El narco peruano Raúl Martín Maylli Rivera, al que todos llamaban “Dumbo“, fue extraditado este miércoles a la Argentina desde Perú, donde fue apresado en octubre del año pasado tras permancer prófugo de la Justicia argentina durante casi un año y medio. Era el líder de una poderosa banda que operaba en el barrio Padre Mugica de Villa Lugano y en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores porteño.
Maylli Rivera vivía en Perú desde comienzos de 2022. Allí se las había ingeniado para que el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil del Perú firmara su certificado de defunción por covid-19: una falsa muerte ocurrida a las 8 del 25 de enero de 2022 en San Juan de Lurigancho, Lima, que firmó un médico cirujano. Y hasta hizo colocar una lápida con su apodo en la tumba de su madre, en el cementerio porteño de Flores. “¡Dumbo! Fuiste un hermano genial, te recordaremos por siempre tus hermanos y sobrinos”, rezaba el rectángulo de granito.
Con el documento apócrifo de su deceso, el abogado de “Dumbo”, Raúl Chávez Montoya, se presentó el 2 de marzo siguiente en el Jugado federal 11 de Buenos Aires, en Comodoro Py, para pedir que se cerrara la causa por narcotráfico contra su cliente. Pero el ardid no dio resultado. El juez Julián Ercolini pidió a las autoridades peruanas información sobre su lugar de entierro y otras precisiones, que no fueron respondidas. Además, los investigadores se extrañaron de que en las redes sociales sus allegados no expresaran pesar por su partida. Era raro. Y los informantes de la policía en la villa 1-11-14 coincidían en que estaba vivo y continuaba manejando el negocio a distancia, desde Perú.
Antes incluso de fingir su muerte, “Dumbo” se había procurado un DNI boliviano a nombre de Jesús Gúzman Guerrera. Se dejó crecer la barba y los bigotes. Y el pelo, hasta taparle las orejas, cuyo tamaño le hizo ganar el apodo.
Cómo lo detuvieron
El narco fue detenido en un operativo conjunto de la Policía peruana y argentina en octubre de 2022 tras un complejo seguimiento a partir del rastreo de movimientos de sus allegados en internet.
Personal de la División Operaciones Área Metropolitana Oeste de Drogas Peligrosas de la PFA siguió a una persona del entorno de “Dumbo”. Uno de los investigadores viajó por Aerolíneas Argentina hasta el aeropuerto de Lima, donde lo esperaban tres policías peruanos. Tenían el dato de que en ese lugar, el 28 de octubre, estaría esperando otro vuelo Daisy Alvarado, cuñada del narco.
Los agentes siguieron a la mujer hasta Caja de Agua, en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho, de donde son oriundos la mayoría de los narcos detenidos en la Argentina. En un restaurant, Daisy Alvarado cenó con otras personas, pero no pudieron en ese momento identificarlas. Los policías siguieron al grupo cuando partió en un auto, y le cerraron el paso en el parque San Silvestre. Uno de los pasajeros era Maylli Rivera, quien terminó aceptando ser el buscado luego de presentar el documento falso boliviano.
A partir de entonces, se inició el pedido de extradición. A fines de septiembre último, la Secretaría General del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Perú la firmó en la “resolución suprema” 180/2023.
El tiroteo viralizado que lo puso bajo la lupa
“Dumbo” no era un narco de alto vuelo en Buenos Aires, al menos para los registros policiales. Pero un conflicto lo puso en la mira. Fue un tiroteo desatado el 18 de mayo de 2021 con otra banda del barrio Mugica, en Villa Lugano, que se dedicaba a robar a sus clientes. El detonante fue el hurto de un celular, y el peruano decidió que había que dar una lección. Varios vecinos filmaron con sus celulares la secuencia, y los videos se hicieron virales en las redes sociales. Para ese entonces, Maylli Rivera y su banda se habían instalado en la “Platea 11” del barrio, un complejo de 780 viviendas.
Ante la repercusión mediática del enfrentamiento, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires realizó 44 allanamientos en barrio Mugica, pero no encontraron a “Dumbo”.
