El Hincha

Entrevista

Ezequiel Fernández Moores: “La aventura de Bielsa en la Premier ya arrancó con su impronta”

Antes de conocer el resultado del choque Liverpool-Leeds, el ya legendario periodista, autor de la biografía de Ringo Bonavena, habla del DT rosarino, del reciente affaire de Messi con el Barsa, de la pícara salida de Maradona del mismo club allá por los años 80 y del negocio global del fútbol


Ezequiel Fernández Moores empezó a trabajar como periodista deportivo en la cobertura de Argentina 78. Y recién once mundiales y miles de crónicas después, para la cita de Rusia en 2018, aceptó tener un teléfono móvil. Anécdota que lo pinta de cuerpo entero. Tiene una cuenta de Twitter (@diganmeringo) que le creó su sobrina, pero no es un protagonista de las redes sociales y prefiere el tiempo para la reflexión y la buena prosa. Cultor del perfil bajo pese a haber sido galardonado con un Konex o colaborar con medios de comunicación de todo el mundo, y ser el autor entre otros libros de la biografía de Ringo Bonavena, charló con Vale Doble (Radio UNR, sábados de 9 a 11) poco antes del estreno del Leeds en la Premier. Habló sobre Bielsa y regaló algunas otras postales sobre el presente del fútbol y el deporte.

-Juegan el Liverpool de Klopp con el Leeds de Bielsa. ¿Con qué otros ejemplos históricos podemos asimilarlo en esto de que un cuadro sea más reconocido por su técnico que por sus propios jugadores? Pienso en la época del Estudiantes de Bilardo, el Huracán de Menotti; no hay tantos.

-Son equipos de autor. Y es verdad, pasa poco. Con Messi podría haber pasado un fenómeno parecido. Si se iba a la Premier, al City, hubiera habido gente que se hubiera hecho seguidora del City por él, sin importar la historia de ese equipo. Con Bielsa pasa algo similar. Uno ha seguido las campañas del Bilbao, del Olympique de Marsella y ahora comienza una nueva aventura con este Leeds, después de 16 de no estar en la Premier.

-Y le toca debutar con un partido a la altura de la expectativa…

-Hace unos meses, cuando ascendió el Leeds, con mi amigo y colega Ale Wall decíamos qué partido nos gustaría ir a ver a Inglaterra. Y nombrábamos justo este, con el Liverpool. En la previa es un partido electrizante. Después, ya sabemos, a la previa se la come lo que sucede en la realidad. Pero promete ser un partido de ida y vuelta, con dos tipos que les gusta la pelota, pero que a la vez juegan vertical. Entonces uno imagina un partidazo. Con claro favoritismo, a priori, para el Liverpool.

-¿Qué pensás que puede pasar con la aventura de Bielsa en la Premier?

-Y… Bielsa es Bielsa. Si vos te ponés a pensar que, a sólo 24 horas de debutar, Leeds pudo anunciar oficialmente que seguirá siendo el técnico del club por un año –y ojo que no estamos hablando de la temporada que viene, sino de la que empieza hoy– te da la pauta de la seriedad con que toma todo y a la vez lo impredecible que es Bielsa. No quiso firmar el contrato hasta que no encontró lo que exigía. El club le pedía dos temporadas y él firmó por una. Esto no es habitual en la Premier League. Esto ya te está anunciando su impronta. Viene de dos temporadas en el ascenso. Una en la que casi sube y otra en la que subió. Y ahora creo que será distinto. Porque hay equipos en los papeles superiores, o más roce. Veremos entonces, si se da que haya más derrotas que victorias, cómo convive un equipo de Bielsa con esa realidad.

-Entre quienes esta semana especularon qué podía pasar, hubo quienes recordaron al Leicester. ¿Se puede ganar hoy la Premier sin tantos millones?

-Igual, “sin tantos millones” es relativo, porque fíjate que el Leeds se reforzó con un goleador de la selección de España, como Rodrigo. Le compró un muy buen zaguero al Friburgo alemán. Está negociando a De Paul con el Sevilla, volante de la selección argentina, por más de 35 millones de euros. Tiene menos dinero que otros, sí, pero en el fútbol más rico del mundo. Es una liga superpoderosa, con un apoyo multimillonario de la televisión, que este año será más acotado por la pandemia, pero que duplica al presupuesto de la Liga de España, por ejemplo.

-Hablás de la Liga Española y no podemos no hablar de Messi. ¿Podemos decir, exagerando un poco, que quedó preso en Barcelona?

-Digamos que preso como puede estar una persona que gana 100 millones de euros al año, del que quedará la mitad de eso, porque al resto se lo queda el fisco. Por eso posiblemente la palabra sea fuerte, pero la realidad es que él se quiso ir. Y no fue un capricho. Porque uno ve que él tiene un contrato y la justicia diría probablemente que ese contrato sigue vigente, cuando Messi entendía que no, por eso se quería ir. Y él interpretó, con sus abogados, que se podía ir. Pero hace veinte años que está en el club. No fue el caso de Neymar. Messi le cambió la historia al Barcelona. Ganó 34 títulos. Me resultó fuerte que un jugador que hizo todo lo que Meesi hizo por el Barsa, cuando dijo: “Muchachos, necesito un cambio de aire”, el club no le haya respondido siquiera: “Sentémonos a ver el tema”. La única respuesta del Fútbol Club Barcelona fue 700 millones o nada. Y sabían que al juicio podían perderlo, pero también fueron conscientes de que si Lío les iniciaba la demanda, ningún otro se habría animado a contratarlo, porque tendría que tener previsto los 700 millones de euros por si el juicio se perdía. ¿Quién puede destinar esa suma a una movida así?

