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Geopolítica económica

FMI: “Reformas estructurales”

El organismo liderado por Christine Lagarde insiste en recetas de recortes para hacer frente a la crisis global.


Nuevas “reformas estructurales” es lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pide, una vez más, en el marco de las Reuniones de Primavera en Washington, lo que renueva las dudas sobre la efectividad de sus recetas en el marco de una economía global amenazada por varios costados.

El problema para llevar adelante las “reformas estructurales” –también una vez más– es político y “el populismo” es identificado por los gobiernos pro-mercado como “la amenaza” que se cierne sobre ellos.

Algo de eso pudo verse en las últimas horas, por ejemplo en un panel que compartieron el ministro de Finanzas de Colombia, Mauricio Cárdenas, y su par español, Luis de Guindos; ambos planteaban ese dilema.

“Se deben llevar adelante las reformas estructurales antes de que sea demasiado tarde”, enfatizaba Cárdenas.

A su lado, De Guindos explicaba: “Tenemos alta deuda pública y privada, baja productividad y baja inflación; la única forma de avanzar es con reformas estructurales que aumenten la productividad y generen ganancias para pagar las deudas”.

De Guindos agregó: “Para implementar reformas estructurales, cuanto más rápido que uno lo haga es mejor” y “primero uno debe implementar las reformas más difíciles”.

“El ascenso del populismo es penetrante. El mayor desafío y el enemigo de las reformas estructurales es el populismo”, bramó el representante del gobierno derechista de Mariano Rajoy, quien aseguró que “no es verdad que los gobiernos que implementan reformas estructurales pierden elecciones”.

En la misma conversación, el número dos del FMI, Min Zhu, aseguraba: “Las sociedades y los electorados están maduros; la gente se da cuenta de que las reformas estructurales son una obligación y entiende que los costos de corto plazo dan beneficios de largo plazo”.

El diálogo puede echar algo de luz también sobre los desafíos y dilemas que enfrentan varias economías de las llamadas “emergentes” ante la caída de los precios de las materias primas, entre ellas la Argentina, ahora con una gestión de gobierno que también busca avanzar con este tipo de “reformas estructurales”.

En tanto, del otro lado del Atlántico, las economías africanas, también golpeadas fuerte por una cotización en baja de los productos primarios, vuelven a “abrazarse” al FMI.

Un cable de la agencia Reuters destacaba que al tope de esa lista está Angola, el segundo mayor productor de petróleo de ese continente y la tercera mayor economía.

Ese país no pide dinero al FMI desde 2009 y ahora vuelve con la cabeza gacha al requerir la asistencia del organismo internacional.

También Mozambique, un país rico en gas natural, o Ghana –principalmente exportador de oro y petróleo–, quienes buscaron el primer préstamo en seis años en el despacho de Christine Lagarde.

Así, el país más industrializado de África e integrante de los Brics, Sudáfrica, quizás también se vea forzado a recurrir al “prestamista de última instancia”, luego de que los bonos de su deuda fueran degradados por las calificadoras de riesgo.

Más novedades que ponen en contexto la realidad actual de la economía argentina, un contexto para nada exento de desafíos y vientos en contra.

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