El narco, ya expuesto, partió entonces junto a su familia a Perú, para manejar los hilos del negocio desde allá. Sin embargo, parte de su banda sí terminó detenida. Y el 11 de septiembre pasado, esos integrantes fueron condenados con penas de hasta 14 años de prisión por el Tribunal Oral Federal 8.
En ese juicio, el fiscal Marcelo Colombo expuso pruebas de complicidad policial y denunció penalmente a los agentes Gustavo Albornoz, Roberto Aguirre, Jorge Eterovich, Maximiliano Romero y Facundo Speranza, integrantes de la brigada de la Comuna 8, por darle cobertura a la banda y ayudar a “Dumbo” a fugarse.
El líder narco peruano tenía pedido de captura nacional e internacional desde mayo de 2021, dictado por Ercolini, y el Gobierno argentino ofreció una recompesa de 5 millones de pesos por su paradero. El juez lo considera “jefe de una organización destinada principalmente a la distribución y comercialización de sustancias estupefacientes, con dominio territorial en un sector del barrio Padre Mugica, en particular la zona de Platea 11, en el sector central del contiguo asentamiento Bermejo del barrio de Villa Lugano y en la villa 1-11-14“.
Para el magistrado fue un desprendimiento de la organización liderada por el capo narco peruano Marcos Estrada González, conocido como “Marco”, y su hermano Fernando “Piti” Estrada Gonzáles. Cuando cayó detenido el primero, “Dumbo” acaparó el negocio. Ercolini considera que actuó “al menos desde noviembre de 2018 hasta su desbaratamiento el 24 de mayo del 2021”, cuando fueron detenidos 12 de sus integrantes.
Dumbo tiene antecedentes familiares. Su pádre, Anatolio Maylli Flores, era conocido como “El Viejo Cuadra” o “El Viejo Menem”. Lo detuvieron en septiembre de 2012 en la 1-11-14 y estaba señalado como uno de los hombres de la vieja banda de “Marcos”, entre los que figuraban Nelson Nike Huamanchumo o Jhon Paul Revilla Estrada. Anatolio fue condenado en 2014, estuvo en una cárcel federal entre 2013 y 2015 y fue detenido con un pedido de captura internacional de vuelta en Perú en 2016.
Satélites, vendedores y chalecos
Los integrantes de la banda de “Dumbo” ocupaban varios departamentos en la Platea 11 en los que fraccionaban la droga y guardaban las armas y el dinero. Las ventas se hacían principalmente en un pasillo en forma de “L” (cerrado al público) que queda al lado de una canchita de fútbol.
“La venta se hacía en dos turnos durante las 24 horas, los 7 días de la semana”, dijo uno de los pesquisas, para quien la banda “tenía un alto grado de organización, con la participación de los denominados satélites y marcadores que alertaban a los vendedores sobre el ingreso de policías y personas sospechosas”.
También estaban los llamados “chalecos”, que custodiaban a los principales miembros de la banda y a los vendedores. La organización les repartía comida a los marcadores y vendedores para que no abandonen sus puestos. Y hacían barricadas en las calles para impedir la circulación de vehículos.
Según el requerimiento de elevación a juicio al que fueron sometidos y condenados los integrantes de la organización, los miembros de la banda “exhibían armas de fuego y hasta hacían disparos al aire para amedrentar a los vecinos” y evitar de esa manera que sean denunciados.
“La organización llevaba un registro en cuadernos de las ventas de cocaína (“alto”), pasta base (“bajo”) y marihuana (“faso”), los gastos y la asistencia y función que desempeñaba cada miembro”, agregó un investigador.
De regreso
Dumbo viajó este miércoles como pasajero regular en el vuelo de Latam LA 2369 al aeropuerto internacional de Ezeiza, esposado y escoltado por un policía de la Superintendencia de Cooperación Policía Internacional (Interpol) y un oficial de Drogas Peligrosas de la Policía Federal argentina.
El avión aterrizó en Ezeiza a las 18.30. Maylli Rivera fue trasladado al edificio que la Superintendencia de Drogas Peligrosas, sobre la avenida Belgrano, en un operativo del que participaron brigadas del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF), el Grupo de Operaciones Motorizadas Federales (GOMF) y el Grupo de Acción Táctica (GAT), además de un helicóptero de la Superintendencia de Aviación Federal.
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