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Familia de locutor hallado muerto en un aljibe en 2009 acusa a uniformado

El hombre salía con un integrante de una fuerza de seguridad, rompió la relación y sufrió amenazas. Su hermana denunció irregularidades en la investigación del caso. El cuerpo de Gabriel Insaurralde, que trabajaba en Radio general Urquiza, apareció ocho días después de su desaparición


La familia de un locutor que fue hallado asesinado dentro de un aljibe en la ciudad entrerriana de Paraná hace 10 años, hecho por el que no hay ningún detenido, sospecha que el homicidio fue cometido por un miembro de una fuerza de seguridad y denuncia que a lo largo de la investigación se extraviaron pruebas que impidieron el avance de la causa.

María Elena Insaurralde (51), hermana melliza de Gabriel Insaurralde, cuyo cuerpo fue encontrado el 26 de octubre de 2009, ocho días después de su desaparición, dialogó con Télam al cumplirse este sábado una década del hallazgo y contó que desde “el momento uno siempre” estuvo “al lado de la causa”.

La mujer relató que el único indicio que existe en el expediente acerca de algún sospechoso de haber cometido el crimen se debe a la declaración en 2017 de un compañero de la radio donde la víctima se desempeñaba como locutor.

De acuerdo con lo que atestiguó el hombre, Insaurralde le contó que había estado en pareja con un integrante de una fuerza de seguridad, mayor que él, y que había terminado la relación porque esa persona no había dejado a su familia.

Posteriormente, comenzó a salir con un hombre más joven y al poco tiempo empezó a recibir amenazas: en los días previos a su desaparición, el locutor le manifestó a su compañero que estaba asustado y que había advertido como lo seguía un auto negro con vidrios polarizados.

Esos signos de preocupación María Elena pudo advertirlos con el paso del tiempo, ya que su hermano “en una reja de la casa había tapado todo el frente con una tela mediasombra para que no vean para adentro”, y agregó que un día le pidió prestado un perro raza pastor inglés, lo que la sorprendió, ya que él tenía otros dos canes.

La mujer también contó que tuvo acceso al expediente solamente en 2015, y que allí pudo dar cuenta de la cantidad de pruebas que se perdieron, ya que, entre otras cosas, había sido borrado el disco rígido de la computadora de la víctima y tampoco fue hallada actividad en su cuenta de Facebook y correo electrónico.

Asimismo, tampoco fueron debidamente conservados exámenes toxicológicos ni muestras de ADN que pudieran determinar un perfil genético distinto a la víctima y así poder avanzar en la búsqueda del asesino.

En ese sentido, María Elena señaló que el mes pasado se reunió con el perito forense de la causa, al que pidió que se extrajeran muestras de las uñas de su hermano, que permanecían en formol.

Sin embargo, debido a la manipulación a la que fueron sometidas y la mala conservación durante tantos años, se tornó prácticamente imposible hallar material genético de un tercero, por lo que “no se podrá saber nunca si tuvo signos de defensa”, indicó la hermana de la víctima.

En cuanto a la mecánica de la muerte, si bien en un principio se estableció que se debió a una asfixia por estrangulamiento, en agosto de este año un médico forense explicó que al encontrarse restos de vegetación en las paredes del estómago del locutor, la víctima todavía estaba viva cuando fue arrojada al aljibe y allí realizó las últimas inspiraciones.

Sobre su hermano, María Elena dijo que era una “persona respetuosa, trabajadora, no molestaba a nadie, nunca hablaba mal de nadie”.

“Siempre te hacía reír, siempre me acuerdo de sus carcajadas, de su alegría, transmitía esa energía hermosa, y hasta hoy lo recuerdan los oyentes de la radio. Me sacaron una persona de oro, inigualable, intachable”, destacó.

El locutor, quien trabajaba en LT 14 Radio General Urquiza, de Paraná, estaba desaparecido desde el 18 de octubre de 2009 y el 26 de octubre de ese año fue encontrado muerto en un aljibe abandonado, situado a 200 metros de la casa que habitaba en el sector sudeste de la capital entrerriana.

El cadáver estaba en un avanzado estado de descomposición, a unos seis metros de profundidad y fue extraído del pozo por bomberos.

El locutor había sido visto por última vez ocho días antes, luego de una reunión con amigos que mantuvo en su casa y desde entonces dejó de concurrir a su trabajo en la radio, donde estaba a cargo del turno trasnoche, por lo que se denunció su desaparición y se inició su búsqueda.

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