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Fittipaldi: “La falta de trabajo nos deja desnudos ante la vida”

El autor y director Luis María Fittipaldi adelanta detalles de “Despojados”, la obra teatral sobre un grupo de desocupados rosarinos que intenta salir de la crisis con un show de strip tease, que tomó como disparador la exitosa película inglesa “The Full Monty”


Sobre finales de los años 90, una película inglesa, The Full Monty, dirigida por Peter Cattaneo y protagonizada, entre otros, por Robert Carlyle reflejada la crisis laboral que se vivía en el norte de Inglaterra, particularmente en Sheffield, el emporio de la industria del acero de los años 70, que entrados los 90 padecía la llamada reconversión industrial. Allí, un grupo de hombres sin trabajo ni sueños, con sus vínculos familiares aniquilados por la crisis y sus bolsillos vacíos, decide montar un show de strippers haciendo literal la metáfora de que habían sido despojados de todo. La película fue un éxito mundial, al punto que alcanzó cuatro nominaciones al Oscar al año siguiente y se convirtió en un emblema de muchos desocupados alrededor del mundo que imitaron la proeza con infinidad de versiones teatrales y shows de strippers basados en el film.

Seducido por la historia y conocedor del mundo del cine y el teatro, el actor, director y realizador Luis María Fittipaldi estrena este fin de semana su propia versión de aquella película pero adaptada a Rosario, en un tiempo en el que la desocupación volvió a ser cuestión de agenda diaria.

“El proyecto surgió a partir de que Gastón Legaristi, que es uno de los actores, lleva adelante el Club Fosse (en el corazón del barrio Refoneria), que es donde finalmente estrenamos. Un día, hace más de un año, le digo: «Qué bueno sería hacer algo acá, podríamos montar una versión de The Full Monty, la película de los 90 que acá se llamó Todo o nada». Y eso que empezó como un comentario se transformó en una idea que finalmente concretamos”, dijo Fittipaldi a modo de adelanto del estreno, quien además integra el elenco, además de Legaristi, junto a Héctor Bellomo, Cristian Ledesma, Ariel Fumis y Raúl Yacopini.

“Lamentablemente, aquella realidad social de finales de los 90 que aquí también padecimos coincide con este presente; este tiempo repite aquella realidad inglesa de los 90 que trata la película, entonces la historia podía ser trasladada perfectamente a Rosario y al presente que estamos viviendo”, dijo el director acerca de la obra que cuenta con asistencia de dirección de Mailín Sylvester, vestuario de Denise Agustini y diseño de luces de Gastón Legaristi.

El cierre de una fábrica de motores en el cordón industrial rosarino deja sin trabajo a mucha gente. Es a partir de esta situación que un grupo de compañeros decide juntarse para inventar algo que les deje alguna ganancia, y que de no ser así al menos les sirva para llamar la atención de la sociedad. De este modo, todos juntos deciden montar un espectáculo de baile y strip tease masculino pensado para señoras mayores.

“No es una adaptación directa de la película, pero sí tomamos la anécdota y la pensamos en esta realidad argentina, porque la película ya tuvo otras adaptaciones: estuvo Sinvergüenzas, y un colega uruguayo, Fabio Trinidad, escribió Desvergonzados, que también tuvo mucho éxito, donde toma la crisis de los actores (los protagonistas son cuatro actores y dos ex futbolistas, todos desocupados), que están sin trabajo, no saben qué hacer, y deciden ponerse en pelotas porque piensan que de ese modo la gente finalmente ira a verlos al teatro”, repasó el director.

Ahora, la historia de Despojados transcurre en Rosario con lugares y situaciones fácilmente identificables. “La historia de estos seis personajes transcurre en la zona suburbana de Rosario y está llena de referencias locales, porque se habla mucho de cosas que son inherentes a esta ciudad. Pensé mucho el tema del título, Despojados, que es como finalmente la registré, porque me parece que el mayor despojo que puede tener un ser humano, en este caso seis hombres, es que le quiten su trabajo, que se queden en la calle, porque además esa falta de trabajo nos deja desnudos ante la vida”, dijo Fittipaldi, quien de este modo regresa al teatro después de algunos años.

Una comedia

“Esta es básicamente una comedia con mucho humor; de todos modos, las máscaras del teatro, la de la tragedia y la comicidad, son muy cercanas: como decía en algunos de sus monólogos Enrique Pinti, «todo lo feo y lo triste lo disfrazamos de payaso»”, dijo el director respecto de este cruce entre humor y tragedia que encierra la temática de la obra. Y profundizo: “Otro de los objetivos dramatúrgicos, y particularmente en este momento, tiene que ver con la solidaridad, sobre todo en este grupo de tipos que piensan de maneras disímiles, pero que se unen ante la afrenta de la desocupación; es esa idea de no bajar los brazos, esa búsqueda de paraísos perdidos que cada uno tiene”.

 

Los personajes

“Son seis tipos muy distintos entre sí: aparece Owen que es muy dependiente de su mujer que es evangelista y le consulta todo lo que hace, o Pinzone, que tiene a su mujer muy lejos, viviendo en la Patagonia, sus hijos ya son grandes y se ha quedado solo”, dijo Fittipaldi acerca del perfil de los personajes. Y agregó: “También está Tito Sívori, un tipo con mucho humor que le pone el hombro a todo, con mucha ironía y mucho chiste; Batallán que es el enigmático, que fue supervisor en la empresa que los echó y al principio es muy resistido por el grupo, también hay un positivista de nombre Bruno que es el que está más excitado con el tema de la desnudez y de mostrar sus atributos y cierra la lista el eje convocante, mi personaje, El Vasco, un poco el Quijote del proyecto, un soñador, un idealista, casi un romántico, que un día sale a tomar algo y descubre que las que aún disponen y gastan un poco de dinero son las mujeres y es a partir de allí que se le ocurre la idea del show”.

Desnudarse en escena

Una de las claves de la obra está en ese show final que arma el equipo de improvisados bailarines de strip tease, circunstancia que se vuelve recurrente en todo el recorrido del conflicto que plantea la obra. Respecto del tema, el director dijo finalmente: “Ellos hablan mucho de la cuestión de los desnudos, tienen sus pruritos; hay un gran interrogante acerca de ese tema porque no tienen muy claro qué es lo que están por hacer, les cuesta armar las coreografías e incluso hay un baile del caño, pero circula grupalmente este sentido del pudor, porque además se preguntan todo el tiempo cuánta gente estará dispuesta a pagar una entrada para verlos a ellos en bolas (risas)”.

Para agendar

Despojados se conocerá este viernes y sábado, a partir de las 22, en Club Fosse (Falucho 270 bis), donde también se venden las entradas

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