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Familia padeció odisea por una secuestro virtual

Un hombre llamó a un matrimonio de la zona norte y dijo que tenía a su hijo cautivo.


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Una familia de zona norte pasó anteayer la peor tarde de su vida luego de que una banda de estafadores los convencieran de que dos de sus miembros estaban secuestrados y los hicieran recorrer, no sólo la ciudad, sino además emprender un viaje hacia la provincia de Córdoba y prepararse para partir hacia la ciudad de Santa Fe para pagar un rescate. Los falsos captores exigían que las víctimas entregaran 20 mil pesos en Córdoba; un plasma y dinero en efectivo en la capital provincial; y cargas virtuales por un total de 200 pesos para un número con característica cordobesa. Luego de casi cuatro horas de tensión, la sección Seguridad Personal de la Unidad Regional II logró desenmascarar el ardid.

Luis Alberto B. y su esposa, María Cristina, ambos de 53 años, disfrutaban anteayer de un domingo como cualquier otro mientras esperaban a la noche para que sus cinco hijos llegaran a cenar a su casa, ubicada en inmediaciones de Junín e Iguazú, de la zona norte.  “A las 18.45, María Cristina atendió el teléfono y una voz le avisó que un familiar suyo había tenido un accidente. En la desesperación, a la mujer se le escapó el nombre de Dante, uno de sus hijos, de 22 años. La persona del otro lado de la línea no la dejó reaccionar y agregó una nueva mala noticia: «Sí, es Dante, pero no tuvo un accidente; lo tenemos secuestrado. Si lo querés volver a ver depositá 20 mil pesos en el Pago Fácil del Hipermercado Libertad de bulevar Oroño al 6300»”, describieron los pesquisas a cargo de la caso.

De acuerdo con la investigación, el matrimonio salió de su vivienda lo más rápido que pudo y en el camino hasta la zona sudoeste hicieron recargas virtuales por un total de 200 pesos para un celular con característica de Córdoba, bajo la coacción de los supuestos secuestradores.

“Una vez que la pareja llegó al Pago Fácil indicado, los estafadores les ordenaron a cada uno que se separaran. A la mujer le dijeron que tenía que depositar la suma exigida en una cuenta de la que sólo brindaron el nombre y apellido (la identidad del supuesto destinatario no fue brindada porque se encuentra bajo secreto de sumario). A su marido lo hicieron caminar por la zona del hipermercado para encontrarse con una persona. Todo esto, sin que ellos cortaran las comunicaciones que cada uno tenía con los estafadores”, reconstruyó un alto funcionario policial, para remarcar que, en este punto, los falsos captores cometieron la equivocación de no brindar a sus víctimas un número de cuenta para depositar el monto exigido, una incongruencia que pudo haber desenmascarado el engaño en una situación común.

Luego de recorrer unos metros por el predio, Luis B. quiso volver con su esposa, pero no la encontró por ningún lado. Desesperado, el hombre buscó a un custodio que había en el lugar y le contó lo que les pasaba.

En paralelo, María Cristina recibía la orden de subirse a un taxi y viajar hasta la ciudad cordobesa de San Francisco para recuperar a su hijo. “Le dijeron: «Sólo nosotros nos vamos a comunicar con vos. Apagá el teléfono y prendelo a tal hora»”, contaron los voceros del caso. Así, María Cristina emprendió el viaje, sin animarse a contarle al taxista el motivo de su travesía, por miedo a que no la llevara.

Poco después, Luis B. llegaba a su casa acompañado de los uniformados de la sección Seguridad Personal y comprobaba que Dante estaba bien; pero su angustia creció porque un nuevo llamado lo puso al tanto de que, ahora, los captores tenían a su esposa.

“Se montó un centro de operaciones en la casa de las víctimas. Comisiones de uniformados se apostaron en la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno para chequear si la mujer había sacado pasaje hacia la provincia de Córdoba o hacia la ciudad de Santa Fe, porque en la nueva comunicación con Luis, los falsos secuestradores ordenaron que el hombre llevara a la cancha de Unión un plasma junto a una suma de dinero no especificada. También se emitió un alerta a la Policía de la Unidad Regional I para que hiciera controles en los ómnibus de larga distancia en busca de la mujer”, señaló, en diálogo con El Ciudadano, Mariel Arévalo, titular de la Sección Seguridad Personal.

“Se vivieron horas de tensión y mucha angustia. Alrededor de las 21, pudimos hablar con María Cristina. Uno de los integrantes de la sección se identificó como policía y, antes de que la mujer le corte, le pasó con su hijo Dante para que se quedara tranquila”, continuó Arévalo.

Tras hablar con su hijo y luego de recorrer 100 kilómetros de los 283 que separan Rosario de San Francisco, María Cristina ordenó al taxista que emprendieran el regreso cuando se encontraban a la altura de la localidad santafesina de Las Parejas sin hacer caso a las amenazas de los falsos secuestradores, quienes le ordenaban que continuara su camino rumbo a Córdoba.

“Pasadas las 22 (de anteayer), una comisión policial junto a uno de sus hijos recibieron a la mujer para llevarla hasta su casa”, agregó Arévalo. El reencuentro se produjo a la altura de la localidad de Funes de la autopista Rosario-Córdoba.

La titular de Seguridad Personal remarcó que, en casos como estos, siempre hay que conservar la calma e intentar dar con el paradero de la persona que supuestamente está privada de su libertad.

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