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Familiares de policía asesinado se movilizaron a Tribunales

Por Gina Verona Muzzio.- Jorge Currier se encontraba haciendo adicionales en el boliche Yamper el 23 de junio pasado cuando fue baleado. Falleció pocas horas después del incidente. Su familia y amigos estuvieron acompañados por integrantes de Apropol, quienes además denunciaron precarización laboral en las fuerzas.


Familiares y amigos de Jorge Andrés Currier, un joven policía fallecido el 23 de junio pasado tras ser baleado en la puerta del boliche Yamper, se manifestaron esta mañana en la puerta de los Tribunales provinciales. Acompañados por integrantes de Apropol y su secretario general, Alberto Martínez, pidieron justicia y se acercaron al Juzgado de Instrucción 6ª, a cargo de la Dra. Raquel Cosgaya, para interiorizarse sobre el estado de la causa. Fueron recibidos por la jueza, quien prometió reunirse con ellos el próximo lunes.

“Queremos que le den una muy buena condena a los culpables y pedir por los derechos humanos de los policías. Acá hubo una muerte que no tendría que haber sido y los derechos humanos para los policías no existen”, afirmó Carina Romero, esposa de Currier, quien al momento de su muerte se encontraba haciendo adicionales en el boliche de zona sur, uno de los más conocidos en el ambiente de la cumbia.

En este sentido, tanto los familiares del oficial asesinado como los representantes de Apropol denunciaron las “pésimas condiciones de trabajo” que sufren los policías, al tiempo que consideraron que la víctima “cobraba una miseria” y que los integrantes de la fuerza policial “son bastardeados desde el Estado”.

“El chico era un ejemplo de laburo, dejó un hijo, una familia constituida, no tenía casa propia… Hay miles de tipos en la policía que son así y no tienen contención del Estado, hay mucha precarización laboral”, expresó Martínez, titular de Apropol. A lo que la viuda del joven asesinado agregó: “Son los únicos que dan la cara ante los políticos y la sociedad y son los que menos derechos tienen”.

La noche del asesinato

Jorge Andrés Currier era un oficial de policía de 24 años que trabajaba por las noches haciendo adicionales en el boliche Yamper, de Ovidio Lagos al 4500. La madrugada del 23 de junio le pidieron que identificara a una persona que se encontraba armada. Se acercó junto a un compañero al lugar donde estaba el sospechoso y tras un forcejeo recibió un balazo, que ingresó por el hombro izquierdo y se alojó en su cabeza, causándole muerte cerebral.

El joven policía se comunicaba durante las noches con su esposa para darle tranquilidad y anticiparle su regreso. Esa madrugada, Carina recibió un mensaje a las 4.10 y nunca  imaginó que sería el último. Minutos después, se enteró que su marido estaba herido e internado en grave estado.

Currier falleció ese mismo día y su familia decidió donar sus órganos. “Era un chico muy sano, quisimos donar los órganos para dar vida a otras personas”, contó acongojada su mamá, María Angélica Ponce.

“Nosotros no tenemos información sobre el estado en que está la causa. Hay cinco detenidos por el hecho, que por ahora están presos y esperemos que sigan detenidos”, indicó la esposa de la víctima.

En principio, la causa era investigada por el Juzgado de Instrucción 4ª, a cargo del Dr. Luis María Caterina. Sin embargo, el principal imputado, identificado como Brian L. (22) tenía otras causas en el Juzgado de Instrucción 6ª, por lo que el caso fue derivado allí.

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