-Tenés casi cuarenta años en la profesión y conocés de esto como pocos. ¿Puede ser que haya una esencia catalana en lo que pasó a Messi? No es el primer ídolo que tiene conflicto con el club. Ya le pasó a Maradona, Cruyff, a Romario, entre otros.

-Vos fijate que esos jugadores, por una u otra razón, terminaron así por su personalidad fuerte. No es el caso de Messi. Romario, por ejemplo, tuvo problemas en todos los clubes por los que pasó, no era fácil de carácter. Diego, ni hablar. A mí una fuente me contó cómo fue la maniobra de Maradona para irse del Barcelona, cuando vio que ahí no tenía más espacio, cuando también estaba casi quebrada su empresa (“Maradona Producciones”), después de la lesión severa que había tenido, por la cual había tenido que cancelar muchos contratos. Casi que había que provocar una venta que genere nuevos ingresos. Y hasta se hicieron pasar por el presidente de Barcelona para poder irse. Otros tiempos, claro, era 1984.

-¿Querés contar esa anécdota? Te la leí hace un tiempo y es buenísima.

-Había que destrabar la negativa del presidente de entonces del Barcelona, José Luis Nuñez. Él no creía que hubiera oferta y quería tener una charla mano a mano con el presidente del Nápoli, Corrado Ferlaino. En ese época, para eso, había que lograr una comunicación telefónica.

-Claro, no había Zoom, ni videollamada.

-No, por supuesto. Y entonces, el manager de Diego, Jorge Citerzpyller, estaba ahí en su casa en Barcelona y le pide a un amigo de él, otro representante de jugadores, José María Minguella, que haga de Núñez. Entonces lo llama al presidente del Nápoli y le pasa el teléfono con este otro, que hizo de imitador. “Le paso con el titular del Fútbol Club Barcelona”, le dijo. Y así empezó a destrabarse la negociación, con un falso presidente del Barsa. Que terminó posibilitando la salida de Maradona.

-¿Algo de esa picardía le faltó al padre de Messi?

-Ja! La verdad, no sé cuánto habrá influido, pero es complejo que tu papá sea el representante, mucho más allá de Messi.

-Ayer Hernán Crespo dijo esto mismo.

-Y es que vos mirás “Futbol Leaks” y te das cuenta que los manager de los jugadores en muchos casos se llevan más que los protagonistas del juego. Hacen fortunas y uno tiene que pensar que inevitablemente, si ganan tanto, es porque hoy son parte del negocio. Con esto no quiero decir que sean imprescindibles para el fútbol, porque me resulta muy turbio, aunque no se pueda generalizar. Pero es verdad que en el caso de Messi, con esto de que todo quede en casa con su padre como representante, se juegan probablemente también relaciones de otro tipo, más humanas. Entre un padre y un hijo, ¿quién manda? ¿cómo se toman las decisiones? Quizás un agente con más paño, no sé si haciendo la de Cyterzpiller, pero podría haber tomado otro rumbo la historia. Pero acá no hubo dos o tres reuniones, o como pasa a veces “una telenovela” del pase de Messi. No la hubo. En una reunión se terminó todo. Me sorprendió que un caso tan poderoso como el del mejor jugador del mundo cambiara en pocas horas, con un jugador que hace veinte años está en el club y pensó en irse.

-Publicaste “Juego, luego existo”, que es una compilación fantástica de crónicas que mezclan deporte con historia, economía y un montón de datos. Sos además el autor de la biografía de Bonavena. Contale a quienes no fueron contemporáneos de él, por qué la historia de Ringo merecía un libro.

-Quiero recordar primero que Alejandro Wall, colega y amigo, fue clave para ese libro que nombrás. En “Juego, luego existo”, hay más de 5 mil crónicas compiladas de una forma fantásticas para que entre todo. Con respecto a Bonavena, fijate la particularidad de que no fue campeón mundial de boxeo, en una época que Argentina tenía varios. Y en esos tiempos había menos organizaciones de boxeo, menos títulos. Y lo conocíamos a todos. Así como nos acordábamos de memoria las formaciones de los cuadros de fútbol, que duraban varios años repitiendo equipo, también sabíamos los nombres de cada boxeador campeón. Estaban Monzón, Galíndez, Locche. Y aparecía Ringo, que le ganó en popularidad a todos. Porque era mediático, en una época en la que ese concepto todavía no existía. Vendía muy bien sus peleas y era carismático. Al entrenamiento de un rival el día anterior a la pelea, por ahí se mandaba con un fotógrafo del diario Crónica, que los domingos vendía 600 mil ejemplares. Y le llevaba un papel higiénico al tipo con el que iba a pelear. Y le decía: “Tomá, que lo vas a necesitar mañana”. O le llevaba flores y le decía: “Te las dejo ya para tu entierro”. Era muy guapo arriba del ring y en el Madison Square Garden en el año 70, cuando peleó con Muhammad Alí, hizo 90 puntos de rating, un récord absoluto. Además, murió a los 33 años asesinado por un mafioso en la puerta del prostíbulo más grande del mundo. Todo un combo que hace de la vida de Ringo Bonavena una historia que valía la pena contar, claro.

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