Inolvidable y eterna. Tan mágica como especial. Lionel Messi y el público argentino atraviesan el mejor momento de su intensa pero ya incondicional relación. El astro rosarino es literalmente un dios entre los vivos, capaz de llenar estadios y revolucionar una ciudad entera ante la sola mención de su nombre.
Él lo sabe perfectamente y por eso siempre que tiene la oportunidad, agradece ese cariño incondicional que le demuestra la gente, que colmó a reventar el Madre de Ciudades de Santiago del Estero para seguir festejando junto al gran capitán y el resto del plantel albiceleste el Mundial conquistado en Qatar hace unos meses.
La excusa para una nueva misa entre el 10 y la gente fue un amistoso ante la desconocida Selección de Curazao, que jamás fue rival para La Scaloneta: paliza 7-0 para delirio de un público que pagó fortuna por una entrada con tal de cantar y celebrar junto a los Campeones del Mundo y su gran capitán.
Encima Leo no para de romper récords. Ante Panamá había alcanzado los 800 goles a lo largo de su carrera profesional. Esta vez con sus gritos ante Curazao llegó a los 102 goles con la Selección. Es el tercero de la historia en conseguir esa cifra con su seleccionado y el primero en hacerlo en un país de América. Siempre Messi.
Claro que también hubo tiempo para volver a verlo a Lo Celso con la camiseta albiceleste, un golazo de Enzo Fernández, un penal que el 10 le cedió a Di María y hasta un festejo de Montiel, el del remate decisivo ante Francia en la finalísima del mundo. Párrafo aparte para Fideo, otro de los que más aplausos se llevó en Santiago del Estero, que al igual que todo un país, se emocionó y celebró junto a Lionel Andrés Messi, el nuevo Dios argentino.
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