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Francia 2023 no fue la excepción: porque todo viaje tiene una anécdota para contar y hacer reír

El Hincha protagonizó una hermosa historia que tuvo un final feliz. En un trasbordo de trenes, por error hubo un intercambio de valijas, lo que desencadenó idas y vueltas entre un francés preocupado por su ropa y unos periodistas buscando la manera de explicar lo que había sucedido

No hay viaje que no tenga anécdotas para contar y hacer reír. Pequeños hechos que serían parte de un buen guión de un stand up. Perder objetos, perderse en una ciudad, quedarse dormido en un tren o colectivo, hay un variado abanico de posibilidades, algunas se repiten pero tienen diferentes actores y matices. Pero todas tienen un común denominador, siempre y cuando tengan un desenlace feliz o casi, son historias que merecen ser contadas.

En medio de un viaje de cobertura periodística, lo más común es olvidarse cosas en cualquier lugar, ya sea en un estadio o en la oficina en la que todos los medios de comunicación tienen para trabajar en los días de partido. O bien en los alojamientos o sino lo más arriesgado es en un medio de transporte.

Francia 2023 no iba a ser la excepción, en el traslado desde Marsella a La Baule, El Hincha que integra el equipo periodístico de Misión Francia 2023. No existe un viaje directo en tren de la Costa Azul a la Costa del Amor, paso obligado por París. Llegada a la estación de Gare de Lyon y luego taxi para llegar a otra estación: Gare de Montparnasse (la más grande de París).

En dicha primera etapa del viaje desde la Costa Azul a la Costa del Amor, ocurrió lo que nadie busca o quiere o desea. El Hincha además de llevar una valija personal, llevaba una segunda valija grande, repleta con objetivos de La Previa, evento que organiza Santa Fe Producciones, en tierras galas.

Una maleta negra, como el noventa por ciento de todas las que existen en el mundo, con lo cual confundirla con otra, sería un hecho muy común.

Para tener atenuantes sobre el hecho que ocurriría. Todo sucedió con poco tiempo de sueño, la salida de Marsella fue de madrugada, sumado a los nervios de no perder la combinación en París jugaron un rol protagonico. Al bajar en Gare de Lyon en un estado semi dormido, El Hincha toma su valija –la cual conocía muy bien por tener vivos azules- y la negra extra.

Sin contratiempos, se sale de dicha estación, una fila rápida para tomar un taxi y llegar con buen tiempo de antelación a Montparnasse, el tráfico de París ayudó a llegar con tiempo de sobra, incluso para desayunar y comprar algo para el almuerzo en el tren. Parecía que los planetas estaban alineados, pero la calma no duraría.

Hasta ese momento, todo corría según los planes originales. Reinaba el buen humor en los integrantes del periplo, quedaban pocas horas para llegar a La Baule, lugar en el que la estancia era la más prolongada (28 días), sensación de llegar a casa, con lo cual saber que solo separaba un tren de llegar a destino, generaban tranquilidad.

La valija en cuestión que paseo por Francia. Crédito: Misión Francia.

Las pantallas en Montparnasse, anunciaron que el tren con destino a Le Croisic, con parada en La Baule-Escoublac, tenía andén designado (el siete) y que los pasajeros ya podían abordar el tren. Fue otro momento de festejo, los periodistas ya tenían en su poder: agua y almuerzo para hacer más ameno el viaje, sin saber que en minutos todo se iba desmoronar.

No habían pasado ni treinta minutos de viaje, que El Hincha recibe un llamado de un integrante de Misión Francia, que estaba en Barcelona, por regresar a Argentina, pidiendo chequear que la valija negra fuera la correcta; la maleta negra llevaba su nombre y lo habían contactado desde Gare de Lyon.

Y El Hincha cuando fue a chequear, la maleta negra que milagrosamente había arreglado la manija desplegable, ante la sorpresa de los periodistas que la cargaban. Se constató que la maleta negra tenía en su interior, ropa de una persona y no estaba los objetos de Santa Fe Producciones para realizar las Previas en Nantes. Los paso vasos, fraperas, banderas, se habían convertido en remeras, camperas, y hasta ropa interior de hombre.

Minutos después, suena el celular con línea europea de El Hincha. Del otro lado de la línea, se escucha a un francés hablando un castellano básico, para saber qué había ocurrido y si tenían en el tren sus pertenencias. El intercambio de información, llamadas, mensajes, duraron las cinco horas de viaje. El principio hubo reproches y búsqueda de responsables, pero con el correr de las charlas, se llegó a la conclusión que fue un mal “entendido”.

