Conciertos

50 mil personas en caba

Fatboy Slim le puso broche de oro al Personal Fest


“Un Fest para la story” expresaba una leyenda que se podía leer impresa en cada rincón del Club Ciudad de Buenos Aires donde este fin de semana tuvo lugar la 12° edición del Personal Fest, el encuentro musical más importante del país. Una “historia” que bien puede referirse a las funciones que ofrecen actualmente algunas redes sociales como Instagram (orientada a los millenials) en donde los usuarios comparten fotos que duran 24 horas antes de borrarse. Pero, claro está, también hay otra “historia” mucho menos efímera y que hará de esta edición un hecho que se recordará por mucho tiempo.

La música es un lenguaje mágico y llega a todos, democratiza los mensajes como pocos. Tiene el poder de transportar al que la escucha y alcanza un sólo gesto para vivenciar experiencias en el segundo que dura un compás.

La transversalidad, fue la marca de estos dos días con sonidos para todos los gustos. Ese eclecticismo se evidenció con más fuerza este domingo con una imponente grilla musical donde se escuchó, entre muchos otros, a Seu Jorge haciendo un repertorio de clásicos de David Bowie en portugués; a PJ Harvey denunciando las desigualdades mundiales y la violencia con un rock altenativo por momentos psicodélico; a Phoenix hablar del amor y la luminosidad como puente para explorar la vida y a Norman Cook, más conocido como Fatboy Slim, liberando las tensiones del cuerpo para bailar al ritmo de la música electrónica.

Seu Jorge revisó clásicos de David Bowie en portugués.

La llegada del brasileño Seu Jorge en el atardecer marcó el pulso de una jornada que por delante sería hipnótica. Jorge fue el piloto de esa nave que ofreció un viaje extraterrenal al plantear un show de poco más de ochenta minutos donde revisó un repertorio de clásicos de Bowie en portugués que grabó para The Life Aquatic Studio Sessions, la banda de sonido de la película Vida Acuática, protagonizada por Bill Murray y dirigida por Wes Anderson.

Cuando aún no eran las 19, vestido con un atuendo similar al que usó el personaje que interpreta Bill Murray en el film, salió ante unas 7 mil personas -una multitud para la hora pico de recitales- que lo ovacionaron al verlo. Anticipó lo que sucedería en un español rústico y no dejó de comunicarse con el público en toda su performance contando historias de la película, de su vida en la favela de Río de Janeiro y anéctodas con la música. Sonaron algunos clásicos del Duque Blanco pero fueron “Ziggy Stardust”, “Changes”, “Oh! You Pretty Things”, “Rock and Roll Suicide” y “Suffragette City” los más celebrados.

Polly Jean Harvey, más conocida como PJ Harvey, junto a su ensamble.

A partir de entonces la música no dio respiro. Mientras la multitud despedía a Jorge por ese viaje sensoperceptívo con espíritu carioca, a metros de allí, en el Escenario Personal, Polly Jean Harvey, más conocida como PJ Harvey, comenzaba su concierto con tres canciones de The Hope Six Demolition Project, su último disco inspirado en sus viajes a Kosovo y Afganistán con el que trató de dejar un mensaje claro y contundente sobre la violencia, la pobreza y la desigualdad que se vive (o se sufre, mejor dicho) en el mundo.

Escoltada por un ensamble entre los que se cuenta el músico y productor inglés John Parish, los climas fueron virando desde el rock hacia una zona más alternativa, terreno que a la inglesa le queda cómodo y a partir de donde abordó gran parte de su carrera en un show que, en la búsqueda de nuevas miradas de su historia -fieles a los planteos estéticos y políticos de la artista-, se privó de instrumentos convencionales para poner a sonar otros timbres. Así, unas a otras las canciones fueron favoreciendo los climas intensos en un recital orquestado, performático y por momentos experimental donde lo teatral -como puesta en escena- mostró la cara más nítida de la oscuridad.

Vicentico y Sr Flavio en un pasaje del comienzo del show.

