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Francia: crece la protesta

A sólo un día de la votación de la reforma a las jubilaciones, el país se prepara para otra jornada de caos. Ayer, hubo varios enfrentamientos entre manifestantes y la Policía, con 300 personas detenidas.

Una nueva jornada de protestas ayer en Francia contra la reforma de jubilaciones impulsada por el presidente Nicolas Sarkozy, tensó aún más la situación social del país de cara al octavo día consecutivo de paros y marchas. Más de mil estaciones de servicio se quedaron sin combustible por el bloqueo a las refinerías y en varias ciudades como París, Burdeos, Lyon o Lille, hubo enfrentamientos entre manifestantes y la Policía, coches incendiados y saqueos. Sin embargo, el gobierno de Sarkozy anunció que no habrá marcha atrás. La huelga general continuará hoy con unas 200 movilizaciones. El gobierno reunió a un gabinete de crisis. La votación de la ley en el Senado esta prevista para mañana.

“La reforma es esencial y Francia está comprometida con ella y seguirá adelante tal como lo hicieron nuestros socios alemanes”, dijo ayer a la prensa Sarkozy después de reunirse con la canciller alemana, Angela Merkel, lo que atizará las protesta de hoy.

Las 12 refinerías del país están de paro, por lo que el desabastecimiento ya afectó directamente a las bocas de expendio, informó ayer radio France Info. Ante la situación, el gobierno francés estableció un gabinete de crisis. 

También se vio alterado el transporte por ferrocarril y se prevé la cancelación de la mitad de los trenes que circulan por suelo francés.

Además, el sector energético se vio afectado, ya que los empleados de la central atómica de Flamanville acordaron una huelga de 48 horas.

En tanto, hoy se cancelarán al menos un tercio de los vuelos, según informaron las autoridades aéreas nacionales.

En el segundo aeropuerto más grande del país, el parisino de Orly, podrían suspenderse hasta la mitad de los trayectos.

La Policía disparó ayer balas de goma y gases lacrimógenos a estudiantes que quemaron un auto, rompieron paradas de colectivos y arrojaron piedras frente a un colegio en Nanterre, cerca de París, en repudio a la reforma de Sarkozy.

Las protestas contra la reforma de la jubilación, que aumentará de 60 a 62 años la edad mínima legal para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa, dejaron ayer unos 300 detenidos y cuatro policías heridos, según la agencia de noticias DPA.

Estudiantes tiraron bombas molotov a policías en una escuela en otro suburbio de París, Combes la Ville, mientras que en Lyon, en el este del país, jóvenes enmascarados incendiaron al menos tres autos que habían dado vuelta durante enfrentamientos con la Policía, informaron autoridades locales.

Casi 300 colegios de todo el país se vieron afectados por las protestas, que en muchos casos consistieron en marchas callejeras. La participación de los estudiantes en las protestas, que comenzó recién el martes pasado, se interpreta tradicionalmente en Francia como una señal de aumento de la resistencia popular.

“Está claro que los políticos tienen miedo de los jóvenes,  no sin razón”, dijo el sociólogo francés Olivier Galland, del Centro Nacional de la Investigación Científica (Cnrs) francés, según Télam.

“Es de las pocas categorías sociales que logró hacer que el poder político renunciara a reformas, como el Contrato de Primer Empleo de Dominique de Villepin, en 2006, la reforma de los colegios secundarios de 2008 y muchos otros ejemplos más”, dijo Galland, quien ve una “radicalización” entre los jóvenes ranceses.

 Entre todas las medidas de fuerza, la huelga de los trabajadores petroleros es una de la que más preocupa al gobierno, que ayer abrió un centro de coordinación de crisis para focalizarse en este conflicto puntual y evitar que termine con un desabastecimiento general de combustible, informó la cadena de noticias CNN.

La producción en todas las refinerías está interrumpida desde la semana pasada, varios depósitos de combustibles fueron bloqueados por huelguistas y las estaciones de servicio ya empezaron a poblarse de colas de conductores, y muchas no tienen nada que ofrecer. También los camioneros se sumaron a las manifestaciones, mientras que en la sureña Marsella, la segunda ciudad del país, se acumulaban ya 4.000 kilos de basura por un paro de recolectores.

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