regalo haciendo un gesto con el pulgar para arriba.

Tras regresar al balcón central de la basílica de San Pedro, el Papa pronunció su mensaje pascual e impartió la bendición “urbi et orbi”, sólo en italiano y no en 65 idiomas como anunció la Santa Sede y hacían sus antecesores.

Francisco inició su mensaje con un sencillo: “Queridos hermanos y hermanas de Roma y de todo el mundo: ¡Feliz Pascua!”, para después hacer un llamamiento a la paz mundial. “Paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y la explotación inicua de los recursos naturales”, subrayó.

“Que Jesús Resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodios responsables de la creación”, agregó en medio de aplausos. El obispo de Roma insistió en denunciar “la violencia ligada al tráfico de la droga y la explotación inicua de los recursos naturales”, y condenar -como lo hacía muchas veces en Buenos Aires- la trata de personas, a la que consideró “la mayor esclavitud del siglo XXI”.

Tras hacer un llamamiento para que en la península coreana se superen las divergencias y “se madure un renovado espíritu de reconciliación”, exclamó: “Cuánta sangre derramada” al pedir una “solución política” para Siria. El Papa pidió paz en Asia, “sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación”, para Irak y Medio Oriente, y para que israelíes y palestinos reanuden las negociaciones “con determinación y disponibilidad, con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo”.

Asimismo, rogó por África, en especial por Malí “para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad”, por Nigeria “donde lamentablemente no cesan los atentados, que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes” y por el Este de la República Democrática del Congo y por la República Centroafricana. Al finalizar su mensaje pascual, el Papa argentino impartió la bendición “urbi et orbi”, a la ciudad de Roma y a todo el mundo.

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