No sólo había que organizar como recuperar cada uno su maleta, sino organizar la logística, es que este francés de nombre Nicolás, al contactar a los empleados de la empresa de tren SNCF, y decir que esa maleta que encontró no era de su propiedad, inmediatamente la misma fue ingresada en “objetos perdidos”, hecho que causo estupor, porque sabiendo que a los franceses les gusta la burocracia, recuperarla se iba a complicar.

El llegar a La Baule, El Hincha se dirigió a las oficinas para empezar con los tramites de la devolución de la valija de Nicolás, e intentar hacer una denuncia para recuperar la valija varada en Objetos Perdidos en Gare de Lyon, ‘un lugar del que pocas veces los objetos regresan a sus dueños’, comentario de un francés que fue testigo de todo.

Después de un buen rato, y gracias a Olivier, un francés que hablaba castellano y se percató del problema de comunicación con el jefe de la estación de trenes en La Baule, intercedió para aclarar la confusión. En medio de todo esto, la charla era un tono elevado de volumen, no por ser discusión, sino por algo natural, lo que hizo que dos personas se quejaran y pidieron silencio o bajar la voz.

Gracias a la traducción de Olivier, más la llamada de Nicolás al jefe de la estación (quien nos brindó su número de celular para cualquier inconveniente), la valija con ropa de nuestro amigo francés, ya estaba a salvo y a la espera de partir al día siguiente a París para retornar con su propietario.

Pero hasta ahí estaba resuelto el cincuenta por ciento del problema. Faltaba recuperar la valija santafesina. La cual llevaba un nombre en su etiqueta, pero la había perdido otra persona, un francés la denunciaba como extraviada y un cuarto protagonista de la historia, un colega y amigo español que vive en París, se había puesto a disposición de El Hincha para intermediar y encontrar una solución.

Al día siguiente del incidente, Nicolás, el francés al que por error dejamos sin ropa. Se hizo cargo del costo de llevar la valija de regreso a París, luego inició la denuncia de extravió de nuestra valija en el sitio web de SNCF (empresa de trenes). Además, dio aviso a Pablo, colega español residente en París, para que estuviera atento para ir a recuperar la valija a Gare de Lyon. Para tranquilidad, se había avanzado un paso más, aunque faltaba la parte más complicada: la maleta llevaba un nombre, la denuncia de extravío la realizó otra y la que retiraría la misma de Objetos perdidos iba a ser otra.

Al cuarto día del hecho, Pablo, se presenta en objetos perdidos, tras dos horas de espera le comunican que la maleta no está; al rato dicen haberla visto, y a las tres horas y media aparece. Pero ahí se inicia otra conversación, y la negativa de entregarla a un tercero, el cual no era el propietario de la valija, ni la persona que viajó en el tren y realizó la denuncia. La insistencia propia de su sangre vasca, hizo que se la entregaran a regañadientes, obviamente como todo trámite burocrático tuvo un costo de diez euros como multa.

La valija con los objetos santafesinos, ya estaba a salvo pero continuaba en París. Pablo la cargó desde Gare de Lyon hasta su casa, vía subte, “por suerte no pesa mucho” fue el mensaje desde La Baule, que generó risas entre todos los protagonistas del hecho.

Diez días después del incidente, Pablo, que a fin de septiembre deja París para instalarse en Londres, y que es un amigo al que El Hincha conoció en el Mundial de Nueva Zelanda en 2011, y con el que compartió Inglaterra 2015 y Japón 2019, y fuera de las experiencias periodísticas se lo recibió en Rosario junto a su hija en 2022.

En medio de la mudanza a Londres, para este vasco que es un periodista de raza y muy buena persona, el hecho hizo que se tomará dos días para visitar a sus colegas argentinos y terminar de realizar el gran favor de la recuperación de la valija que después de todo logró llegar sana y salva a La Baule.

La parte más divertida de la anécdota fue el encuentro con Pablo fue cuando con su tono español, relato los hechos, desde el primer llamado hasta los interminables mensajes con Nicolás, el francés que habíamos dejado sin ropa; gritando: «estos argentinos -pelotudos- que tomaron una maleta equivocada», pero con palabras que no pueden incluirse en una nota periodística.. En fin, una historia con un desenlace feliz, que será recordado por mucho tiempo, por todos los que protagonizaron de manera directa o indirecta.

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