El Hincha

Sube la ola verde

Felicidad interminable: Social Lux festejó su merecido ascenso

Plantel y cuerpo técnico de Mercadito coparon la redacción para mostrar su alegría por el título y el regreso al Molinas tras 10 años. Mate de por medio, se habló de los momentos clave, la importancia del logro y el sentido de pertenencia


La espera se hizo larga pero al fin llegó. El ascenso al Gobernador Molinas tardó diez años y ese tiempo se terminó, por lo que ahora es momento de festejarlo como se merece la situación. Fueron llegando de a poco y mientras esperaban que llegaran todos la charla avanzaba. Una vez que los últimos se hicieron presentes en la redacción, comenzó la ronda de mate y el diálogo con los campeones. Algunos no lo pueden creer y lo hablan entre ellos: Social Lux ganó la Copa Santiago Pinasco y vuelve a la máxima categoría del fútbol de la rosarina.

“Estamos felices aunque no se tomó dimensión de lo que se logró. Estamos contentos, no lo podemos creer pero con el paso de los días tomaremos dimensión de lo conseguido”, no duda en afirmarlo Juan Pablo Jiménez, el primero en tomar la palabra y uno de los mayores del plantel. Y pegado a él, lo vuelve a marcar el capitán, Mauro Palacios, quien expresa que “no es algo que lo veíamos venir, fue en la última fecha que se resolvió y creo que fue impensado” y quien cierra mejor esta idea es Gianluca Scala, diciendo: “Vamos a caer todos cuando empecemos a jugar contra Central y Newell’s, que fuimos campeones porque estamos entre los grandes”.

Al consultarlos sobre un momento clave, el grupo coincide en que “contra Río Negro nos dimos cuenta que estábamos para cosas importantes, porque veníamos arriba pero no le habíamos ganado a un rival directo en el año. Era primero San Telmo y después Río Negro. No lo habíamos conseguido en Funes y cómo se dio ante ellos fue una victoria muy importante que después revalidamos ante Bancario de visitante”. En ese encuentro Social Lux ganó 4-0 ante un rival directo en la pelea por el título y los ascensos.

Para dejar en claro este concepto, Mariano Torres hace un resumen del torneo y marca: “Fue todo muy parejo, no hubo uno que haya sacado gran diferencia con respecto al resto. Río Negro cuando juega de local se hace fuerte. Con el grupo siempre decíamos que iba a sacar ventaja el que tuviera más recambio en la recta decisiva, porque iban a ser todas finales, partidos duros”.

Ahí el capitán infla el pecho y saca chapa por los suyos. Pocho, como se lo conoce en el ambiente local, no duda en afirmar: “Es mí equipo, mí club pero la mejor propuesta la tuvimos nosotros. Creo que la idea fue la mejor, no resignamos en ninguna cancha, fuimos el equipo más goleador y uno de los que más nos convirtieron y eso habla de que arriesgamos mucho”.

Y enseguida se une en la idea Ariel Cabrera, parte importante del cuerpo técnico, que sostiene: “Internamente como cuerpo técnico sabíamos que cada vez que salíamos a una cancha íbamos a ser superiores en cuanto al juego. Los recursos que utilizaban estos jugadores se iban a imponer, aunque después están las circunstancias de cada partido que te llevan a estar en desventaja o sufrir alguna injusticia o una derrota, pero siempre fuimos superiores en todos los partidos, incluso cuando no nos tocó ganar. El juego prevaleció y sin lugar a dudas, habiendo visto todos los equipos, el que más prevaleció fuimos nosotros”.

Al momento de hacer un balance del mejor y el peor partido del equipo en el campeonato, comienzan todos a opinar y debatir, para terminar coincidiendo en marcar algunos. “El mejor que hicimos salimos 0-0. Fue contra Río Negro porque no hubo tantas situaciones de gol, fue un partido más cerrado pero fue el que más firme estuvimos. Y otro fue contra Tiro Suizo como visitante, porque veníamos de un golpe duro que era perder el clásico y arrancaba el octogonal. Fuimos a poner la cara, a ver qué pasaba e hicimos un click internamente. El peor fue contra Renato allá sin dudas”, cierran los campeones.

Algunos de toda la vida, otros desde hace diez años, promediando cinco o apenas dos, pero todos lo sienten como propio, como que están unidos y con un sentido de pertenencia pocas veces visto.

“Este es un club que enamora. Desde la gente que lo integra, pasando por los proyectos que tienen hasta todo el amor que se demuestra por la camiseta, no solamente dentro de la cancha”, dice muy sentidamente Adrián Martelón, preparador físico de un plantel que en ese aspecto también demostró ser el mejor.

Llegó el momento de hablar para el guía táctico de este grupo. El entrenador Luciano Taldo le puso palabras al sentimiento de todos, no solamente del equipo que comanda sino de toda la gente de barrio Ludueña: “Esto es un sueño cumplido. Si bien creemos que este club es una gran familia, para todos éste era el gran desafío, por eso así lo asimilamos, lo sentimos y lo logramos. Después podemos hablar de metas y miles de cosas más, pero como familia que somos, como club o como barrio, aunque todavía no lo palpamos creo que cumplimos un sueño”.

Por último, el que marca este hecho es Cabrera, que deja en claro que “acá hay un trabajo muy grande detrás de todo esto, hay una planificación y ejecución de ideas que es muy difícil llevarlas adelante si no se comprometen con el laburo y estos chicos, este cuerpo técnico y esta dirigencia lo hicieron todos y logramos cumplir este sueño que teníamos todos”.

Ese sueño que se postergó en el tiempo, que demoró diez años, donde las alegrías fueron pocas y las tristezas varias más, pero que se terminaron. Porque este grupo de pibes lograron devolver a Social Lux al lugar que se merece, entre los grandes de la Rosarina, peleando arriba y soñando con que las alegrías se extiendan con el tiempo. Porque desde el domingo por la tarde, Ludueña está de fiesta y Mercadito es el motivo de toda esa alegría.

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