Política

Dolor en la militancia

Falleció el histórico militante Sergio Schilmann

La noticia se conoció este martes por la tarde. Había empezado su camino en la militancia política en la Juventud Comunista en años setenta, su secuestro en manos de la dictadura fue caso testigo para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)


Este martes por la tarde se dio a conocer la noticia del fallecimiento de Sergio Schilmann, histórico militante del Partido Comunista Argentino. Su vida siempre estuvo unida a la militancia política, a la que sumó cuando tenía 15 años y era un estudiante secundario en la Escuela Superior de Comercio de la ciudad.

La noche del 22 de agosto de 1979 marcó un punto de inflexión: Schilmann fue secuestrado por la patota de Feced cerca de su casa. Por entonces, tenía 25 años. Su caso puso de relieve la complicidad judicial con el genocidio que se llevó adelante en Argentina entre 1976 y 1983: mientras era torturado en el ex Servicio de Informaciones (Dorrego y Santa Fe), los represores lo llevaron a prestar declaración indagatoria ante el juez federal Ramón Carrillo Ávila, José Rubén “Ciego” Lo Fiego lo amenazó para que no dijera nada pero Schilmann las denunció y le exhibió al juez las marcas en su cuerpo. El juez le respondió que esa denuncia la tomarían después porque estaba siendo juzgado por su actividad política que en aquel entonces estaba prohibida. Acto seguido, lo devolvió al Servicio de Informaciones donde continuó siendo torturado. Más tarde, cuando estuviera internado en un sanatorio, el militante contaría 242 marcas de picana eléctrica en el torso y el rostro.

Su secuestro tomó por aquellos días una dimensión pública muy grande, con movilizaciones de sus compañeros de partido y gestiones de su papá ante la inminente llegada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH- a la Argentina. El 28 de agosto de 1979 Schilmann fue liberado y volvió a su casa. Ahí lo revisó un médico y fue internado en el Sanatorio CAMI de avenida Pellegrini y Corrientes. Pasó varios días en terapia intensiva por el deterioro corporal que había sufrido a causa de los golpes y torturas.

Luego de su internación fue entrevistado por la CIDH y pasó a vivir intermitentemente y de forma clandestina en casas de personas que lo alojaron para evitar un posible secuestro. Fue caso testigo de la CIDH en su informe sobre “La situación de los derechos humanos en Argentina” emitido el 11 de abril de 1980. Se presentó como “arresto arbitrario, malos tratos y torturas”.

Schilmann nunca dejó de militar de forma orgánica. Y, una vez terminada la dictadura, tuvo la oportunidad de conocer Berlín y Moscú en distintos eventos y actividades que reunían a militantes de todo el mundo y conocer de cerca la experiencia soviética.

En 2019 declaró por su secuestro en la megacausa Feced, donde el Tribunal dictó penas de prisión perpetua para José Rubén Lofiego, Mario Alfredo Marcote, Carlos Antonio Scortechini, Ramón Rito Vergara, Ramón Telmo Alcides Ibarra y Ernesto Vallejo; 22 años de prisión para Héctor Gianola y Eduardo Dugour; 18 años para Julio Fermoselle y 16 años para Lucio César Nast.

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