Espectáculos

Tiempo de cambios

Flor Balestra: “Siento la necesidad de mostrarle al gran público la producción local”

La nueva directora del Auditorio Fundación Astengo, el histórico edificio de Mitre al 700 que ya reabrió sus puertas, cuenta cuáles son algunos de sus proyectos en un tiempo de post pandemia donde, de algún modo, vuelve a estar todo por hacer  


Siempre activa, siempre creativa, siempre atenta a las cuestiones del presente, siempre corrida de los lugares comunes llenando de ideas y activando el sentido, la dibujante, diseñadora y gestora cultural rosarina Flor Balestra es la nueva directora del Auditorio Fundación Astengo, de Mitre 754, uno de los grandes coliseos locales que de este modo, con su desembarco y su reciente reapertura, da comienzo por estos días a una nueva etapa.

Todo sucede casi con las mismas expectativas de aquellos años de esplendor del que fuera, en sus inicios, el histórico Teatro Odeón de Rosario, y que en su historial alberga décadas de producción artística y grandes nombres que pisaron ese bello e imponente escenario y se llenaron de aplausos y ovaciones.

Programar un teatro, conducir su destino, no es tarea sencilla. Pero Flor, cuyo recorrido ha ido de lo privado a lo público y que, en ciernes, es alguien vinculado a la movida artística de la ciudad desde siempre, sabe que la apuesta es, también, ir por lo local.

Creadora de dos espacios recordados en el histórico Pasaje Pan, de Córdoba al 900, dedicados a la venta de objetos de arte, Peccata Minuta y FloR, Objetos Irresistibles, Balestra es una pionera en la búsqueda de poner en valor la marca rosarina, al tiempo que en 2008 fue designada subsecretaria de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario y desde allí creó y diseñó las recordadas campañas sobre marca-ciudad “Rosario, la quiero” y “Muy Rosario”.

“Fue una enorme alegría reabrir el teatro, volver a verle la cara a la gente; estuvimos en la puerta saludando a los que llegaban, a cada una de las personas como si llegaran a una casa. Más allá de que el aforo sigue reducido y por el momento nos permite alrededor de 700 personas, estas primeras funciones tienen algo íntimo e histórico”, dijo Flor Balestra en diálogo con El Ciudadano, quien además destacó el apoyo de los productores locales, “los históricos y los de una nueva generación”, y de la comunidad artística en general que vio con muy buenos ojos su nombramiento.

“Que me ofrezcan dirigir el teatro fue una gran sorpresa, porque mi papá (el abogado René Balestra), que lo dirigió toda la vida, en un momento me lo ofreció; por el estatuto era él quien decidía su sucesor en ese cargo. No lo pensé mucho, sentí que lo tenía que tomar, porque es un lugar precioso donde hay mucho para hacer y crear. Es un edificio de gran valor histórico, un ámbito delicioso, con rincones por redescubrir para gran parte del público y está todo muy bien mantenido. Es como un gran transatlántico al que estamos poniendo en marcha nuevamente”, destacó la flamante directora que en su haber guarda una infinidad de trabajos como ilustradora en una serie de publicaciones, y muestras de sus obras tanto en Rosario como Buenos Aires y el exterior.

“Tenemos un teatro”

Como pasa con otros grandes coliseos locales cuya programación está más ligada a los nombres consagrados del espectáculo nacional, en esta nueva etapa, Flor buscará, además, abrir las puertas de ese bello teatro de impronta italiana, con capacidad para 1150 espectadores, a propuestas más alternativas.

“Es un teatro rosarino y quiero que esté más abierto a la posibilidad de que pueda entrar, aparte de todos los espectáculos nacionales e internacionales que llegan y que han venido a la ciudad toda la vida, un poco más abierto a la producción rosarina. Es un deseo nuestro, una ilusión que compartimos con el equipo y es el gran desafío que pueda entrar a la sala la mayor parte de la movida de la cultura rosarina y que también apueste por el teatro el público de la ciudad; necesitamos que el público local pueda disfrutar de nuestra propia producción, con la cantidad enorme de actores, actrices, cantantes, músicos, bailarines y bailarines; artistas en general que hay en esta ciudad con tanto talento”, expresó ilusionada.

