Policiales

Encargos tercerizados

Fabio Giménez, de cañero a gerenciador de tiratiros: otra vez en la mira por extorsiones y un crimen

Purga condena por robo calificado y sumó una tercera imputación por delitos cometidos con el teléfono desde su celda. Por segunda vez, cayó una mujer con la que tiene un vínculo sentimental y a la que daba órdenes desde su encierro


Samanta Vilches, detenida a la salida de la penitenciaría de Coronda. Foto: AIC.

Fabio Alejandro Giménez es un recluso que a comienzos de 2021 cumplía los últimos tramos de una condena por robo calificado en la Unidad Penitenciaria N°3, de Zeballos y Riccheri. En mayo de ese año, su nombre surgió en al menos dos investigaciones de resonancia como una especie de reclutador de mano de obra para llevar a cabo homicidios por encargo. Uno de ellos fue el de Nicolás “Fino” Ocampo, ligado a la asociación ilícita atribuida a Esteban Alvarado y acribillado en abril de 2021. El otro no llegó a concretarse. Es el caso que tiene imputado al oscuro empresario de suplementos dietarios Lucas Farruggia, preso por contratar a Giménez para que sus tiratiros borraran del mapa a un ex socio devenido competidor en ese rubro comercial, un plan que quedó frustrado.

“No puedo creer que esto forme parte de la realidad y no sea una invención cinematográfica”, había dicho el juez Román Lanzón hace un año cuando se ventiló esa “empresa de sicarios” gerenciada desde la cárcel y con mano de obra tercerizada en la calle.

Doscientos setenta mil pesos para matar a Nicolás “Fino” Ocampo

Hay un nuevo guion en esta trama que parece de novela negra. Otra vez, reclusos que ordenan atentados y homicidios. Y un protagonista reincidente. Giménez será imputado de nuevo, ahora por ordenar una saga de extorsiones a comerciantes de Villa Gobernador Gálvez y el sur de Rosario, que data de enero y febrero, además de un crimen, según la investigación que lleva adelante el fiscal de la Unidad de Balaceras Pablo Socca.

El funcionario del Ministerio Público de la Acusación (MPA) brindó una conferencia de prensa en relación a la detención de Samanta Vilches, de 33 años y actual pareja de Giménez, que “religiosamente” lo visitaba, esta vez en el penal de Coronda.

La detención de la mujer la llevó a cabo este jueves la División de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) al cabo de un seguimiento. Por lo mismo, hubo allanamientos en Spiro al 300 bis, Montevideo al 3200, Misiones al 2100, Alsina al 5300, Estudiante Aguilar al 7700; Ayacucho al 4000, Paraguay al 200 de Puerto General San Martín, Chubut al 1300 y Suipacha al 1400 de Villa Gobernador Gálvez. Los pesquisas secuestraron celulares, municiones, armas y documentación.

Vilches está sospechada de ser la encargada de llevar a cabo las órdenes que Giménez le daba en las visitas y además le completaba por Whatsapp. Otras personas vinculadas a la mujer fueron allanadas y están con pedido de captura. Entre los buscados hay un taxista, dijo el fiscal Socca.

Aunque no se revelaron casos puntuales, trascendió que los mafiosos llegaron a pedir hasta tres millones de pesos para no balear a los locales que anotaban como blanco de las extorsiones.

No sólo extorsiones

Socca reveló que la pareja podría ser imputada por haber organizado el crimen de Verónica Almada, muerta en su casa de Urquiza al 6000, barrio Ludueña, el pasado 18 de febrero. Ese día, al menos cuatro personas encapuchadas que se movilizaban en un auto color rojo pasaron por el frente del domicilio y gatillaron unas 20 veces.

El investigador aportó algunos datos de ese asesinato: “Verónica era la hermana de Jonathan Almada, un integrante –en el mismo escalafón– de la banda de Mauro Gerez (detenido este jueves) y del fallecido Cristian “Larva” Fernández”, ambos sindicados como cabecillas de una banda que tiene a maltraer a Ludueña y Empalme Graneros.

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“Alguien habría encargado o tercerizado el trabajo de matar a Jonathan, le erraron y mataron a la hermana”, estimó Socca.

La trama es similarm, aunque con uno de los protagonistas cambiado, a lo que fue develada en mayo del año pasado. Entonces, fue arrestada la anterior pareja de Giménez, Joana Bernal, por el asesinato de Nicolás “Fino” Ocampo, cometido el 16 de abril previo en Ocampo al 6600. Ocampo había sido condenado como miembro de la asociación ilícita que, según el MPA, lidera Esteban Lindor Alvarado.

Para la acusación, Giménez “acordó con personas no identificadas (los que encargaron el homicidio) el precio que se pagaría por la ejecución del crimen: 270 mil pesos más la moto y el arma usadas”. Por el caso están imputados Giménez, Bernal como aportante de logística y Uriel Reynoso, el conductor de la moto. También Brian Josué González, el presunto matador.

 

Eliminar a competidor de suplementos nutricionales

Por esos días también se ventiló el caso de Lucas Farruggia, dueño de un laboratorio rosarino, Nutrilab, acusado de pagar 500 mil pesos para asesinar a un competidor comercial, Mauricio L., de quien había sido socio. Los pormenores de ese plan criminal se conocieron gracias a la intervención del teléfono de Giménez ordenada por la Justicia Federal de Rosario en una causa por drogas.

Según la investigación de los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, Giménez fue contactado por el empleado de una empresa de catering, Germán Ponce, quien actuó como intermediario de Farruggia. A Mauricio L. le dispararon tres balazos el 21 de abril en su empresa, pero salió ileso. Minutos después, detuvieron al imputado Reynoso, quien se cree que cinco días antes manejaba la moto desde la que fue asesinado Ocampo.

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El segundo intento de matar al competidor de Farruggia estaba encargado para el 10 de mayo siguiente por la mañana. De nuevo, y a partir de las mismas escuchas de la Justicia federal, los pesquisas intervinieron y frustraron el ataque.

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