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Jornadas Pensamiento Contemporáneo

Festival Anfibio. Día uno: el cuerpo y el amor

Motorizado y coordinado por la gestora artística Lila Siegrist y el periodista y escritor Cristian Alarcón arrancó este jueves el primero de los encuentros del llamado Festival Anfibio donde figuras de la cultura ponen en acción charlas y reflexiones sobre temas bien contemporáneos


Foto: Franco Trovato

¿Se puede pensar el amor sin el cuerpo? ¿Y el cuerpo despojado de todo amor? Cuando hablamos de amores la referencia al cuerpo es, en algún momento, inevitable. Los ojos, la mirada, la piel, las caricias, la boca, los besos, el aroma. El deseo. El deseo del cuerpo. De quererlo, de cuidarlo, de penetrarlo. ¿De poseerlo?

El objetivo era provocar. Provocar la charla, las confesiones, los argumentos. Incitar la reflexión. Seducir al pensamiento. El amor sin cuerpo es una idea abstracta. Cuando el amor se hace deseo, toma cuerpo. Se me ocurre que los organizadores de Pensamiento Contemporáneo, el festival que la revista digital Anfibia organizó en Rosario con el apoyo del gobierno de la provincia de Santa Fe tuvo en cuenta estas variables cuando decidió poner en el mismo día y a continuación las mesas cuerpo y amor.

La iniciativa de convocar a pensar surgió del diálogo entre la curadora del festival, Lila Siegrist, y el director de la revista Anfibia, Cristian Alarcón, a partir de una primera experiencia de entrevistas en el teatro El Círculo.

Abundancia de preguntas, proliferación  de respuestas

Las charlas que estaban proyectadas en dos bloques comenzaron a las 18.30 y la cita era en el Centro Cultural Parque de España. A las 18 la gente ya estaba iniciando la cola que le permitiría entrar al auditorio. Algunos distraídos se dejaron atrapar por la performance que se instaló en el túnel 4. Sinfonía Big Data fue la primera de las múltiples interpelaciones en forma de interrogación que invitaban a reflexionar. Pero los que habían estado un poco más atentos a la programación del evento sabían que podían visitar la instalación en el corte de las 19.30 y decidieron preservar su lugar en la fila, que era cada vez más larga. Y es que las mesas prometían.

El primer bloque tuvo como eje central el cuerpo. En las mesas de debate, sean académicas o periodísticas, suele haber una persona que cumple el rol del moderador. Es la persona que cede o quita la palabra, que ordena las intervenciones. Pero este festival no quiere moderación, sino todo lo contrario. Quiere la abundancia de preguntas, la proliferación de respuestas. Quiere que las palabras sean muchas y las voces, diversas. Para demostrar la actitud irreverente, descontracturada y por fuera de la retórica de las intervenciones públicas, decidieron nombrar a a un provocador. En los anuncios la primera provocadora sería María Moreno. Aunque en la práctica quien ocupó oficialmente ese lugar fue Tamara Tenenbaum que disparó preguntas para los integrantes de la mesa: ¿Qué es un cuerpo bello? ¿Qué es un cuerpo sano? ¿Quién decide? ¿Qué límites se corren cuando se elige mostrar y marcar cuerpos para ser exhibidos como obras de arte?

Quienes estuvieron a cargo de las respuestas fueron Nicolás Cuello, Diana Maffía, Nicola Costantino, Paula Rodríguez, Topacio Fresh y la gran María Moreno. Se habló de convenciones, de idealizaciones, de cuerpos sometidos a las tensiones del mercado, de cuerpos normativizados, erotizados, mercantilizados. De la violencia sobre los cuerpos: la social, la estatal, la de los pares.

Las butacas no alcanzaron para la cantidad de interesados, y los que llegaron más tarde colmaron también el Túnel 3 donde se proyectaba en vivo y en directo lo que sucedía dentro del auditorio.

María Moreno compartía sus apreciaciones y lecturas acerca la posibilidad de pensar como un derecho la opción de sustraer del “flujo de la vida” a aquellos cuerpos que deciden abandonar el imperativo de la sociedad contemporánea que dice que “hay que vivir”. En ese imperativo hay también una orden que no explicita el cómo. Según Moreno, hay que vivir sujeto a las normas de una sociedad que no pretende darnos ni siquiera la opción de elegir en relación a nuestra propia muerte.

La gente, que había permanecido en un silencio abismal hasta ese momento, recuperó el habla a las 19.30 y salió, en medio de comentarios, al patio del centro cultural donde volvió a hacer cola para comprar cafés, hamburguesas, cervezas y alfajores.

Mientras tanto en el Túnel 4 comenzaba una nueva intervención de Sinfonía Big Data. Pero el debate interno de los asistentes se complejizó. Había tres opciones: hacer la cola para el tentempié, hacer la cola para la segunda mesa o ir a visitar la instalación.

Formas posibles del amor

La gente circulaba por todos lados en función de sus prioridades. A las 20 en punto se dio comienzo a la segunda mesa: el amor. Si de provocadores se trata, Gabby De Cicco es especialiste. Con la frescura propia de quien ha recorrido los pasillos largos del tema en cuestión, antes de abrir las preguntas a los invitados, le regaló al auditorio un poema de Susana Thenon que sirvió, a la vez, como disparador.

Gabriela Wiener, Alejandra Benz, Margarita García Robayo, Santiago Venturini y Camila Sosa Villada dialogaron sobre la posibilidad del amor. En todo sentido. Lo que posibilita ser amado, sentirse amado, amar. Pero también sobre las posibles formas del amor: monogamia, poligamia, monoamor, poliamor, disidencia y heteronorma. Intercambios de miradas y relatos de experiencias hicieron que el público se riera, se sintiera interpelado, se enojara, o cambiara de posición en el asiento cuando el temita en cuestión le incomodaba.

Para cerrar, al igual que en la mesa anterior, los participantes eran invitados de a uno a comentar imágenes relacionadas al tema, elegidas previamente por ellos mismos. Terminada la ronda, un segundo poema/canción de Patti Smith dio por concluida la segunda mesa y cuando el auditorio comenzó a iluminarse para que pudiéramos encontrar la salida, los comentarios y las risas estallaron. Todos querían responder a las preguntas que habían estado flotando en el aire del auditorio, todos querían contar su propia versión del amor.

La propuesta del Festival continuó en La Toma. La performance “Gordura estruendosa” tentó a un público que no se resignaba a la idea del fin de la jornada con algunas ofertas de libros, lectura de poesía, disfraces para probarse y fotos. Aunque todos ya sabían que esto aún no termina. El Festival continúa el día viernes, con los ejes Pantalla y Paisajes y el día sábado, con Tiempo y Trabajo. Las puertas están abiertas de 18 a 21.30, y el lugar de encuentro es el Centro Cultural Parque de España.

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