Y sumó: “Rosario es una ciudad con una historia y un posicionamiento en relación con el resto del país vinculada a lo cultural que es enorme, por eso que haré todo lo que esté a mi alcance para concretar esta idea. Si lo pienso en el tiempo, hace muchísimos años, en el 91, puse un local en el Pasaje Pan, y sin darme cuenta, ése fue el primer local que apostó a la producción artística rosarina; yo allí vendía mis cosas e invitaba a otra gente a sumarse. Así fuimos haciendo un caminito y hoy la ciudad estalla de ferias y de negocios que ofrecen cosas hechas acá, hay muchos emprendedores vinculados al arte que por suerte están trabajando. Pero a la par se fue gestando un público que está feliz de consumir cosas hechas en Rosario. Y no se trata de apoyar lo local porque sí, se lo apoya porque es muy bueno, de muy buena calidad. El desafío es ahora trasladar eso al teatro”.

“Siento la necesidad de mostrarle al gran público la producción local; quiero que los artistas locales se puedan destacar en su ciudad. Tomé como slogan «Tenemos un teatro» y la idea es plural, lo tenemos todos, y vamos a compartirlo con la ciudad; planteamos un teatro de puertas abiertas y ver de qué manera hacemos que el público acompañe, que esas colas interminables para ver a otros artistas más consagrados también estén a la hora de ofrecer en la cartelera propuestas rosarinas. Creo también que este es un gran momento: hay unas ganas enormes, una necesidad de la gente de volver a salir, lo noto en estas primeras funciones de reapertura del teatro. Ellos son los espectadores, los consumidores y allí tenemos en gran desafío, el desafío mayor, algo que debemos compartir con todas las salas rosarinas”, planteó en relación con la necesidad de motorizar frente a lo local la formación de nuevos públicos, al tiempo que destacó que la sala está abierta a escuchar propuestas y que ya preparan para el año entrante, entre otras actividades, una subasta de arte con la Galería Subsuelo.

“Es un momento complejo y al mismo tiempo muy interesante, donde vuelve a estar mucho o casi todo por hacer, porque está todo medio en la lona. Para mí, como dibujante, dirigir el teatro es como comenzar desde la hoja en blanco. No hay que olvidar todo lo que nos pasó ente último año y medio de pandemia. Es un momento real y concreto para volver a escucharnos, para preguntarnos qué necesitamos, qué queremos. Y para eso, desde el teatro, también estamos pensando otros formatos. El Astengo tiene una sala preciosa en la planta alta y está todo el hall foyer para generar propuestas más íntimas dado que la sala principal tiene 1150 localidades. Quizás en ese ingreso, como pasaba en la época dorada del café concert, podamos encontrarnos, tomar una copita de vino, disfrutar de un espectáculo y por un rato poder olvidarnos un poco de todo lo que nos pasó”, relató ilusionada.

“De todos modo –dijo con su habitual humor– no me quiero poner en ese lugar de la gente que promete y promete y después no cumple nada; en todo caso lo que prometo, me lo prometo a mí misma y trataré de cumplirlo”.

Y cerró: “El teatro es un formato de los que ya no quedan; vivimos un tiempo de mucho correr, de muchas pantallas y no es porque tenga algún problema con la tecnología, todo lo contrario. Pero el teatro nos invita a detener un poco esa marcha frente a un mundo donde las cosas han dejado de ser carnales, presenciales. Yo, por suerte, tengo siempre alrededor mucho tablero, papel y lápiz, pero el teatro es poner la atención en el otro, es escucharnos y pensar, que es algo que en este momento necesitamos más que nunca”.

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