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Fiera eterna: triunfo 3-2 y final feliz para la Lepra en Avellaneda ante el Rojo

Con un gol de Maxi Rodríguez sobre el final del partido, el equipo que conduce Frank Darío Kudelka consiguió una victoria clave para engrosar su promedio. Manera ideal de cerrar el 2019 para el conjunto rojinegro


Montaña de alegría. La Lepra se llevó tres puntos claves de su visita al Rojo en Avellaneda. Foto: Manuel Cortina.

Alexis Rodríguez no se resignó y anticipó una pelota en la salida rival. Rivero resolvió con una claridad que no siempre tiene, y todo quedó en los pies de Maxi. Iban 43 minutos del complemento, pero a la Fiera le sobró jerarquía y definió con clase, esa que le faltó a Leal en Tucumán. Newell’s consiguió tres puntazos en el cierre de año. Valen mucho más. Y la foto de la tabla de promedios lo muestra holgado. Lo deja respirar.

En un partido de notorias tensiones previas, donde el Rojo jugaba para demostrar que el problema económico no iba a pesar en lo futbolístico, y la Lepra por engrosar el promedio antes del receso, el gol tempranero de Cecilio Domínguez -dormida grosera de Gabrielli tras un pelotazo largo- cambió posturas dentro de la cancha. Newell’s sumó nervios e imprecisiones, el local se animó mucho más, se soltó.

El pibe Moreno quiso hacerse cargo de la pelota, pero se excedió en el traslado, demorando demasiado el pasaje del balón. Leal se pasó de rosca, a Formica le costó asociarse, y la defensa mostró flaquezas. Y Aguerre la pasó mal, con Romero endemoniado y Domínguez siempre libre.

Más temprano de lo esperado, Maxi se plantó como lanzador, una posición donde puede lastimar, aunque lo obliga a un mayor desgaste.

Pero Newell’s vio que el partido tenía una llave para abrir la puerta del empate: la espalda de Sánchez Miño. Dos veces probó con la subida de Gabrielli, en una respondió Campaña, la siguiente fue gol, tras gran pase de Moreno.

La presión volvió a Independiente. Con los hinchas reclamando actitud. Pero el local encontró un aliado impensado, el árbitro Mauro Vigliano, que inventó un penal por un supuesto agarrón de Gentiletti y le dio en el cierre del primer tiempo la chance a Romero de poner el 2 a 1.

Con dos defensas frágiles y dubitativas, pensar que no iba a haber más goles era imposible, aunque en Newell’s los dos delanteros, Leal y Albertengo, transitaban una tarde de terror. Otra vez se hizo cargo el pibe Moreno, el que no jugaba vaya a saber Kudelka por qué. Zapatazo de 30 metros y travesaño, con mal suerte en el rebote posterior en la espalda de Campaña. Pudo ampliar el Rojo, pero Domínguez falló demasiado, para ganarse los insultos de los hinchas, que olvidaron rápido ese primer gol tempranero del delantero.

Y a partido abierto, ganancia de Newell’s en pelota parada. Centro preciso de Bíttolo, cabezazo perfecto de Fontanini. Otra vez tablas. Y mucho por jugar.

Vigliano quiso seguir participando, y obvio un agarrón a la camiseta de Maxi que era más penal que el que sí vio de Gentiletti.

El empate era negocio para Newell’s, pero se tuvo fe. Y como tiene a Maxi de su lado, es más fácil ser optimista. Por eso lo buscó, y esta vez lo ganó. Mejor imposible.

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