Locura y paranoia. Tras el mortal ataque en Londres de un hombre a un soldado con un machete el miércoles pasado –lo que el premier británico Da-vid Cameron consideró un “acto terrorista” porque el agresor presuntamente era islamista–, ayer medios franceses y europeos informaron espantados que un hombre norafricano con una cuchilla atacó a un soldado que patrullaba la zona La Défense, cerca de París, aunque está fuera de peligro. El presidente francés François Hollande no descartó “ninguna hipótesis” y el país se declaró en “alerta” porque el agresor escapó.
Hollande, desde Addis Abeba, Etiopía, donde se encontraba en visita oficial, señaló: “Todavía no conocemos las condiciones ni las circunstancias ni siquiera la identidad del agresor. Tenemos que manejar todas las hipótesis, y no creo que en este momento se pueda establecer un vínculo (con el atentado de Londres)”.
Pero el presidente añadió: “Pedimos a todos nuestros soldados, incluidos los de Vigipirate (los del programa antiterrorista), que eleven todavía más su atención y su vigilancia”.
Por su parte, el ministro del Interior, Manuel Valls, afirmó que “la agresión fue muy vio-lenta, lo que puede hacer pensar en un atentado parecido al de Londres”.
“Estaremos vigilantes, porque desde hace meses el terrorismo está tomando formas nuevas que debemos ser capaces de afrontar”, sostuvo.
Según fuentes oficiales, el agresor era un hombre de 30 años. El militar, de 25 años, y que según aseguró un jefe policial “sangró de forma abundante”, fue atendido por los servicios de emergencia y trasladado al hospital militar de Percy. Pero su vida no corre peligro.
El soldado, perteneciente al 4º Regimiento de zapadores de Gap, iba uniformado y patrullaba con dos compañeros en una misión del programa antiterrorista Vigipirate, que Francia mantiene activo desde que en enero pasado empezó la intervención armada en Malí.
Un portavoz policial explicó que el agresor salió corriendo en dirección al centro comercial.
El diario Le Parisien afirmó que la Policía lo describió como “un hombre de aspecto norafricano, de unos 30 años, barbudo, vestido con un blusón negro y un gorro de color claro”.
La agresión, en pleno día y en un lugar abarrotado de gente, hizo pensar en una réplica fallida del atentado ocurrido el miércoles pasado en el sur de Londres, cuando dos presuntos islamistas asesinaron en la calle a un militar británico.