PJ Harvey dejó paso a Los Fabulosos Cádillacs. Apuesta riesgosa pero con resultado positivo para un público que, tras la crudeza de lo que había vivido aceptaba volver “a casa” cantar hits festivaleros como “Vasos vacíos”, “Mal bicho” y “Matador”, entre los temas que la banda eligió para brindar una velada con todo el tono de los shows masivos.

El primer acorde despertó del letargo a las 20 mil almas con “Cadillacs”. También hubo tiempo para lo más nuevo: “La tormenta” y “El fantasma” con un Sr Flavio corriendo por el escenario de punta a punta y un Sergio Rotman luciéndose en la sección de vientos.

Pasadas las 22 los franceses de Phoenix llegaron para demostrar que la luminosidad puede ser igualmente un camino profundo. Apoyados en una puesta en la que sobresalió la iluminación multicolor se permitieron viajar hasta el fondo del mapa ofreciendo un show memorable donde el amor ganó terreno para dejar atrás las tinieblas. Un corazón de leds rojo en el centro del escenario amparaba una puesta en escena fastuosa donde los colores devolvían un poco de luz a la gama de grises de las horas previas.

Thomas Mars, líder de Phoenix, es levantado por el público.

Los franceses eran número favorito. Habían debutado en el país de la mano del mismo Personal Fest hacía una década y vuelto otras dos veces en distintas oportunidades. Ahora volvieron a lo grande, con fans por todos los rincones, para mostrar Ti Amo, su último disco bañado de pop que invitó a bailar con temas nuevos y algunos clásicos para cantar bien fuerte como “If I Ever Feel Better” y “Trying to be cool”.

En la transición hacia Fatboy Slim el líder de Phoenix, Thomas Mars, dio rienda suelta al desenfreno que mostró durante toda su actuación de más de quince temas. Cantó desde el piso y rompiendo protocolos se arrojó a la multitud cantando “Armistice”. Hizo lo propio con “Fior di late” en un fino equilibrio de la baranda de contención del público. Invitando a bailar con “Ti Amo Di Piu” llevó el clima de rave a lo más alto y arengado por la gente se lanzó a la multitud que lo levantó en andas trasladándolo unos treinta metros lejos del escenario. Así, sostenido en el aire por la marea humana fomentó el baile con su micrófono de cable rojo entre los dientes y en el bolsillo del pantalón.

La transición fue inmejorable para Norman Cook, más conocido como Fatboy Slim. El menú exquisito: Pirotecnia musical en una velada heterogénea que se permitió todas las licencias en su máxima de convertir el predio en una mega rave. El DJ británico referente y pionero en el bigbeat, popular género en los 90 en Europa y más tarde en esta parte del mundo, promovió el baile poniéndose él mismo al frente de una nave que levantó vuelo con el combustible del ritmo y que volvió a aterrizar entrada la madrugada cuando el celular ya marcaba que era lunes y el fin de semana era historia.

 

En el balance general de estos días una revelación y una despedida. Como positivo habrá que estar atento a Mexrrisey que dejó sorprendido al público argentino. El proyecto mexicano propuso el sábado un homenaje al líder de The Smiths Morrissey reinventando sus canciones y mezclándolas con la música tradicional mexicana.

En el otro extremo, la despedida de Utopians. La banda brindó su último show de su historia con un repertorio donde desplegó su máxima intensidad eléctrica con Juan Manuel Segovia, esposo de la cantante y líder Barbi Recanati en reemplazo de Gustavo Fiocci, expulsado de la banda luego de denuncias de abuso sexual.

El Personal Fest 2017 volvió a demostrar este fin de semana porque es el festival de música más importante del país. Convertido en un clásico para el público argentino reunió en dos jornadas a unas 50 mil personas en el Club Ciudad de Buenos Aires. Pero además, más de 1 millón siguieron en directo, a través de las plataformas online, lo que fue aconteciendo en cada escenario, a través de las más de doce horas diarias de música ininterrumpida.

Crónica de la primera jornada:

Jack Johnson se destacó en el Personal Fest